Guillermo Pardo: “Los Derechos Humanos no entran en una discusión partidaria”
Sociedad agosto 9, 2024El fotógrafo Guillermo Pardo, compartió en "El Arranque" vivencias sobre su trayectoria profesional y la icónica foto a Alfredo Astiz.
“En el año 1993 yo trabajaba en la revista Gente, cubriendo la noche con las celebridades que iban a los restaurantes, a boliches. En ese contexto de la historia los represores estaban impunes, no había juicio ni castigo, estaban sueltos. Recuerdo que yo tenía 32 años en ese momento el jefe de seguridad, me agarra del hombro y me presenta como su fuera una celebridad a Alfredo Astiz. Enseguida tomo consciencia de a quien había conocido. Allí me dice ‘no quiero fotos’. Entonces empecé a seguirlo en el boliche y lo que hacía era no tomar alcohol. Caminaba cinco pasos y volvía, después me contaron que eso se denomina contraseguimiento. Es que siempre estaba paranoico”, evoca el ex fotógrafo de Gente, Caras y Pronto, Guillermo Pardo.
Luego, continúa: “En un momento él, que estaba hablando con una rubia, se mete en un ascensor. Yo ahí, corrí por las escaleras y le abrí las puertas del ascensor. Cuando se da vuelta para evitar que le saque la foto, justo le da la cara en el espejo y disparé con la cámara. Después un compañero de otra revista salió afuera a sacarle la foto y allí Astiz le pega. Astiz andaba con una navaja suiza dentro de una cartucherita, siempre andaba armado. Ante eso no hicimos ninguna denuncia. A partir de esta foto, fue una especie de punto de inflexión”.
“Porque llegaron los escraches del año 95 por parte de la ciudadanía. Después lo que me contaron es que tras la publicación de la foto, un tipo bajó de un colectivo y le pegó un cachetazo. Le cagué la vida. Visibilizamos que los tipos andaban en los boliches haciendo una vida normal. Luego generó un efecto en la gente. Recuerdo que a través de La TV Ataca, que conducía Mario Pergolini, se volvieron conocidas las caras de los militares. Durante dos semanas, cuando salía de la Editorial Atlántida, veía a través del vidrio retrovisor del remise en el que viajaba, cómo me seguían. Yo me daba vuelta y me hacían la señal del corte de cuello”, admite.
Pardo reconoce que “el miedo es parte del oficio, porque el riesgo siempre está. Fui compañero de José Luis Cabezas. Además cubrí las fotos del silencio, vinculado al Campo de Concentración en la Tercera Sección del Tigre. Un material histórico. Siento que el miedo no me dificulta vivir”.
Al respecto de la visita de los diputados de La Libertad Avanza a represores de la última dictadura militar, el Gestor Cultural remarcó: “Para mí es un nunca más. Y lo enmarco dentro de un compromiso. He vivido situaciones en el servicio militar y otras que pasé me involucran de lleno en la causa de Derechos Humanos. Con esta visita a los represores, más que miedo es indignación lo que siento. Creo en la micromilitancia, que no es partidaria. Los Derechos Humanos no entran en una discusión partidaria. Se trata de hacer educación con este hecho”.
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