
Graciela Dufau: “García Márquez escribía todos los días”
Teatro mayo 11, 2018En "Los Acomodadores", la actriz recordó al escritor colombiano. Además, habló de "Ver y no ver", la obra que protagoniza junto a Arturo Bonín.
Por Johan Talarico
“García Márquez era muy tímido. Escribía todos los días, esa disciplina tenía”. Graciela Dufau tiene una extensa trayectoria como actriz y vivió una gran cantidad de experiencias. En una nota exclusiva con “Los Acomodadores”, recordó su encuentro con el escritor colombiano, dio detalles de su carrera profesional y habló de “Ver y no ver”, espectáculo que protagoniza junto a Arturo Bonín en el Teatro La Comedia, ubicado en Rodríguez Peña 1062.
El espectáculo, del dramaturgo irlandés Brian Friel, cuenta la vida de Any Sweeny, una mujer ciega desde la infancia, que tiene una vida tranquila con su empleo, su música y la natación. Contrajo matrimonio con un hombre que se empeña con la embarcación de nobles causas y se la empuja al sometimiento de una operación de cataratas con el fin de que recuperara la vista. Lo logra, aunque le quedará la tarea de aprender a ver.
La pieza transita tanto por la emoción como por la reflexión. Es escrita por Friel y marcada por los relatores de historias propias de la tradición oral irlandesa, donde se fusionan el fondo y la forma en un cóctel de sentimientos, conflicto y acción de drama.
Con Nelson Rueda en calidad de tercer integrante del elenco, la trama del impulsor de “Afterplay”, “Danza de verano” y “El regreso”, tiene escenografía de Eugenio Zanetti y vestuario de Sebastián Sabas. Las funciones se llevan a cabo todos los miércoles a las 20.30 y los sábados y domingos a las 18.
La artista en cuestión tuvo su primera aparición con Rodolfo Kuhn en la película “Los jóvenes viejos” (1962) y René Mujica en “El Octavo Infierno y El Demonio en la sangre” (1964).
Ya en 1965, se encargó de la escritura del guión de una producción conjunta entre Argentina y Perú: “Intriga en Lima o rapten a esa mujer (1967)”. Tiene como característica esencial su rol superlativo en papeles dramáticos y su inteligencia le permite la encarnación de los personajes que lleva a cabo.
Trabajó en 17 productos teatrales, tales como “No me pienso morir”, “Solidarios por la identidad”, “Diatriba de amor contra un hombre sentado”, “Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores”, “Antílopes”, “Eva y Victoria”, “La mujer justa”, “Brujas” y “La sombra de Federico”.
Además, estuvo en “Darse cuenta”, “Rosa de dos aromas”, “Ciudad nuestra Buenos Aires”, “Como blanca diosa”, “Una máscara del amor”, “Las mujeres de Ibsen”, “Los nietos nos miran” y “Temporada de silencio”.
Por otro lado, en televisión, realizó “Show Rambier” y “Show Standard Electric” (1965); “Adorable Profesión” y “Hay que matar a Drácula (1968)”, “Cuando vuelvas a mí” y “El hombre que me negaron (1969)”, “Inconquistables Viviana Hortiguera (1970)”; “Nacido para odiarte (1971)”; “Malevo (1973)”; “Nosotros y los miedos (1982)”; “Ficciones de Sergio Renán (1987)”; “Atreverse (1989,1990 y 1991)”; “Amores” y “Mi mamá me ama” (1991 y 1995)”; “Locas por ellos (1997)”; “Juanita la soltera (2006)”; “La dueña (2012)” y “Juventud acumulada (2017)”.
Según los datos de su filmografía, se desempeñó en 22 películas, bajo la mirada de directores como René Mujica, Mario Sábato, Oscar Barney Finn, Héctor Olivera y María Luisa Bemberg: “El demonio en la sangre” y “El octavo infierno, cárcel de mujeres (1964)”, “Nadie oyó gritar a Cecilio Fuentes (1965)”, “Una máscara para Ana (1966)”, “Rapten a esa mujer (1967)”, “Crimen sin olvido (1968)”, “La fiesta de todos (1978)”,
Como si fuera poco, desarrolló su potencial en “El poder de las tinieblas (1979)”, “Momentos (1980)”, “Tiro al aire” y “Queridas amigas (1980)”, “De la misteriosa Buenos Aires (1981)”, “Volver (1982)”, “Gracias por el fuego” y “No habrá más pena ni olvido (1983), “El día que me quieras” y “Apenas reflejos (1986)”, “Sofía (1987)” y “Veredicto Final (1996)”.
En lo que respecta a los reconocimientos, en 1991 recibió el premio Konex-Diploma al mérito a raíz de su trayectoria “como Actriz dramática en radio y TV”, “mejor actriz en el Festival de Montreal (1979)” y en el “festival de Chicago”, “mejor actriz protagónica en el evento de cinematográfico de La Habana, capital de Cuba, y en la fiesta de cine de Huelva, España (1980)”.
Tiene nada más ni nada menos que 56 años encima de los escenarios y denominó el rol del actor como una esquizofrenia, que consiste en que uno juega a que es otro, no obstante, ese otro lleva el aspecto de uno. En su formación, se trata de la búsqueda de testimonios propios que la aproximen a la realidad verdadera del personaje.
En algún momento, estableció que cada vez está más decidida de que el formato de la vida de cada uno ya se moldeó, y además, uno alienta proyectos, promueve la dedicación, pero no prospera.
