KELLY OLMOS: “Ellos quieren debilitar el sistema gremial, no sólo los derechos laborales”.
Interes General noviembre 1, 2025La ex ministra de Trabajo y Previsión Social, Kelly Olmos, conversó en la RZ sobre la coyuntura social en el país, luego de las elecciones legislativas nacionales.
“Hay que entender que es una elección de medio término y creo que se impuso el miedo, en el sentido de qué iba a pasar el día después si pasaba algo como una explosión de los mercados o una crisis como la del 2001 donde los que estaban mal decían ‘pero me voy a quedar peor’. No es que iba haber un cambio de gobierno, no estábamos discutiendo la alternativa. Si uno sigue la teoría de shock, de Naomi Klein, está claro que son operaciones que la Derecha conoce perfectamente bien. Es decir, asustar, como cuando Trump dijo ‘los argentinos están muy mal y si pierde Milei nos vamos. Le estamos dando un salvataje que se lo vamos a retirar’. La reforma laboral es un título que uno necesariamente asocia a los planteos del FMI, porque además son imposiciones del nuevo programa que además suscribió (Luis) Caputo. Y cuando están asociadas al fondo tienen por objeto un refuerzo del ajuste para generar más excedente para el pago de la deuda, o por lo menos de los intereses de la deuda. Creo que hay que tener en claro por lo menos dos condiciones: Primero, si uno tiene que modificar el sistema de derechos laborales el mejor momento siempre es en el marco de un programa expansivo. Porque ahí es donde se genera trabajo, lo que genera trabajo no es la normativa laboral, es la existencia de un proyecto económico de crecimiento inclusivo, capaz de generar trabajo”, observa la dirigente del PJ, Kelly Olmos, sobre el escenario político y económico tras la victoria libertaria en los comicios de medio término.
Además, la economista remarca: “Acá en Argentina el período en que más trabajo se generó fue del 2004 al 2011, fue una correlación directa entre la generación de puestos de trabajo formales, con derechos, y el crecimiento económico. Hoy, en realidad, un sector del empresariado y el Gobierno están plantendo es que frente a una demolición que hicieron de la competitividad de la estructura productiva del país, tratar de compensarla, restándole más ingresos y derechos a los trabajadores. El aumento de la jornada laboral de 8 a 12 horas es un planteo que va a contramano del siglo XXI, que nos retrotrae a las etapas muy esclavizantes. Porque el objeto fundamental de fijar una jornada tan extensa es eliminar el sobrecosto de las horas extras. Ese es el objetivo. Se combina el hecho de trabajar más de ocho horas más un adicional, que en lugar de ser abonado con un recargo, es acumulado a tu favor para que en el momento en que el empresario tiene una menor demanda, te dice ‘Ahora trabajá cuatro horas para compensar cuatro horas que trabajaste de más en un momento de mayor volumen laboral’. Pero el trabajador está ante una situación completamente de indefensión y de carácter discresional, donde su mayor esfuerzo no es retribuido. En realidad tiene que aceptar esas condiciones porque ante una expectativa muy disciplinadora como la que existe hoy, y que es la de la posibilidad de desocupación. Es decir, te saquen del trabajo, el trabajador no tiene otra oportunidad que adherir a lo que le planteen, no hay capacidad de negociación”.
“Sobre todo porque ellos intentan dejar sin efecto las negociaciones colectivas y reducirlas a negociaciones individuales o por empresa. Ahí el desequilibrio de poder que hay entre el trabajador y el empleador, digamos, lo que hace, lisa y llanamente es someter al trabajador. El otro aspecto que me interesaba exponer es que se habla del sistema de leyes laborales como si fuera un mamotreto dogmático: rígido, antiguo, que no se ha modificado, eso es totalmente un prejuicio falso porque la institución madre de nuestra ley de contrato de trabajo la negociación es tripartita. Es decir, la asistencia de una mesa para discutir, y de hecho ha existido y ha modificado todo lo que se ha planteado como necesario. Por ejemplo, en el caso del sector petrolero Vaca Muerta tiene un sistema de explotación muy distinto al que era tradicional en el sector petrolero, aquel que conocemos. Hubo que cambiar el convenio colectivo para adaptarlo a los nuevos modelos de explotación. Se negoció, se alcanzaron los acuerdos, se hizo y Vaca Muerta llegó a los máximos históricos de explotación. Nosotros, desde el Peronismo, todo lo que surja desde una mesa de negociación donde los trabajadores se sienten en una relación mas o menos equilibrada con la patronal, me parece adecuado”, subraya Olmos.
“Mil veces, mirá, en el sector de neumáticos hubo una época de muy baja demanda y producción. Lo que hicieron fue resignar un incremento en esa circunstancia pero cuando hubo ganancias recibieron una participación. Y eso funcionó, no es que se impuso una cuestión. Nosotros lo único que estamos pidiendo y parece que afectara a los empresarios, más de otra cosa, es que pueda haber una negociación en términos equitativos de relaciones de poder. Y no quieren negociar de igual a igual, ese es el problema. Ellos lo único que quieren es recuperar ganancia empresaria sacándola de ingresos y derechos laborales porque efectivamente hay una caída muy significativa en la demanda efectiva. Es decir en los niveles de actividad de nuestra estructura productiva, y quieren que el pato de la boda sea todavía más, el sector del trabajo. Y además siempre tienen el mismo objetivo que es destruir el carácter universal de nuestro sistema de jubilaciones y pensiones. Siempre que hay un proceso de desocupación creciente la capacidad de discutir salarios se disciplina, se hace más difícil, pero frente a ésta reforma como pasó al principio de esta gestión, cuando intentaron instalar por el capítulo cuarto del DNU 70. Inmediatamente se movilizó la CGT, las dos CTA en conjunto, y se hicieron presentaciones judiciales de manera tal que se quedó sin efecto, en virtud de su inconstitucionalidad. Ahora es exactamente lo mismo porque creo que ellos quieren debilitar el sistema gremial, no sólo los derechos laborales”, cerró la ex ministra de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.
