DIEGO KOLANKOWSKY: “Cumplí sueños que yo no había soñado”
Espectáculos diciembre 9, 2025El productor de Broadway Diego Kolankowsky pasó por Radio Zonica y habló de su trayectoria.
“Recuerdo que crecí escuchando Radio Mitre con las entrevistas de Punta del Este durante las temporadas de verano. Eran durante la primera o segunda mañana de los sábados, algunos invitados como Guillermo Francella. A mí me tocaba hacer la temporada en Mar del Plata, con Rodolfo Barilli recibíamos el primer turista del año, pasar los 31 de diciembre en Camet, eran aventuras para perder kilos. La música estuvo en mi vida desde muy chico, mi vieja bailarina de tango, mi viejo era bandoneonista, así se conocieron en un lugar que se llamaba El Plato Volador. Recuerdos que tengo desde muy chiquito cuando me llevaban a ese lugar que quedaba por acá cerca. El arte está en mi vida desde muy chico. Y muchas veces somos por oposición o por el deseo de lo que los viejos quieren. Ellos querían un profesional, no querían un artista, y me costó mucho tiempo poder desarrollarme como artista entonces encontré en el periodismo una cosa de la escritura que no me sonaba tan mal. La escritura, el periodismo, la tele. Yo en realidad quería escribir y dirigir películas, quería ser un artista. La cuestión es que empecé a estudiar otra cosa y encontré en la televisión una cuestión competitiva que mezclaba las noticias con las que nos criamos. Te dan un poco de marketing, te dan un poco de publicidad porque tenes que saber venderlo, competis por el rating”, recuerda sobre sus inicios profesionales, el productor Diego Kolankowsky.
En esa línea del tiempo personal dice que “es una gran escuela el noticiero. Aprendí a hacer publicidad. Aprendí a escribir, a editar, a diseñar. Estuve en los archivos. Yo contaba siempre que venía Fanny Mandelbaum, Rosemarie, Lali Cobas o Ulises Lencina y me decían ‘che, aumento de tarifas o aumento de gas’, y había que buscar en ficheros. Yo entré en el 93 que es como el pequeño paso en la digitalización pero todavía había ficheros donde había que buscar imagen de pava o de hornalla, la factura de gas. Y yo juntaba un montón de materiales que ponía en punta, en tapes, para que viniera Ulises Lencina, Lali Cobas o Fanny para editar esos informes. A Fanny la amo, estuvimos en Catamarca con el caso María Soledad, pasé meses ahí, sufriendo y peleando. Sucede que el periodismo, la televisión y los medios son una gran máquina porque tenes que aprender de todo. Tenes que aprender a saber qué es lo importante, qué es lo interesante, cómo contarlo, cómo venderlo. Lo audiovisual es una isla dentro de un canal, es un canal en sí mismo, me re sirvió, la pasé muy bien, fue hermoso y también sufrido. Cumplí sueños que yo no había soñado porque fueron sueños que se me fueron despertando. Yo de chico Broadway como mucho era un teatro en la calle Corrientes, en Ramos Mejía, en Morón, en La Matanza, donde viví no sabía ni que había una calle que se llamaba Broadway”.
“Yo empecé a descubrir cosas que grande con la cultura. Nueva York no era cercano, hace 30 o 35 años cuando yo me iniciaba laboralmente en esta área no era tan cercano, no era como ahora que está tan cerca por lo digital entonces sólo era una calle. Es un sueño que se despertó de grande y me gusta, soy muy autoexigente, me gusta la excelencia. Me torturo mucho para que las cosas salgan bien pero el primero que pone todo eso soy yo, o sea, me torturo a mí mismo, sé que soy duro para trabajar, soy muy gracioso pero muy exigente. Pero el primero que llega y el último que se va soy yo entonces creo que eso me da como un derecho a exigir. Yo, que creé La Cornisa cuando tenía 24 años, hice el diseño de la escenografía, dirigí la apertura, hice la música, escribí el formato. Y así todos los programas donde hasta el día de hoy cada cosa que hago es así. Con Juan Castro hice lo mismo para su programa Zoo, que lo creamos en algo que ya desapareció rápidamente, que se llamaba Red de Noticias. Recuerdo que era el canal de cable de Telefe, duró como tres o cuatro años pero no tenía distribución, tuvimos dos años ahí y después lo vendimos a América TV. Cuando lo vendimos a América Telefé me hizo productor general para que no me fuera. Fue como mi primer desarraigo donde entendí que me tendría que haber ido con Zoo. Me quedé dos años más en Telefe y después fue La Cornisa”, comenta Kolankowsky.