Trabaja de manera constante desde los 16 años, época en la cual su padre falleció y comenzó su etapa laboral en calidad de modelo, hasta que se topó con el arte. Fue su padre una gran influencia. Este le dejó una buena cantidad de material bibliográfico y, por consiguiente, se inició su inclinación no sólo por la lectura, sino por la actuación.
Observó a Edith Piaf en el país y justo coincidió con su primera vez en el Colón. De muy joven, viajó a Italia, conoció a Michelanchelo Antonioni, y regresó a Argentina tras 90 días. Su visión es que el fracaso y el éxito son duros y difíciles, pero el segundo es más peligroso en comparación con el primero.
Al escenario, si se confeccionara una lista general, lo compartió con leyendas de la talla de Andrés Rasdolsky, Hugo Urquijo, Daniel Cicari, Mariano Mazzei, Marcela Ferradás, Victor Laplace, Mirta Luciani, María Socas, Rodolfo Bebán y Duilio Marzio. Detrás de escena, fue aconsejada y asistida por los siguientes directores: Mariana Chaud, Oscar Araiz y Ana Itelman.
Acerca de su función en su empleo actual, la entrevistada afirmó: “nosotros, los que vemos, no somos videntes. Sólo vemos. En la obra, es un hombre que se ocupa de las ballenas y cabras”. Luego, contó que, bajo una superficialidad, hay una “cuota de egoísmo” ya que no se le consulta al otro “lo que quiere de su vida”.
Sobre la secuencia central, Dufau describió que se basa “en una historia real” y que el cirujano entró en una depresión aguda como consecuencia de “una relación amorosa”. De inmediato, dijo que “Any resurge” y se introduce de nuevo entre los profesionales más destacados en su materia.
Sin embargo, en el instante que se le consultó por aquellos que influyeron en su formación y las particularidades, contestó: “Conocí varias personas. Tuve muy buenos coach y me ayudaron muchísimo. En primera fila había dos chicos, Carlos y Lucía, a quienes le preguntaron si querían operarse y dijeron que NO”.
“Tienen una vida plena. Personas buenas, malas, resentidas y nobles hay de los dos lados”, agregó. En cuanto a la obra en sí, la actriz describió: “la cirugía de Any fue a los 53. El relato es en pasado, hablamos en ese tiempo”. En lo referente a la experiencia que compartió con los jóvenes ciegos, confesó que tuvo un encuentro.
“Cuando tuve una reunión con los chicos, Carlos y Lucía, me contaron que tienen un equipo de fútbol, un coro, clases de actuación y de baile. Al teatro van mucho”, detalló, y al mismo tiempo, añadió que Lucía le explicaba que tomaba clases con una chica que había perdido la vista a los 25 años, pero se acordaba de los movimientos. “Por eso, Any no baila lindo, solo lleva a cabo lo que siente y lo que le pasa”, aseveró.
En otro tramo de la charla, a Dufau se le preguntó por su intachable y brillante carrera, por lo que ella opinó: “Pasé por muchos éxitos y otros tantos fracasos. No quiero que la gente tenga esa impresión de que la vida fue toda maravillosa. Es como es“.
En ese sentido, contó que una colega “muy prestigiosa” le explicaba que, cuando una pieza no andaba, no significa un fracaso, sino que la gente no acudía por diversos motivos. De inmediato, en el instante que se la interrogó por Gabriel García Márquez, se tomó un tiempo y revivió anécdotas. “Queríamos que se le hiciera un homenaje en el Cervantes, pero no se logró. Veremos qué pasa”, subrayó.
“En un momento me contó que escribía un libro de la vida de Simón Bolívar. Tuve un encuentro con él y estaba Fidel Castro”, resaltó. El autor del país cafetero definió a Dufau como su musa y la seleccionó para su única obra teatral de su vida, a la cual tituló “Diatriba contra un hombre sentado”.
Hace 29 años se estrenó el material de quien era conocido como “Gabo”. Aquella recordada e inolvidable función se montó en una sala ubicada en la intersección de las calles Córdoba y Libertad.
Cuando fue a la isla de Cuba, a la reconocida artista le pidieron que hiciera un concierto en un repertorio de poesía, en el Cabaret del Hotel Nacional, y puso como condición que no se tomara alcohol y que cerraran las puertas. Al día siguiente, le llegó la noticia de que el extraordinario autor se había quedado afuera.
Si se tiene en cuenta el talento y la destreza de la protagonista, la artista retrocedió en el tiempo y citó a memorables actores y guionistas. “A Alejandro Doria lo extraño mucho. Fuimos al Festival de Montreal, en Canadá”, señaló, y enseguida, enumeró: “Había un jurado muy fuerte, pero ninguno argentino. Había críticos ingleses y se encontraba Sergio Leone, director italiano”.
Para más datos, explicó que, en Canadá, el público está “en la platea”, mientras que en “el pulman”, se ubican los actores. “El jurado tenía su sector en la primera fila y se daban vuelta”, sintetizó. “Cuando me nombraron, me levanté muy rápido y llegué al escenario”, enfatizó.
En el final, Dufau retomó las coincidencias con Doria y brindó conceptos en relación al significado de los grupos laborales en el ámbito artístico. “Alejandro adoraba un montón a las actrices”, resumió y, sin interrupciones, advirtió que la película “La Isla” no era para ella, pero se produjo un inconveniente y le tocó. “Disfrutaba demasiado los laburos con él”, asumió.
Por último, de acuerdo a sus características, sentenció que no se queja “en absoluto” y que, a veces, tiene “determinadas” circunstancias. “En un elenco somos como una familia. El objetivo es que el trabajo esté bien hecho”, concluyó.
*Podés escuchar “Los Acomodadores”, los viernes a las 18 horas, por Radio Zónica.