
Carlos Ferre: “La caracteristica de Francisco es que dice y hace lo que siente”
Política febrero 7, 2019El diputado hablo en "Una Mirada Austral" sobre su labor desde Generacion Francisco.
El nombre “Generación Francisco”- tiene toda la provisoriedad que caracteriza el camino, la marcha, la peregrinación junto al pueblo peregrino. “Es una cosa que nos propusimos, básicamente, desde el comienzo del pontificado de Francisco, nos pareció que iba a provocar una movilización muy importante en todos los pueblos, que no iba a abarcar exclusivamente a los católicos, sino a los cristianos en general. Al pueblo de Dios, al pueblo que peregrina, independiente de su relación con la liturgia” explicó Carlos Ferré al respecto, sosteniendo que el presente Papa es un líder mundial confiable.
La organización tiene su origen en la reflexión de los que ven en el presente sumo pontífice el mejor exponente en la actualidad, incluyendo a los jóvenes que perciben que su generación está signada por la acción de Francisco como comienzo de nueva etapa histórica. Los mueve la creencia que las palabras y las acciones del Papa están generando algo nuevo.
El primer hito de ese proceso ocurrió al juntarse sus seguidores con motivo del primer aniversario del actual pontificado. Esta decisión se concreta en la Celebración-Encuentro realizado el 15 de marzo de 2014 en el Colegio Máximo de San Miguel, que fuera la Casa de Francisco durante veinticinco años. “Estuvo ahí tanto tiempo ocupando distintos lugares. Como rector, provincial, profesor, incluso como párroco. Acá en San Miguel lo conoce mucha gente por distintos motivos” añadió el ex-diputado.
“El principal empeño se ha centrado en encontrar los puntos de contacto que impulsen el diálogo de grupos y personas que quieran ayudar a generar una verdadera cultura del encuentro, que estén dispuestos a salir de sí mismos para llegar a las periferias existenciales, que estén convencidos que se puede recrear la política, la economía y las relaciones de la comunidad, en torno al dialogo, a la aceptación del otro, a la construcción compartida, con un pueblo que es garantía de la unidad en la diversidad y hacerlo con la alegría que produce la esperanza, porque creemos que el Reino de Dios ya está verdaderamente entre nosotros.”
La elección de Jorge Bergoglio como Pontífice de la Iglesia Católica ha producido un benéfico impacto en la misma y también en la sociedad mundial. Fue uno de los acontecimientos de mayor importancia del año 2013 y sin duda ha de ser recordado como el comienzo real del siglo XXI para el catolicismo. Antes de su elección, la Iglesia atravesaba por una situación crítica. Habían estallado contradicciones internas y su relación con el mundo era cada vez más lejana. Abroquelada en una actitud defensiva, que era alentada desde algunos sectores internos que enarbolaban la doctrina del “pocos, pero buenos”.
El acontecimiento de la elección de Francisco, sus primeros gestos y palabras, advirtieron que nos encontrábamos ante un cambio que coincidía con la vocación del catolicismo.
Desde el punto de vista intraeclesial, volvía con toda su fuerza y esplendor el Concilio Vaticano II, del que algunos querían renegar. Desde la perspectiva histórico-social recuperaba su lugar protagónico el pueblo como sujeto activo del cambio.
Nuevamente el pueblo en su concepto histórico mítico y en sus dos dimensiones: como Pueblo de Dios en marcha, figura de la Iglesia adoptada por el Concilio y el Pueblo, como sujeto histórico transformador de la realidad y superador de las categorías de clase, multitud, gente, colectivo de individuos, etc.
Esas señales llevaron a sus seguidores a interpretar que se habían dado las condiciones para un proceso de movilización mundial, el que obviamente incidiría en nuestra patria y nuestro continente en forma privilegiada.
Francisco, por su parte, convocó a una movilización que iba acompañada de una propuesta de unidad, la cual obtuvo resultados sorprendentes e inmediatos.
La velocidad y firmeza con que avanzó la unidad con la Iglesia Ortodoxa y las otras iglesias cristianas, el diálogo interreligioso con judíos y musulmanes y el cambio de actitud respecto de la relación con los no creyentes, posibilitó –entre otras cosas- la monumental convocatoria del Papa, que se materializó en la jornada de oración para pedir por la paz ante la inminente guerra en Medio Oriente, con su resultado que paralizó la intervención militar estadounidense a Siria y dio lugar a un proceso de paz en la región.
Recientemente, estos esfuerzos se vieron reforzados con un pacto entre el Papa Francisco y el Imán de Al Azhar a favor de la libertad de culto, llamado “Fraternidad Humana para la Paz Mundial y la Convivencia”. Al respecto, Ferré comentó: “Está en la línea que ha marcado desde el principio de su pontificado. La característica de Francisco es que dice y hace lo que siente, no borra con el codo lo que escribe. Creo que ha ido buscando, y ha ido demostrando, a partir de esta vinculación con las distintas religiones mundiales, la unidad. Ha recorrido todo el espinel, practicando esta doctrina del encuentro, la necesidad del encuentro. Es muy importante, porque no es la simple tolerancia, sino el reconocimiento del otro, en la medida que este otro tiene cosas para entregarme y yo tengo para darle.”
“En ese sentido, creo que ha sido una tarea permanente, en la que se va perfilando, de alguna manera, una especie de nuevo sujeto histórico mundial. Porque hasta no hace mucho, las religiones eran motivo de conflicto, y lo han sido a lo largo de la historia. En un momento de tanto conflicto, que las religiones sean el lugar de la paz, es realmente muy significativo y va a generar un cambio cultural en el mundo. Va a poner un elemento nuevo que no existía, eso a la larga va a traer excelentes consecuencias.”
