Miércoles 5 de Febrero de 2025 - 12:57 am

Carlos Drago y Luis Dorrego: “Lo encaramos desde un lugar de pares y valorando al otro”

Sociedad enero 14, 2025

El Director de la ONG Hablemos de Suicidio, Carlos Drago y el docente Luis Dorrego pasaron por "Familiarizarte" (Martes 11 hs por Zonica +) y abordaron una mirada aguda de la problemática.

Carlos Drago: “Cuando abrimos la boca, cuando nos empezamos a comunicar con otros, empezamos a sacar todo ese peso que tenemos, es decir, empezar a desembuchar de una vez por todas, tanto dolor y tortura que nos hacemos a nosotros mismos. Hay mucho mito. Es importante poder hablar con otro y que ese otro esté atento a nosotros. Es un trabajo de a dos. Hay que tener la voluntad y la fuerza para pedir ayuda, dejar eso de ´yo puedo solo´, porque no se puede solo. Necesitamos a otro, es una mentira que me la dije varias veces. Es preciso de un alma que esté caminando a tu lado y que también tenga ganas de escucharte por eso siempre digo que es de a dos. Pero pongamos por lo menos la intención de abrir la boca, de hacer un gesto hacia el otro, de pegarnos a otro, o de hablar. El no ya lo tenemos. Quien dice que tal vez cuando empecemos a hablar, el otro esté pasando lo mismo o más sufrimiento que yo. Y ahí empezar a aliviar y a sanar un poquito una herida abierta. La mayor cantidad de casos de suicidios tienen que ver con hombres. Es casi como que duplica, porque el machito no puede llorar, no se puede dar lugar para sufrir. Porque el hombre tiene que estar siempre bien”.
“En cambio la mujer puede y debe sufrir, es algo que nos meten en la cabeza. Hombres y mujeres somos iguales; el ser humano es igual. Hay que empezar de una vez por todas, hoy. No mañana ni ayer. Cada minuto que pasa vamos creciendo como personitas, a partir de ahí tenemos que empezar a dar pequeños pasos. Daremos uno y retrocederemos dos.. no importa. Empezamos y sabemos que podemos darlo y tenemos herramientas para darlo”.
Luis Dorrego: “En otro plano, en otro orden, cuando en la escuela habían casos de adicciones, la palabra es lo primero que sanaba, ya sea escrita, dibujada u oralizada. El primer paso era ese, poner el problema sobre la mesa a través de la palabra. La solución no era al ciento por ciento pero al menos se empezaba a buscar. Hay una palabra fluida en los encuentros. Quien ve cómo operan y cómo trabajan es gente hablando y compartiendo su problema con otra gente que tiene problemas similares”.
CD: “Los mitos son ideas erróneas que circulan en la comunidad y de tanto repetirlas empezamos a creerlas, de persona a persona y desde los medios de comunicación, que tienen mucho más poder hacia nosotros. A cada uno de esos mitos los podemos empezar a desmenuzar para darnos cuenta que son falsos. Los mitos como tantas otras ideas que nos colocan en nuestros pensamientos y luego nos damos cuenta que no estamos pudiendo disfrutar por toda esa carga que llevamos en el día a día. Antes de hablar sobre si quienes dicen que se van a suicidar, finalmente lo hacen, vamos a empezar a desmenuzarlo. Esa persona por algo lo está diciendo. Podemos decir rápidamente que la persona, al hacer eso pretende llamar la atención. Y eso sucede porque está sufriendo, porque la está pasando mal. Entonces es válido acercarnos y preguntar, preguntarle y preguntarnos. Además, me parece que justamente ahí es cuando podemos dar ese paso de prevención”.
