Viernes 31 de Octubre de 2025 - 7:16:16 am

Guillermo Francella: “Me genera mucho placer ese vínculo que tengo con la gente”

Espectáculos junio 28, 2024

El actor y comediante Guillermo Francella pasó por "Hablemos De" y abrió la intimidad de su trayectoria conjugada con una mirada singular sobre la profesión.

Es una tarde que se les parece mucho a otras. El tipo llega como cualquier persona, se baja de un taxi desde el que vio pasar la ciudad por las ventanillas. Al invierno lo amortigua una espesa humedad que despide el hálito de las calles. Mientras tanto, el tipo va camuflado como un transeúnte de los tantos que trajinan apurados las avenidas porteñas. El tipo y su ruta. Las bocinas, las frenadas, las sirenas, gritos que agreden, gritos que avisan; la panorámica sonora con sus acordes habituales. El alto volumen de estrés argento ha convertido al humor en un commoditie de potente valor. Un escudo, un alivio, un entretenimiento… o todos ellos en el mismo envase. Aproveche y llévese tres al precio de uno. Hablando de promociones, el bar vecino promete un happy hour de cerveza hasta las 21 hs. El sujeto toca el timbre y lo sostiene de 2 a 3 segundos. Por si faltaba otro sonido.

Ni bien ingresa a Radio Zonica, revolea un gesto alegre al paso. Ya todos saben de quién se trata, y esa mueca en la comisura de los labios se abre camino a la sonrisa de los que lo identifican. Es un acto reflejo. A Guillermo Francella lo conocemos casi todos en Argentina y buena parte de Latinoamérica, sin embargo pocos saben que podría haber estado del otro lado del mostrador. Antes de ser uno de los actores y comediantes más destacados del país, Francella estudió periodismo, incluso lo ejerció. “En la revista Gente me tomaron por Alfredo, que era un tío mío. Cuando le fui a pedir trabajo me dijo que primero me reciba. Yo en ese momento estaba estudiando periodismo en el Instituto Grafotécnico. Así fue que a las 24 horas de haberme recibido lo fui a ver. Si bien justo se estaba yendo de viaje, me hizo entrar con la modalidad de una pasantía. Cuando volvió el personal estable en marzo, veía a Chiche Gelblung (Director General), Jorge Luján Gutiérrez. Recuerdo que no me daban trabajo, más bien me mandaban a buscar algún que otro paquete a Ezeiza… me tenían como el “che” pibe”.

Ese pibe terminó su trayecto en el periodismo casi sin haberlo empezado. El contraste queda expuesto a la luz de lo que vino después: “De todos modos, yo ya estaba haciendo otras cosas en otros lados. Luego me despiden y para mí fue muy duro. Es gracioso porque tiempo después, cuando los veo en la producción de la tapa de la revista, me dijeron que me salvaron la vida con esa decisión, je”, dice en el formato jocoso de casi siempre.

El corazón ya palpitaba la promesa de lo que iba a llegar. La vida tenía otros planes en la vida de Francella: “La cuestión es que yo ya trabajaba en publicidad. Hacía comerciales de cigarrillos, de vermouth, de jugos, de quesos. Ya en esa época trabajaba muchísimo como modelo publicitario. Luego de eso me vinculé enteramente al teatro que era lo que amaba. Del periodismo te puedo decir que no me gustaba tanto el escrito, sino el oral. El que haces vos. El poder hablar a cámara, porque hay algo actoral en eso. La realidad es que lo hice para estar cerca de lo expresivo, de lo interpretativo. Era lo que yo quería. Y terminó siendo mi única carrera”.

Pero antes de soltar al periodismo, es el periodismo el que se aferra al personaje, al menos para el juego de Dr Jeckyll y Mr. Hyde o de entrevistado y entrevistador: “Si el Francella periodista debería analizar al Francella actor yo destacaría el valor de alcanzar su objetivo trazado, esa tenacidad y constancia en una actividad tan especial es clave. Tengo hijos actores a los que les digo que se metieron en un baile porque es una profesión llena de pausas donde no tenés nunca una seguridad salarial. De verdad que haya sido un objetivo cumplido, con los vaivenes que debí soportar revisar el teléfono para ver si tenía tono. De luchar por conseguir bolos, hasta obtener el papel de un personaje de mayor relevancia. Y llegar a la instancia de coprotagonizar. Y más tarde poder protagonizar”.

