GABRIELA DUEÑAS: “Nos está reflejando una sociedad en la que vivimos donde predominan discursos violentos en boca de funcionarios públicos de primera línea”.

Educación mayo 15, 2025

La Doctora en psicología Gabriela Dueñas examinó las problemáticas de niños y adolescentes que sacó a la luz la serie Adolescencia.

 

“En realidad, más que tener una explicación concreta y lineal, que es lo que se busca en estos tiempos y mucho menos un protocolo de qué conductas debemos seguir frente a estas problemáticas me parece que a lo que nos invita esta serie Adolescencia es a repensarnos como adultos, como sociedad adulta. ¿En qué estamos fallándoles a nuestros niños, niñas y adolescentes? Cuando nuestra tarea siempre fue esa y debe seguir siendo porque es una necesidad en estos tiempos tempranos de la vida, nuestra tarea debiera ser la de allanarles el camino a las nuevas generaciones y un futuro porvenir, cargado de sentido. Incluso cuando la realidad resulta adversa, mostrarle que vale la pena luchar para transformarla. Algo de esto no estamos pudiendo hacer de manera que nuestras niñas, niños y adolescentes se refugian en estos tiempos en las redes que son un espacio infinito, tan real como la realidad de la calle. Con los mismos peligros o aún más porque los adultos que estamos a cargo de su cuidado, de su educación, de sus tratamientos, los desconocemos, entonces nos resulta complicado”, observa a partir del actual escenario social que transita entre niños y adolescentes, la Licenciada en Educación y Psicopedagogía, Gabriela Dueñas.

La autora de publicaciones referidas a infancias, adolescencias, salud mental, educación y discapacidad, señala: “Creo que lo primero que tenemos que hacer como adultos es escuchar a nuestros niños, niñas y adolescentes que por lo general, por cuestiones propias de la edad no suelen comunicarse tan fluidamente de manera verbal como lo hacemos entre los adultos. De lo contrario, lo suelen expresar, y sobre todo cuando están atravesando situaciones que les generan mucho malestar a través de esas conductas disruptivas que hacen ruido en las escuelas, que hacen ruido en los espacios sociales. Entonces el punto es tratar de ver y de escuchar qué es lo que están tratando de decir los chicos y las chicas con este tipo de conductas. Por lo general tenemos que pensar que son una especie de espejo que nos devuelve una imagen que a veces nosotros mismos no queremos reconocer respecto de nosotros, por ejemplo con el famoso tema del acoso escolar. De alguna manera este tipo de juegos que se ha incrementado y profundizado en los últimos tiempos, nos está reflejando una sociedad en la que vivimos donde predomina el maltrato, la crueldad, discursos públicos en boca de funcionarios públicos de primera línea donde se desacredita, se pone por encima la violencia que se ejerce sobre determinados sectores de la población”.

Por último, Dueñas destaca que “esto se va naturalizando de modo que después nos asombramos cuando ocurren estos fenómenos en las escuelas, que en inglés se conocen como bullying, y que nosotros preferimos llamarlo acoso escolar. Y partir de estos espacios de escucha un diálogo que comience empatizando con los que sienten, o sea, reconociéndole que lo que sienten es cierto. Se siente mal cuando te califican de gorda o de cuatro ojos, o de vaga. Poder repensarse y autoevaluarse con la compañía de un adulto en este proceso para darse cuenta que por ahí no es tan gorda como piensa. O a lo que se le llama estar gordo o gorda hoy en día tiene que ver con parámetros que no son saludables. Además, lo importante es que todos somos diferentes y que todos tenemos que tener un lugar en donde se nos respete más allá de nuestras diferencias. Efectivamente los adultos les estamos fallando, pero esto no es para culpabilizarnos pero tenemos que reconocer que estamos atravesando tiempos a nivel mundial de crisis civilizatoria, crisis de valores. También con la llegada de las nuevas tecnologías que nos cambian las reglas de juego de manera imprevista y donde reina la incertidumbre y la inestabilidad, de la mano de estas lógicas de los mercados. Y de las guerras. Entonces, a la tristeza tenemos que contrarrestarla con el optimismo de la voluntad porque no tenemos nada para ofrecerles a los chicos y a las chicas”.