“Cuando alguien nos está diciendo ´me siento mal´ o ´hay algo en mi cabeza que me esta llevando a que la salida más fácil es el suicidio´. El punto es empezar a trabajar con él o con ella, y si no nos animamos a hablar del tema, descubrir qué es lo que está pasando. Y es tanto el sufrimiento que no podemos entender si hay alguna puerta o es un cuarto donde está todo oscuro, donde no hay ninguna puerta ni ventana. Solamente sufrimiento y sufrimiento, y si hay alguna persona está allá afuera. Y el involucrado se siente solo y que no puede más con su situación. En Hablemos de Suicidio trabajamos como pares, dentro de los zooms no somos profesionales, después cada uno lleva su vida personal. Y como pares hemos atravesado esos momentos. Nos ha pasado que todas las personas que intervenimos como coordinadores y coordinadoras, el haber obtenido el mal trago de querer hacerlo. En mi caso personal, lo intenté hacer en varias oportunidades, y no voy a decir la cantidad porque no es cuestión de ´yo dos, cuatro..´, no pasa por ahí. Y no lo digo con orgullo. Son momentos muy difíciles y por diferentes temas. Nosotros no tocamos solamente el tema que está vinculado al intento de suicidio y de acción. También abordamos el maltrato, el abuso sexual. Y por eso tenemos diversos zooms, y lo encaramos desde un lugar de pares, sin dar consejos, validando al otro y sin juzgar”.
“Si vas a una guardia infartada te atienden enseguida, pero si vas con pensamientos suicidas, te dan una pastilla y te mandan a tu casa”
Ariana Villarreal comparte el profundo impacto que tuvo el suicidio de su hermano en su vida y en su familia. Hoy, a través de sus redes sociales, brinda apoyo a otras personas y lucha por mejores servicios de salud mental y la eliminación de estigmas. “El suicidio es sufrimiento, todo lo demás son prejuicios”, asegura.
En una charla honesta, Ariana Villarreal cuenta en primera persona cómo el suicidio de su hermano impactó en su vida y en la de su familia. La falta de diálogo y la desinformación en general profundizaron su dolor y la llevaron a padecer una severa depresión.
Luego de cinco años, logró superar la experiencia traumática de lo ocurrido con su hermano y se recibió de Licenciada en Acompañamiento Terapéutico para ayudar a los demás. Se autodefine como “una superviviente hablando de suicidio y salud mental responsablemente” y asegura que lo más difícil en el proceso del duelo fue que nadie, incluyendo a los médicos, le explicaron cómo continuar: “Nadie te dice que vas a sentir culpa, que vas a sentir bronca, negación, solo te dan una pastillita y te mandan a tu casa”.Sobre los mitos del suicidio, asegura que el más importante a derribar es el “no hablar del tema; no incita al suicidio, todo lo contrario: previene”.
Además, dio cifras escalofriantes: “Cada dos horas y media se suicida una persona en nuestro país, son 3955 personas al año que mueren por suicidio en Argentina”, advierte con preocupación.Una charla sin eufemismos que describe la necesidad imperiosa de priorizar la salud mental. Del suicidio sí se habla.
—¿Cómo impactó la muerte de tu hermano en vos y en tú familia?