“Luego de eso decidí que me tenía que independizar, entre la cuestión de la competencia que es como muy fuerte en mí, lo competitivo, la excelencia, encontré como un camino muy fértil en la tele, que premia al goleador. Viste, como en el fútbol, no importa si sos fuerte. Yo no estudié nada, soy perito mercantil, fin. Pero la tele, incluso en ese momento que pasaba a privatizarse era como ser Tévez. Si haces goles no importa si sabes hablar bien, el rating es eso, premiar el golpe. Me fue muy bien muy rápido, una vez que pasé a ser como lider de estos proyectos, pero me costó mucho salir del archivo. Era hermoso el proceso de aprender lo que se producía antes de salir en cámara. Fue maravilloso. La exigencia me hizo como destacar, soy un enfermo de hacer y yo digo que sí a todo, me gusta hacer, y hacer, y hacer y no paro de hacer. Soy un acumulador porque no dejé el periodismo, no dejé la comunicación, tengo agencias de publicidad, tengo productoras con las que produzco eventos, que produzco shows. tengo agencias de márketing, tengo una radio que se llama Delta donde pasan música electrónica. La creé hace 18 años.Y otra cosa, me gusta crear, yo no compro. Creé un portal de noticias que se llama Hace Instantes. Me gusta desarrollar y cuando yo tuve la oportunidad de crear cosas para mí no podía volver hacia atrás. Me costaba soltar pero también me costó que me dieran esas oportunidades. Cuando me la dieron me hicieron gerente de noticias a los 25 años”, cerró.
Tiempo antes, Diego Kolankowsky, ganador de dos Premios Tony, decía en otra nota: “Nunca soñé con esto, ¡para mí Broadway era un cine de calle Corrientes!”
El productor argentino obtuvo en Nueva York el principal galardón del mundo teatral. por las comedias musicales “Maybe Happy Ending” y “Sunset Blvd”. La historia de un pibe de Ramos Mejía que alguna vez se emocionó con el “Drácula” de Cibrián-Mahler sin imaginar lo que le esperaba.
De cómo un pibe de clase media de Ramos Mejía (papá bandoneonista, ¡debutó a los 12 años con D’Arienzo!; mamá costurera) renuncia a Derecho, le empieza a ir muy bien como productor en la TV argentina pero se la juega y abre su propia productora, crea un programa Luxury Lifestyle que lo lleva a viajar por el mundo, se relaciona con gente de Broadway y, 20 años después -hace unos días- estaba celebrando dos premios Tony y, en el éxtasis del festejo, sintió que le daba un flor de pisotón a un zapato charolado muuuuuuuy famoso en Hollywood… De ese viaje soñado trata esta historia.
El premio Tony -para dimensionar en su justa medida el logro- es al teatro lo que un Oscar al cine. Hoy, en la oficina neoyorquina de su productora, DK Group International, luce dos flamantes estatuillas, una por Maybe Happy Ending (Mejor Comedia Musical), otra por el clásico Sunset Blvd (Mejor Reestreno de Musical) y ya son tres, porque en 2018 había ganado su primer Tony Award por Once on this Island.
“El algoritmo lo que hizo fue sacarnos la aventura de descubrir un continente. Nos lleva todo el tiempo a la misma tierra”, sostiene Kolankowsky (51 años), de paso por Buenos Aires, desde donde va y viene con frecuencia hacia Nueva York y Londres.
