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Gabriel Espiño: “La depresión es la pandemia de nuestros tiempos”

Salud agosto 1, 2020

El psicólogo dialogó en "El Candelero" sobre salud mental durante la pandemia.  

Gabriel Espiño es un psicólogo y autor de distintos libros sobre psicología y salud mental. El autor habló sobre las consecuencias en la salud mental durante la cuarentena. “Es importante citar una vieja fórmula que inventaron los contadores y luego tomaron las disciplinas ligadas a la salud, la cuestión del costo-beneficio. El beneficio es haber evitado muchas muertes pero los costos son bastantes. La cuestión esta ha multiplicado el tema de las defunciones vinculares, vínculos que al estar tanto tiempo juntos, más allá que dicen que el amor es maravilloso, ha generado chispazos y las diferencias se agravan, se agudizan o se esdrujulan también. Ha aumentado el consumo de bebidas y de otras sustancias. La depresión es la famosa pandemia de nuestros tiempos, en todas sus formas. Es una depresión más franca o menos franca, a veces disfrazada de inercia, de aburrimiento, de tedio y todo eso está presente”.

En ese sentido, el psicólogo afirmó que “yo cuando estudiaba hace muchos años, decían que el alma humana, el psiquismo humano, tiene líneas de fracturas igual que los cristales, que sometidos a cambios de temperatura bruscos se rajan o se tallan. Lo mismo pasa con los vínculos, tienen líneas de fracturas. En un vinculo para que se sostenga siempre hay una lucha entre lo que nos parece bueno del otro y aquello que viene en el pack y uno hace camino con eso. Ese esfuerzo de sostenimiento del vínculo o de enriquecimiento, es lo que se ve atacado por una coyuntura que es la situación desencadenante. Es algo que viene, se suma a esto, como a veces se suman otras cosas que generan estallidos, o grietas en los vínculos”.

Respecto a las distintas respuestas a la cuarentena, el autor aseguró que “en toda historia vital de cada sujeto hay un entramado que hace que uno responda a la situación de crisis o de amenaza, de maneras diferentes. El que responde sin cuidarse en absoluto tiene que ver con una omnipotencia o un supuesto coraje que para Aristóteles era una forma de locura el coraje. Para algunas situaciones, algo de coraje se requiere pero lo mejor es la valentía, que es un método para solventar o hacer camino en la crisis. En el otro extremo, está el fóbico donde todo esto  que está sucediendo, fortalece sus mecanismos obsesivos. Entonces cualquier detalle puede generar la llegada del Covid-19. Son dos extremos, es como el subi-baja. El término medio, quizás el más difícil, es lo que me parece que uno tiene que hacer una estrategia de sobrevivencia con esto”.

Sobre el impacto en la salud mental de los niños, Gabriel Espiño dijo que “los chicos son maravillosamente vitales y las fuerzas de resolución están en su apogeo. Claro que los marca esto que está sucediendo pero tienen una rápida recuperación. Cuando empiezan a salir un poco, empiezan a rearmarse. El tema es que los grandes con el contexto, no los carguen de un miedo excesivo, que los carguen de prudencia, que hay que usar barbijos por tal cosa, en la medida que cada chico pueda entenderlo. No hay que insertarles miedo. Ya hay miedo porque los chicos perciben el miedo de los padres, aunque no lo digan lo perciben en las actitudes, en la tensión corporal, en los códigos no lingüísticos, que también son un lenguaje. Pasa lo mismo con la sexualidad, con los pequeños es esencial no inyectarles más de lo que pueden metabolizar. Hay una tendencia de algunos lados, es patológico creo yo, en meterlos en situaciones para las que todavía no están caminando en ese espacio, disfrazado de liberación de educación sexual. Si uno a un chico le dice “vos no sos ni varón ni mujer, tenés que esperar para decidirlo vos”, esas imbecilidades campean y andan trotando por ahí. No hay que inyectarles temores excesivos a los chicos o no hacerlos pensar en cosas que no pasan por su cabeza”.

Por otro lado, el psicólogo afirmó que el problema es que “la expresividad se ve acotada. A veces está acotada por otras situaciones pero uno acá no puede abrazar, no se puede dar un beso. Todo eso es un costo, en función de la salud, pero es un costo alto porque uno como que se va metiendo para adentro, para detrás del barbijo. Ya bastante tendencia hay en estos tiempos al individualismo, al encierro. Hay gente que disfruta más comunicándose por las redes que en persona. Con lo cual los vínculos humanos se ven acotados. Yo solía ir a Parque Centenario a caminar y tomaba el subte. Me puse a observar a la gente del subte y estaba cada uno con su celular y era raro el que miraba a alguien. Me acuerdo del cuento de Cortázar, donde alguien se sube a un colectivo y se siente observado por todos. Eso ya no ocurre más. Cada uno está con su pantallita”.

Al finalizar, Gabriel Espiño dijo que el pos pandemia va a ser “una liberación. El pos pandemia va a ser como el destape. Todo aquello que se reprimió uno le va a dar lugar, tener reuniones con la gente, salir afuera. Por ahí algunos se quedaran en sus casas, hay algunos que se enamoran de su cárcel. Creo que va a suceder eso, un auge de toda la cuestión expresiva, comunicacional y de todo tipo. Somos tan latinos que el exceso nos acompaña para bien y para mal”.

Podés escuchar “El Candelero” los sábados de 11:00 a 12:00 horas por Radio Zónica.

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