El tiempo lo consolidó y la consagración llegó de manera natural. Hoy, sus frases orbitan en el imaginario popular y se han convertido en una industria de memes y stickers. Son casi un jingle musical. “Después de eso, el punto fue dejar lo cómico y poder transitar a otro género. Porque el punto es que mi llegada a la comedia fue una anécdota, no es que yo me preparé. Me convocaron porque les resultaba efectivo a los productores. La verdad es que yo tenía ganas de abordar cosas más heterogéneas. Siento orgullo de todo lo que viví. Es una profesión muy ingrata, fíjate que hoy la ficción en la TV de aire desapareció, es más de realities como Gran Hermano, Masterchef y La Voz. Hay de entretenimientos, deportivos, noticieros… y la ficción no está. Hoy los chicos no tienen televisor en sus cuartos, tienen computadoras con YouTube todo el día y el auge del streaming”, apunta el protagonista de El Encargado, a punto de estrenar la tercera temporada el 19 de Julio.

Las tonalidades polivalentes de sus personajes se van adaptando, así como van mutando las nuevas formas de consumo: “Llegaron mundos nuevos que hay que atravesar, como las plataformas. La actividad de lo que es interpretativo empieza a mermar. La pregunta en lugar de ¿Qué pasó con este actor? Debería ser reemplazada por ¿Qué pasó con la profesión? El hecho de ir al cine, dejar el coche, ir a buscar los pochoclos. Esa rutina, si hoy no son películas de Marvel, no hay convocatoria. A veces la pega una, pero en general es difícil. El teatro no, porque se sigue manteniendo, tanto en el off como en el circuito comercial”.

El rojo del Aire insiste en continuar la entrevista. Al mismo tiempo una percepción circula libre, llena los espacios y al mismo tiempo no se la puede detectar. Hay situaciones y personas que tienen que ocurrir y punto, no todo se encorsetar en lógicas. Hay mucho de sentido de la oportunidad y otro tanto de audacia en la vida artística de Guillermo Francella. “Se trata de una tarea titánica el ser actor. Yo siempre soñé con vivir de esta profesión. Pero yo no soy un buen espejo en donde mirarse porque no hice un ABC. Es decir, no puedo decir ´si haces esto, logras aquello´. Es un poco azaroso todo, después sí, tenés la dicha de participar de una serie que es convocante. Ahora, puede pasar que vos te matas trabajando todo un año para una serie, y por ahí la plataforma no tiene tanto éxito, y esa serie no se ve. Entonces hay un montón de elementos que conspiran”.

Wikipedia recuerda que además es director de cine, teatro y televisión. Otra vez, empecinado, en los dos lados del mostrador. Pero ahora habla desde sus apreciaciones a la hora de analizar un proyecto con una mirada abarcativa: “El guión en una película es fundamental. A la hora de evaluar un guion no tengo un ABC, sino que mucho tiene que ver quien me lo envía, si es alguien a quien yo admiro mucho y confía en ese trabajo, lo leo más detenidamente que otros. No es lo mismo que me lo acerque alguien que no conozca o una ópera primista. Muchas cosas tienen que pasar, pero en principio que a la hora de leerlo no digas ´pero esto ya lo vi´, tipo refritos de otras historias. Como una historia en la que cambian los personajes, pero el universo es el mismo. Una especie de afano”.

El tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de Dios… pero hay una cosa que no puede cambiar, Benjamín: no puede cambiar de pasión, dice Pablo Sandoval –su personaje- en una de las escenas icónicas de El Secreto de sus ojos. Resulta que el tipo ya no sólo puede, sino que abraza el cambio. Hace rato salió del rol exclusivo del comediante: “Me pasa que no me atraen personajes que ya he interpretado, por eso busco otro que me interpele más. En definitiva, un desafío mayor. Intentar que los personajes sean bastante antagónicos entre sí, de poder verme en colores diferentes. En relación a la convocatoria, si vos tenés tanda publicitaria, sponsors, se puede amortiguar el presupuesto con una buena historia… como pasó aquella vez, lo que pasa es que era una historia de Juan Campanella (El hombre de tu vida, 2011)”.

Son días donde el pulso del algoritmo se alimenta de una grieta social agotadora. El bálsamo en estos tiempos tiene forma de selección de Scaloni. O sea, un cada tanto. No son muchos quienes construyen unanimidad en el reconocimiento. Sucede que Guillermo Francella es uno de esos puentes que unen: “Me genera mucho placer lo que pasa conmigo y ese vínculo que tengo con la gente. Es algo nunca imaginé que iba a vivir. Esa cosa tan afectiva de sentirse un familiar mío, de cualquier edad. Publicistas amigos me dicen que quisieron curiosear para medir el share para ver a qué público puede acercarse con mi figura, y es impresionante como uno va de un polo al otro, en todo nivel. Tengo consciencia de eso y me sigue emocionando hasta el día de hoy lo que pasa”.

 

La conversación llega su fin, pero su historia continuará. Hay un personaje que seguirá fabricando anécdotas pobladas de chascarrillos, gestos pícaros y sonidos con vocales estiradas hasta la carcajada del público de turno. Ese tipo que llegó como cualquier otro, se va sin cambiar un ápice de su forma de ser. Lo que transformó fue el ambiente donde estuvo… como casi siempre.

 

 

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