Miércoles 18 de Junio de 2025 - 8:36:20 pm

Jorge Marrale: “El Vestidor es una obra de vínculos”

Teatro mayo 5, 2018

En "Café con Mazas", el actor habló de la pieza que lleva a cabo junto a Arturo Puig, en el Paseo La Plaza.

Por JohanTalarico

     Jorge Marrale, el pasado miércoles 9 de mayo, estrenó junto a Arturo Puig la obra “El Vestidor” en el Paseo La Plaza. Mediante una extensa charla con Carlos Llorens y Luis Mazas en “Café Con Mazas”, el actor habló de este impresionante trabajo, que generó gran expectativa. Además, habló de la actualidad teatral, analizó la situación actual de la ficción en Argentina y brindó detalles de experiencias, cercanas en el tiempo, por el interior del país.

      La trayectoria del protagonista de la entrevista, si se tiene en cuenta su extenso currículum, es impecable e intachable, pero a su vez, parece inagotable. A lo largo de su historia, llevó a cabo alrededor de veinte productos arriba del escenario: “Boda Blanca (1980)”, “Noches Blancas (1981), “Sueño con una noche de verano” y “Vincent y los cuervos (1983)”, “Knepp” (1984), “Los Compadritos (1985)”, “El Gran Soñador (1986)”, “Cartas de Amor (1990)” y “Oh!, querido Tennesse! (1992-1996)”, “Los Mosqueteros (1996-1999)”, “Los Lobos” y “La Gaviota (1996-1997)”.

        Otras labores en salas: “Closer (1999)”, “El Judeo del bebé (Director Roberto Villanueva), “Diccionario Amoroso (2002)”, “Pequeños Crímenes Conyugales (2004)” y “Baraka (2008)”, con Javier Dualte. En cine, estuvo presente en cerca de 25 películas tales como “Contar hasta diez” y “Darse cuenta (1984), “La cruz invertida (1985)”, “Sin Fin (1986)”, “Los amores de Kafka (1987), “El marido perfecto (1991)”, “El mundo contra mí” y “Geisha (1996)”, “Escrito en el agua”, “El Faro” y “Cenizas del paraíso (1997)”.

      En continuidad con sus funciones en pantalla grande, se destacan “Cómplices” y “El viento” (1998), “Antigua vida mía (2001)”, “El séptimo arcángel (2002)”, mientras que, en 2003, hizo: “Soy tu aventura”, “Los esclavos felices”, “Ay Juancito” y “El día que me amen”.

      En televisión, formó parte de 52 tiras y se destacan “Los miserables (1981)”, “Alfonsina (1982)”, “Paquita Bernárdez (1984), “Soñar sin límites (1986), “Pasajero sin equipaje (1987)”, “Discepolín (1989)”, “Atreverse (1990)”, “Amores (1991)”, “Cosecharás tu siembra (1992)”, “Tierra de pasiones (1994)”, “Nueve lunas” y “Poliladron (1995)”, “Cuentos argentinos” y “La salud de los enfermos” (1996), “Los Fiscales (1998)”, “El día que..” y “Tiempo final (2002)”, “Cuentos de Fontanarrosa (2007)” y  “Vidas Robadas (2008)”.

      Si de galardones se trata, el hombre en cuestión tiene la vitrina llena de trofeos. En 1988 premio propinado por el Festival Biarritz, Martín Fierro en 1991, premio ACE (1997), nominación al premio Martín Fierro (2005)”, nominación al Cóndor de plata (2006), ACE al mejor actor protagónico de comedia y/o dramática, ACE de oro a la trayectoria, nominación a los premios Clarín a mejor actor de cine, Premios Clarín como mejor actor en teatro y premio Clarín por destacada función en televisión.

    Con respecto a la relación con el notable profesional con quien hoy comparte “El Vestidor”, mantienen un vínculo más allá de la escena. En esta ocasión, se refieren con este proyecto, a la confianza, el narcicismo y la exposición pública de acuerdo a cómo transcurren los años.