La movilización de los jóvenes en Río de Janeiro, superando en número todo lo conocido, adonde incluso asistieron jóvenes cristianos no católicos, hecho impensable unos meses antes, muestra una situación que se repite en la Peregrinación de los Jóvenes a Lujan, Itatí y otros santuarios marianos en nuestro país.
Las audiencias públicas en Roma, a las que han asistido millones de personas muestran al pastor y su pueblo. El pueblo y su pastor reunidos en la plaza.
Advertimos entonces, que el estado de movilización está presente y es genuino porque ha comenzado por el corazón de los movilizados. Eso es lo que ha tocado Francisco con su simpleza y profundidad para plantear las cuestiones de la fe, con su austeridad que demuele los iconos del poder del dinero, con su cercanía a las personas, que desafía el poder mediático, el que más allá de sus intenciones no puede sustraerse a la magia de sus gestos.
No faltó una explicación detallada sobre las motivaciones detrás del movimiento: “Presentimos que ese estado de movilización era un hecho y no circunstancial, por lo que pensamos que era necesario y propio de nuestra vocación, acompañar ese fenómeno, promoviéndolo para que se ampliara y no dependiera sólo de Francisco, al tiempo que creímos necesario protegerlo de las desviaciones ideológicas que los enemigos de este proceso comenzaban a intentar a derecha e izquierda, para desviar o atenuar los efectos del fenómeno que no podían contener.”
“Nos propusimos contactar y convocar a todos aquellos grupos y personas que tuvieran una apreciación semejante de la situación y que quisieran aprovechar esta oportunidad que Dios nos estaba regalando.”
“Advertimos también lo difícil que habría de resultar a nuestra Iglesia institucional y a los grandes movimientos apostólicos (y otras organizaciones de la Iglesia), producir en el corto plazo los cambios internos necesarios para adecuarse a esta nueva situación. Y lo hemos comprobado.”
“Por eso, sentimos que nuestra vocación laical y nuestra responsabilidad bautismal, estaban prontas para asumir el desafío y nos pusimos en camino, denominando a este intento “Generación Francisco”. No para crear una nueva institución, sino para indicar una referencia, una señal de identidad, que pudiera ser asumida por cualquiera que estuviera dispuesto a encarar la misión.”
“En el camino, y observando atentamente las acciones de nuestro Papa, fuimos incorporando otros elementos: debíamos estar en la calle. Por eso comenzamos a pensar en una campaña de propaganda que hiciera posible que la palabra de Francisco pueda ser vista y conocida por cualquiera y también repetida por quien lo desee y de esta forma se apropie del espacio público. Ya se está realizando.”
“Tenemos que comenzar desde las periferias, como él lo explica. Es desde allí, desde donde mejor se aprecia la realidad, desde donde mejor se la comprende.”
“Tenemos que incluir a toda la sociedad. No sólo porque el mensaje evangélico y el de Francisco es para todos, sino además, porque observamos que la sociedad en su conjunto parece haber encontrado un liderazgo que añoraba. Un conductor que es coherente, que hace lo que dice, que prueba con su vida que lo que propone es posible y que la autoridad es servicio.”
“Esa añoranza que tiene todo que ver con la búsqueda de Jesús aunque el que busca lo ignore, ha posibilitado que Francisco, que comienza su papado anonadándose y asumiendo como Obispo de Roma y se inclina ante el pueblo para recibir su bendición antes de bendecirlos como pastor, sea considerado hoy por los poderosos del universo como uno de los poquísimos dirigentes que cuentan con mayor peso moral y de influencia en el orden mundial. Esta situación la habíamos previsto cuando afirmábamos que por primera vez un latinoamericano iba a integrar la “mesa chica” de la discusión planetaria.”
“La Iglesia ha recuperado la iniciativa, no sólo hacia adentro de sí misma, sino en las relaciones internacionales y Francisco construye diariamente la agenda de esa iniciativa, planteando a la humanidad y a sus dirigentes, los temas de conflicto que impiden que se materialice la dignidad del hombre y de los pueblos.”
Lampeduza y su defensa de los migrantes, Cerdeña y la denuncia del escándalo del desempleo, especialmente en los jóvenes, “La Alegría del Evangelio” y su crítica al sistema económico, por poner sólo algunos ejemplos, son testimonio vivo de la Iglesia habiendo salido de la actitud de abroquelamiento y de haberse situado en la misión profética, propositiva y esperanzadora.
La opción por los pobres asume una dimensión real que va más allá de toda especulación ideológica. Francisco conoce a los pobres y demuestra sin artificios quienes son los pobres, ahuyentando especiosas especulaciones que durante mucho tiempo intentaron disimular el mensaje de uno de los signos mesiánicos, aquel de que la Buena Noticia era anunciada a los pobres.
Francisco propone un anuncio evangélico “sin glosa”, es decir sin interpretaciones, porque los gestos y las palabras de Jesús son demasiado elocuentes.
“Nosotros, con la ayuda de Dios, pretendemos hacer en nosotros mismos el tránsito hacia esa simpleza. Comenzamos a reflexionar acerca de que no hay misión ni vocación que pueda prescindir de un contacto directo con los humildes, con los últimos, con los “descartables” como los llamó Aparecida.”
Podés escuchar “Una Mirada Austral” los jueves a las 18:00 hs por Rádio Zónica.