Una atrapante conversación sobre la serie “Adolescencia” y la incomodidad del mundo adulto.

El licenciado en Ciencias de la Educación, especialista en Gestión Educativa (FLACSO), docente, investigador y referente en convivencia escolar abrió la jornada del 1 de mayo del auditorio de Ticmas dedicada a reflexionar sobre qué piensan los jóvenes y el rol de los adultos.

“Policía, profesor, psicóloga, padre, poder, palabra”; con esa enumeración de seis letras P, inició Patricio Zunini su diálogo con el especialista en educación Gabriel Brener en una atrapante charla que hizo referencia a la serie Adolescencia, pero que fue mucho más allá para repensarnos como adultos en la ardua tarea de enseñarle el mundo a los más jóvenes.

Brener, que es ex subsecretario de Equidad y Calidad Educativa del ministerio de Educación de la Nación, publicó un interesante artículo que invita a salirse de ser un mero espectador de la “serie del momento” para observar la práctica cotidiana del aprendizaje y el ejemplo.

Adolescencia es un drama psicológico planteado en una miniserie en la que observamos cómo Jamie, un niño de 13 años, es acusado de asesinar a su compañera de clase.

“En esta serie, a esos docentes de esta escuela se los muestra definitivamente impotentes”, comenzó Brener para reflexionar sobre el rol de los educadores retratado en la miniserie, aunque enseguida marcó la diferencia entre realidad y ficción cuando su hija que asiste a cuarto año de una escuela pública porteña le planteó, tras ver la propuesta televisiva: “Eso no pasa en mi escuela. Imposible que al día siguiente que matan a un compañero estemos en la escuela como si nada. Estaríamos todos patas para arriba sin saber qué hacer. Totalmente desarmados”.

Y señaló que la idea de una serie sobre la adolescencia parece más una cuestión de marketing ya que en realidad se trata del mundo de los adultos y “pone en evidencia la falta del adulto, que creo que es un síntoma que estamos atravesando como sociedad”.

“Hay muchas escuelas que tienen docentes que se hacen cargo, que están presentes, que abrazan, que escuchan, que contienen”, destacó a diferencia de lo que se observa en la producción británica.

Y subrayó el “inquietante” grado de desconexión generacional que atravesamos en la actualidad. Y señaló que no se trata de culpar a una pantalla como el celular ya que “cada época tiene su tecnología. El problema es quizás nunca como en este tiempo y la serie lo muestra, vemos adultos que no se dan por aludidos. Retengan esa imagen. Piensen en adultos escolares, pero también en adultos, familiares, adultos que no se dan por aludidos”.

“El combo explosivo es cuando se conjuntan adultos que no se dan por aludidos y pibes que no se sienten parte”, planteó Brener y Zunini acotó- en base a una charla previa que tuvo con Mariana Maggio en el auditorio de Ticmas- que Adolescencia era un “Señor de las moscas” en tiempo de redes sociales; en referencia a la novela de William Golding que invita a repensar la educación.

Encierro no es sinónimo de “seguridad”, la simulación.

En la serie existe un momento en el que la madre de Jamie, el joven acusado, señala que no entiende lo que ocurrió: “Que ella sentía que su hijo estaba seguro cuando estaba en su habitación”; sin tener en cuenta el mundo sin supervisión que tenía al alcance de su pantalla.

“Seguramente nos vamos a encontrar con adultos, con mamás y papás, los que somos papás o mamás que sienten que cuando están en casa, bajo la cobija del propio hogar, la tele encendida, las pantallas atentas y nuestro hijo en la pieza, no hay imagen de mayor seguridad que esa serie Adolescencia vino a desbaratar”, reflexionó Brener y agregó: “Quizás a veces nos resbalamos en una simulación de cuidados, en una simulación de diálogos, hasta en una simulación de enseñar y aprender”

“Hacemos como que enseñamos, hacemos como que aprendemos, hacemos como que maternamos o paternamos, hacemos como que una familia está muy bien constituida. Sin embargo, cuando ocurren estas cuestiones. Y me querría distanciar de la desgracia de un episodio de homicidio, porque eso a veces obtura la posibilidad de pensar y discutir”, señaló.