“Yo soñaba con tener… Siempre tuve sueños grandilocuentes y soñaba con alguna vacuna. No hice nada de eso, pero nunca me imaginé que iba a tener un programa de lujos de alta gama, Hours , minutes & seconds, en catorce países, que iba a ganar premios, ¡y mucho menos Broadway!”, admite, con ese asombro aún fresco que ni el éxito internacional logra borrar. “¡Yo cumplí sueños que no había soñado! Pero descubrí algo súper positivo: probablemente uno esté empezando a soñar cosas que todavía no soñó. O sea, va a venir algo más…”.
A los 30 años, Kolankowsky ya dirigía noticieros en la televisión argentina. Casi dos décadas después, produce espectáculos de alto impacto global, convencido de que “el éxito es que existan las obras”, no solamente los premios. “Porque muchas veces, el estado natural de una obra es terminar en un cajón”, sentencia.
El gran salto
La travesía profesional de Diego Kolankowsky comenzó temprano en el periodismo y la producción televisiva, con una carrera meteórica que lo llevó a convertirse, a los 30 años, “en el gerente de noticias más joven de América TV -cuenta- A los 31 o 32 decidí independizarme y crear mi propia empresa de producción”. Así surgieron un germinal La Cornisa con Luis Majul o Terapia, única sesión, donde Gabriel Rolón psico-entrevistaba en un diván a famosos como Moria Casán o Jorge Rial.
Pero sin dudas el gran salto en su carrera será a partir Hours, minutes & seconds, un programa para la TV por cable reinante en la época (necesitada como nunca de contenidos de nicho) que básicamente convertía en audiovisual los mejores productos de lujo (relojes, autos, aviones, viajes sofisticados, esa gama super top de productos que desde siempre se anuncian en trendy magazines, esas de perfumado papel satinado de lomo cuadrado tipo GQ o Esquire). “Horas, minutos y segundos tuvo feeds en inglés, en español y en francés, ahora reconvertidos en portales online… Se vendió a distintos países. Y eso me llevó a Suiza, Londres, París, primero por contenidos, después por los negocios con las marcas”.
Y una cosa llevó a la otra, cuenta. “Mucha fiesta, mucha alfombra roja, mucho teatro… No abandoné nada: sigo con el lifestyle, fundé y sigo teniendo la mejor radio de música electrónica, la Delta 90.3, pero además se despertó lo de querer hacer teatro”, narra Kolankowsky, rememorando aquel periplo constante entre las principales capitales del mundo.
En el camino, una comedia musical resultó decisiva. “Me enamoré de Rock of Ages, un musical de rock al estilo de Mamma Mia, pero con canciones de Def Leppard y Whitesnake en lugar de ABBA… La vi mil veces”, enfatiza, y fue estar en el lugar indicado en el momento correcto, porque así fue como conoció a figuras como Ken Davenport, uno de los productores más reconocidos de Broadway, responsable de fenómenos ya globales como Kinky Boots, nada menos. Con el diario del lunes, ese amor por los musicales se había iniciado muchos años antes, cuando a los 16 años, con su madre, vio el estreno de Drácula, el mega éxito de Pepito Cebrián y Angel Mahler.
“Maybe Happy Ending”: innovación, inteligencia artificial y una historia humana
El triunfo reciente de Diego Kolankowsky en los Tony Awards encuentra su punto de partida en una propuesta audaz: combinar la inteligencia artificial y la reflexión existencial en un musical. La génesis de Maybe Happy Ending se remonta a varios años atrás, cuando el proyecto comenzó a tomar forma varios años antes de que la IA fuera un tema cotidiano como en la actualidad.
“El guion musical nace en 2015, 2016, a cargo de Will Aronson y Hue Park”, explica Kolankowsky, subrayando que ya entonces el cruce de mundos y visiones era parte integral del proceso creativo. La obra, escrita y reelaborada durante casi una década, anticipó discusiones que recién más tarde ocuparían el centro de la agenda pública. “Hace dos años era loco. Hace diez, no… No es un helper bot tal como vemos hoy, de esos que pueden ayudarte en la cocina y otras tareas hogareñas, que ya existe. Es la historia de dos robots asistentes que descubren la finitud de la vida. La conexión entre dos pares y la búsqueda de sentido es un espejo de la humanidad, contado por lo más absurdo que uno podría pensar que es humano, un robot”, describe el productor el metamensaje de la trama.
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