Edgardo Moreira: “Quiero explorar el territorio de la intuición”
Personalidad Destacada abril 3, 2015El actor estuvo en "Mano a Mano con Monserrat" contando su vida y su profesión
Edgardo Moreira participó de “Mano a Mano con Monserrat”, donde mantuvo con Alfredo Monserrat una notable charla sobre su vida, su historia en el teatro y sus proyectos de cara al futuro.
El actor, director y profesor de teatro, nació en Ayacucho y Corrientes, en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires, y afirma que se conoce a la perfección las baldosas de la calle Corrientes. Fue habitué de la pizzería Napoli y del cine Cataluña (ahora Cine Cosmos- UBA), donde iba ver tres películas, más un número vivo, “todo por 50 centavos”, según recuerda.
Su padre fue Tino Marín, galán de radionovelas; y su madre, concertista de piano, compositora y rectora del Conservatorio Nacional de Música y Arte Dramático.
También es hermano de Cristina Moreira, la gran maestra del clown en Argentina, que introdujo el método Lecoq luego de vivir años en Europa.
“Me subí por primera vez a un escenario a los 5 años, haciendo de payaso en el colegio, y no me bajé más. Quise ser cura y entrar en la Escuela Naval. Pero luego me di cuenta que me gustaba el disfraz, que lo que me gustaba era actuar”, rememora.
De esta manera, viajó a EE UU, gracias a una beca de intercambio, y actuó en la obra “To Kill a Mockingbird”. A su regreso, ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras, y al Conservatorio Nacional.
Cuando egresó de ambas carreras trabajó tomando y dando clases junto a Agustín Alezzo, su gran maestro.
“Mi primer trabajo profesional fue en el Teatro Liceo en la obra Tupac Amaru, con Federico Luppi y Thelma Biral, en 1972”, comenta.
Y justamente “La Casade Moreira”, el espacio donde el actor ejerce su tarea docente desde el 2009, se encuentra en la misma manzana que el Teatro Liceo, donde debutó profesionalmente. En esa misma manzana también se reabrirá el Teatro Argentino. “Es una cosa cósmica”, comenta asombrado.
Haciendo un balance de su vida dice: “Alcancé lo que quería, soy feliz. No deseo nada más de lo que tengo. Agradezco a Dios por haber encontrado la mujer que encontré y de tener la familia que tengo”.
“No me aferro a nada, dejo que las cosas me atraviesen y pasen. El pasado sirve como referencia, pero tenés que mirar hacia delante y, en ese andar, las cosas van quedando atrás. No le temo a la muerte, es algo natural; sí le temo al dolor o al sufrimiento”, agrega.
Sobre su profesión, afirma que “me dio todo, básicamente, la posibilidad de conocerme a mi mismo, de experimentar conmigo. Me enseñó la humildad del fracaso y la alegría del éxito. Ni uno ni otro son importante per se, son parte de un proceso”.
El actor, que está ensayando “El Invernadero”, de Harold Pinter, con fecha de estreno en mayo, y que está grabando la miniserie “Todos comen”, que se emitirá en la TV Pública, con producción de Melina Petriella; comenta sobre el final que, en su rol como docente, “más que la técnica, me interesa que lo que pueda transmitirle a mis alumnos les sirva para la vida. Para mi es muy importante explorar el territorio de la intuición”.