     Sobre esto, Marrale afirmó que “es una obra dentro de una obra” y que “requiere un tiempo emocional” que los agota. “Terminamos cansados luego de cada ensayo”, sostuvo. En profundidad, el entrevistado brindó más detalles en referencia al tema. “El Vestidor es una obra de vínculos. Se basa en la relación de un actor que se dedica al repertorio Shakesperiano y su ayudante”, añadió.

       Al mismo tiempo, detalló de manera específica en qué consiste la trama y hacia dónde apunta. En ese sentido, manifestó: “Los protagonistas, juntos, integran una compañía que viaja por Inglaterra, en el marco de la Segunda Guerra Mundial, que interpreta a Rey Lear”. De inmediato, calificó al material artístico actual como “autorreferencial” y que se trata de teatro dentro del teatro. “La gente que se dedica a esto enseguida se sentirá tocada”, aseguró.

      En cuanto a la vigencia de la pieza, Marrale enunció que “otra vez” está de moda. “Habla de nosotros los actores y eso me movilizó”, explicó, y en paralelo, destacó: “todo ocurre en un camarín y es, de algún modo, intimista. Trata lo que nos pasa y se centra en la labor que cumplen en plena Segunda Guerra Mundial, en Inglaterra y en 1941”. En un instante, aseveró que el espacio en el cual conviven lo “fascina”.

      Sin dudas, y en sintonía con la actualidad, continuó con los puntos sobresalientes de esta perla de arte y señaló que, en la ficción, su colega “Norman (Puig) es un ser muy colgado” y que, cuando lo invitó para que tocara los timbales, “le encuentra un sentido” a su vida. “Es actor y productor de las compañías de las viejas épocas, con una impronta y una forma de manifestación autoritaria por el hecho de que está en un momento particular en su vida”, esbozó.

      A continuación, el artista detalló: “Él (Puig) se encuentra en el hospital, pero después se raja y hace la obra. Es un acto muy de los actores”. En lo que atañe a su papel, Marrale especificó que es “una función suprema” y que está en un momento de su vida en el que quiere “que todo quede claro”. Por otro lado, y a raíz del conflicto bélico a nivel global y las comunidades, Jorge contó que la guerra, que “pareciera que espantara a la gente”, provocó todo lo contrario.

     “Hay películas en las que las personas acudían al teatro. Dicen que nos religamos en una platea. El teatro va dirigido a cada uno”, confesó, y luego, ratificó que la “multitud” es lo que genera el “fenómeno” de la identificación. “Cada uno lo pasa por el filtro de su existencia”, subrayó.

      Si se reflexiona al lugar del teatro como campo de la comunicación, sin dudas Marrale comparte esa postura y es por eso que, cuando se le preguntó, respondió: “somos todos distintos, las personas y los intérpretes. La vida nos hace diferentes. Al personaje lo llevamos adentro”, resaltó, y además, definió que “todos los días” la humanidad es atravesada por la realidad y aquello que la rodea. “El actor va, se sienta y carga con su mochila”, aclaró.

      La comparación entre la artificialidad y lo original se hizo presente en el encuentro, se recordó momentos y se hizo hincapié en lo actual. “En estos tiempos y presencia de tecnología, todavía nada suplantó al vivo, la sensación de la narración”, admitió el célebre actor, quien contestó que “al teatro nadie lo dejará morir” y, por consiguiente, “espantarán a la muerte de cualquier modo”. Seguro y sólido, habló de las dificultades en los idas y vueltas de las comunicaciones.

     “El WhatsApp, con el tilde, ya marca que lo recibió, pero no se sabe el tiempo en el cual te contestarán. Antes, uno hablaba y tenía la respuesta inmediata”, reflexionó con soltura y sensatez. No obstante, sacó conjeturas a través de un paralelismo entre los modos de relaciones tanto cercanas como lejanas. “Los teléfonos son más mensajes  que llamadas. Estamos prácticos. Hay generaciones que nacen con esto y lo entienden perfecto”, asimiló el actor. “No es por nostalgia, pero la comunicación directa era muy buena”, consideró.