P de poder incómodo.

Para Brener se trata de observar este fenómeno televisivo desde la “incomodidad”.

“No hay posibilidad de poder. Y estamos hablando de la escuela y de la pedagogía y de la docencia. Por eso hablo de los adultos escolares. Pero también podrías hablar de los adultos familiares. No hay posibilidad de poder diseñar y emprender una buena escuela secundaria si no transitamos la incomodidad; y la incomodidad tiene que ver con el vínculo entre adultos y adolescentes”, indicó.

Y agregó: “La incomodidad tiene que ver con animarse a escucharlos de manera genuina, no hacer que los escuchamos. Escucharlos significa estar dispuesto a que cuando preguntamos las respuestas no sean de nuestra conveniencia. Hay que estar dispuesto a meterse en la aventura de ir a buscar la respuesta, porque todos los que estamos pasados los 40 años venimos de una escuela en la que las preguntas ya tenían las respuestas de antemano”.

Citando el trabajo de Richard Sennett sobre la importancia de la pregunta existencial, Brener planteó que muchos chicos atraviesan la angustia de formularse: “¿Soy necesario para los demás? Esa pregunta que tiene que ver con un pibe adolescente en su casa y en la escuela. Y los adultos tenemos que poder hacerle sentir a cualquier pibe que es muy importante que esté hoy con nosotros”.

P de ¿adultos perdidos?

“La serie, también nos muestra adultos que de alguna manera están perdidos, desorientados, como pudimos estar muchos adultos. Ahora, el problema no es que exista cierta alteración en la frontera que separa a adultos y adolescentes. Eso pasa hace rato”, indicó. Y agregó que es necesaria esa frontera de la experiencia que da un adulto: “Los chicos necesitan del amparo nuestro, de los adultos, para que los ayudemos a constituirse como sujetos y hacerse responsables de sí mismos”.

P de Palabra

Cuando se habla de poner límites a los niños y jóvenes suele haber cierto movimiento de incomodidad y una necesidad de dar explicaciones. Brener que investigó el tema de la violencia escolar marcó que a veces se da una judicialización de las relaciones escolares y parece que hablar de límites entra en una frontera de “mala palabra”.

“Creo que la tarea es humanizar lo que se está despojando de humanidad. Lo que nos muestra un nivel de fisura y de desconexión que alerta es que se pone en juego la verdadera transmisión de la cultura, que es en todo caso, uno de los objetivos claves que tiene que tener una escuela”, destacó.

Para retomar la importancia de la palabra, Brenner contó al público presente parte de su historia familiar y lo que ocurrió en el gueto de Varsovia, en Polonia, y el campo de exterminio nazi de Treblinka. Para ello, retomó el mensaje que dejó a la humanidad Jerry Goldsmith, más conocido como Janusz Korczak, quien siendo miembro de una relevante familia judía decidió no salvarse y acompañar el inhumano destino de los niños huérfanos que cuidaba en los hornos nazis.

Korzcak notaba que existía una violencia circundante entre los niños que cuidaba de 4 a 12 años y a pesar del pedido de los cuidadores y docentes esta continuaba en aumento. Por ello, ideó un plan que aquel que quisiera golpear a un compañero debía escribir el motivo en un papel y depositarlo en una caja de cartón con ranura que llamó “La Caja de las peleas”.

Para Brener se trata de un ejemplo histórico de lo que significa “reponer la palabra” en un mundo de hoy vertiginoso donde se trata de desacelerar. Y destacó: “Desacelerar es una tarea contracultural que puede hacer la escuela. Hay que reponer la palabra, y la palabra es quizás la mejor estatura que puede tener la escuela para salir a batallar en este contexto de tanto odio y de tanta violencia que se está tornando natural”.

 

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