—La muerte por suicidio es un hecho muy abrupto, es traumático y es inesperado, a partir de eso, todo lo que pasa es muy doloroso porque en nuestra familia no se habló del suicidio de mi hermano. Por ejemplo, vos hacés el duelo de manera interna y vas tratando de procesar todo lo que te va pasando, pero de manera individual, porque el suicidio tiene un componente, primero, de culpa y después el tema social, porque no se habla del tema. Cuánto menos se habla del tema menos vas a contar qué fue lo que te pasó y menos vas a poder hacer un duelo sano con todo lo que eso implica.

—¿Te acordás del día que Mati murió? ¿Cómo fue? ¿Cómo te enteraste?

—Sucede que Mati había tenido un primer intento de suicidio unos seis meses antes y estuvo internado dos meses en una clínica psiquiátrica. Después de ese tiempo, él parecía estar bien; continuó con su tratamiento psicológico y psiquiátrico. Sin embargo, el día de su cumpleaños, yo me levanté y lo saludé por WhatsApp, como se saluda a un hermano cuando cumple años. Lo felicité y le dije un montón de cosas hermosas. Él me respondió: “Gracias, estoy cansado”.

Ese día, Mati estaba yendo a su trabajo, ya que había empezado hacía dos días, y yo también iba camino al mío. Fue un proceso muy rápido, de media hora, veinte minutos, durante los cuales Mati dejó de responderme los mensajes. El último mensaje que nos mandó al grupo con mi hermana fue: “Gracias por ser mis hermanas, las amo”. Supe que algo no estaba bien. En ese lapso de media hora, veinte minutos, me llamaron del hospital Fernández para decirme que mi hermano había tenido un accidente y que tenía que ir para allá.

Yo le decía a la persona del otro lado: “Por favor, decime que mi hermano está vivo”, pero no me podían decir nada. Corrí hacia el hospital, al mismo tiempo que mi papá y mi hermana también lo hicieron, y cuando llegué, nadie tuvo que decirme nada. Mi hermano había muerto por suicidio. No fue necesario que me lo dijeran porque ya había una historia detrás, y al ver a mi papá y a mi hermana en el estado en que estaban, supe lo que había pasado.
— Llegaste al hospital y.. ¿cómo te lo comunicaron los médicos? y ¿cómo se sigue después de esa noticia?

— No me dijeron nada. Yo siempre lo cuento: me dieron una pastilla y después me fui a mi casa y empezamos a organizar el velatorio y demás. Nadie me dijo específicamente “esto fue un suicidio, te va a pasar esto, el duelo por suicidio es de esta manera”, me dieron una pastilla y me mandaron a mi casa, eso fue todo.

En el medio del proceso me descompuse, estuve muy mal, mi papá también, fue todo una situación muy confusa, mucho dolor, mucha angustia.

—Y después de eso ¿cómo se sigue?

— En ese momento no se siguió, mi vida se puso en pausa, yo estuve los siguientes dos años muy mal, estuve en una depresión muy profunda, bajé como 15 kilos, no comía, no dormía, si dormía tenía pesadillas todas las noches. Yo me tragaba el dolor porque no había con quién hablarlo, porque al no poder hablar sobre suicidio a nivel social, menos hace 9 años atrás, a quién le decía “¿qué hago con esto que me está pasando?, perdí a mi hermano ¿cómo se sigue con esto?” Nadie me explicó nada, estaba sola. Fui tragando, fui metiendo hacia adentro todo lo que me pasaba.

— ¿Con la familia tampoco se hablaba?

— No, no se habló. Mi papá hizo su duelo de manera individual, mi hermana también, yo el mío, sus amigos, su entorno, pero a nivel colectivo no se habló del tema, “no se habla de eso porque es peligroso”

— ¿Por qué creés que no se hablaba del tema? y ¿qué sería lo peligroso?

— Es que no es peligroso, es dolor y falta información. Lo que pasa es que a lo largo de nuestra vida, te habrá pasado, a mí me pasó, en el colegio, a mí nadie me enseñó de salud mental, yo no tuve una materia en la que se hablara de salud mental, a mí nadie me explicó cuando éramos chiquitos o adolescentes qué es el suicidio, qué es la ansiedad, qué es la depresión, nadie me explicó nada, entonces si vos no tenés una sociedad a la que le expliques qué es el suicidio, cuáles son los factores de riesgo, la información de la cantidad de suicidios que hay en el país. Si no le explicás a la sociedad que se puede hablar del tema, que no es mala palabra, que no incita al suicidio, todo lo contrario: previene. Si vos no lo hacés, qué hace la sociedad si vos no tenés información, juzga o lo inventa y ahí van surgiendo los mitos, los tabúes y toda la desinformación que hay al respecto.

—Contaste que tu hermano tuvo un primer intento de suicidio, y finalmente murió por uno. Desde tu experiencia, ¿cómo definís al suicidio?

— El suicidio técnicamente es el acto que comete una persona que decide dejar de vivir. Yo le agrego que es decidir dejar de vivir con dolor, porque la persona tiene un dolor adentro, un sufrimiento tan grande, es tan enorme que no podemos dimensionarlo y deciden ponerle fin a su vida para poder arrancarlo del cuerpo. Las personas que me escriben y me hablan me dicen: “Ari, yo no me quiero morir, quiero dejar de sufrir”. Esa frase es recurrente entre las personas que me escriben y que tuvieron pensamientos suicidas.

Escuchá el programa “Familiarizarte” todos los martes a las 11:00 horas por www.zonica.com.ar

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