       De cara a los días que se aproximan, precisó: “la función del 15 de mayo será para amigos, críticos y actores. Que la gente venga cuando quiera y lo necesite. Eso es lo que le transmito a mis amigos”. En lo posterior, por las cosas imprescindibles de las funciones de “El Vestidor”, reveló que están “en un momento interesante” y que lo “conllevan bien”, sumado a ello la solidificación de la técnica y lo lindo y convocante de la música a cargo de Ángel Mahler.

      “Cuando escucho cada pasaje de la melodía, me emociono, los de piano y violín. Lo hacemos con mucha entrega e investigamos un montón”, sintetizó, y puso énfasis en “la gran cantidad de horas” de ensayo. “Cuando uno ve a los especialistas, es increíble”, esgrimió.

       En lo referente a lo reciente, el estimado Jorge comentó: “hice una serie en Córdoba y con producción cordobesa. Hay un gran apoyo del gobierno de la provincia y el ministerio de Cultura de Córdoba. Fue una co-producción con Brasil”. Sin embargo, y a partir de la extensión del país, de la mano con las oportunidades, formuló que “se habla de federalismo”, mas exigió que se ponga en práctica. “tuvimos lugares de filmación muy buenos. Es una gran provincia, con espacios hermosos”, confirió.

      En el lapso de los minutos siguientes, el artista enumeró las virtudes de S.A.G.A.I (Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes), institución de la cual es un estandarte inamovible, y justificó su existencia por medio de declaraciones puntuales. “Es una gestión sin fines de lucro. Una ONG autorizada en Argentina para la recaudación y distribución  de los derechos intelectuales de directores y bailarines por la difusión pública de sus interpretaciones”, describió el actor.

       En simultáneo, pronunció: “es el nacimiento de un deseo colectivo y de un grupo de generaciones. De los trabajos, sale un porcentaje que se modifica en modalidad cuatrimestral. Es un grupo colegiado muy democrático”. No conforme con ello, confesó que los primeros que lucharon por la ley de propiedad intelectual fueron Carlos Gardel y Canaro. “Tenían mucho éxito, aunque no veían las ganancias de lo que producían. Luego, surge la Asociación Argentina de Intérpretes (A.D.I), a la cual pertenecimos algún tiempo”, estableció.

        “A partir de un decreto del 2006, nació S.A.G.A.I y nos eligieron en una asamblea. Trabajamos de manera estrecha con la Asociación Argentina de Actores”, arengó. En el cierre, Marrale no le esquivó a la crisis de las novelas de televisión nacionales y demostró su profunda preocupación. “Hay mucha lata. Para colmo, no hay aportes por la falta de empleo. Demasiado material extranjero. En la medida que eso exista, será complejo y difícil”, alertó.

        “La tendencia se modificó y no se espera el horario. Los canales hacen su negocio, pero sería necesaria una ley de fomento de lo audiovisual para que se eleve la calidad”, pidió, y citó un ejemplo clave de una nación vecina del estado argentino. “La legislación, en ese sentido, es excelente. Los trabajadores cuentan con fuentes de laburo en los grandes medios y hay ficciones muy ricas, como O Globo”, adjudicó.   

         En primer lugar, el actor elogió la calidad y eficacia de la dirección argentina y de los actores, e incitó al trabajo constante. “Muchos directores fueron a diferentes países y dieron clases. Que no se esté en potencial, que se ponga en marcha porque hay mucha capacidad”, ratificó. “Los actores argentinos desarrollamos un aspecto de comunicación alto. Se ve en el talento de la expresión y la versatilidad”, puntualizó en segunda instancia. “Debemos ajustarnos a los tiempos y al riesgo. Para la producción, la inversión es lo principal”, finalizó.

 

*Podés escuchar “Café con Mazas” los sábados, de 14 a 15 horas, por Radio Zónica.

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