Tiempo atrás, Kelly Olmos decía: “Milei invisibiliza a las mujeres para favorecer su explotación”
Raquel Kismer de Olmos es vicepresidenta del PJ porteño y segunda candidata a diputada en la lista de Fuerza Patria. Peronista de cepa y con un largo camino en el partido, que se fue moviendo en un espectro amplio y diverso, Kelly acompañó y estuvo siempre. Hoy integra una lista de unidad que reúne variedad etaria y de posiciones.
Raquel “Kelly” Olmos nació un 8 de julio de 1952 y desde los diecisiete años tiene un compromiso diario con la política. Es segunda candidata a diputada por la Ciudad de Fuerza Patria en una lista compuesta con heterogeneidad generacional y partidaria. El rostro de Itai Hagman, primer candidato y joven economista de Patria Grande, se asoma por delante en la foto de la boleta que encabezan juntos. El descanso es importante para sostener las jornadas eternas de discusión política. “El panorama económico es duro, pero estoy entusiasmada porque creo que ha crecido la conciencia de la gente en relación a la necesidad de ponerle un límite a las políticas del gobierno de Milei. Sobre todo porque la gente pareciera elegirnos como la fuerza política con más capacidad para hacerle frente”. A simple vista se nota que Kelly y su entorno emanan eso que en las listas outsiders escasea: experiencia, conocimiento, doctrina y perseverancia.
De un pueblo con valijas al Partido Justicialista
En la historia de una dirigente del Partido Justicialista que militó por el retorno de Perón a la Argentina y vivió la dictadura escapando de la persecución militar se esconde una herencia de resistencia política. Kelly es argentina pero sus padres son inmigrantes judíos de Europa central que llegaron en la primera ola migratoria escapando del nazismo alemán. ”El 90% de mi familia fue exterminada en el holocausto”, cuenta. “De mis padres heredé ese idealismo militante pero no pensado como carrera política, sino como compromiso de vida”.
El peronismo no. El peronismo es cosa suya. “Mis viejos eran judíos progresistas. Vivíamos en un barrio en Villa Urquiza, mi mamá era obrera textil en La Grafa. El barrio era todo peronista y las únicas cosas lindas que había las había hecho el peronismo”. La Grafa supo ser una fábrica textil memorable de Villa Pueyrredón. Enfrente aún resisten los 34 monoblocks del barrio obrero 17 de Octubre. Grandes Fábricas Argentinas o GRAFA S.A. no logró sobrevivir la apertura de importaciones durante los 90´ y la consecuente desindustrialización terminó por garantizar su demolición en 1994, dejando cientos de trabajadores despedidos. Desde entonces en el predio de diez hectáreas que bordea la General Paz funciona un hipermercado Wallmart de cadena estadounidense. La postal se repite con cierta similitud hoy en la economía libertaria: 28 empresas cerraron por día en Argentina desde el 10 de diciembre de 2023, según un informe del Grupo Atenas (monitor de empresas en crisis en Argentina). Kelly vivió todo: el crisol de la industrialización y las múltiples crisis del neoliberalismo. Eligió quedar del lado peronista, siempre.
Cuenta que al ser primera generación de inmigrantes, en el peronismo encontró un tercer lugar, un espacio de contención en los que se encontraba con otros con quienes compartía la misma inquietud, “la de cambiar el mundo”. “Mi familia siempre fue muy pobre. Vivíamos todos en una misma habitación que compartía con mis viejos. Desde los quince empecé a trabajar para mantener mis estudios”. Otro idioma, otra religión, otra comida. En medio del barrio obrero “La Siberia”, Kelly sentía la necesidad de ser parte de una comunidad más grande, ahí apareció el peronismo. Una causa, una propuesta diferente a la que le ofrecían sus padres dentro de la colectividad. A los 17 años se unió a la Agrupación Nacional de Estudiantes Secundarios, nucleada dentro del Frente Estudiantil Nacional. “Fuimos los primeros en instalar una bandera enorme con la cara de Perón hecha con una sábana en una movilización universitaria”. El FEN, que luego se incorporaría a la misma mesa de discusión que Guardia de Hierro o descamisados, fue fundamental en el trabajo por la militancia peronista joven que impulsó el retorno de Perón a la Argentina tras la proscripción del ´55. “La vuelta de Perón fue el hecho épico de mi generación”.
No nos han vencido
“La idea de militar era siempre una idea clandestina. No se concebía a la militancia como carrera política”. A los 18 años decidió que quería estudiar economía gracias a un docente del último año en el Colegio Nacional Pellegrini que la motivó. “También me gustaba mucho la física, pero ese docente era misógino. En cambio el de Economía nunca me subestimó”. Dice haber sentido que la economía le iba a dar herramientas para pensar un proyecto político que le permitiera transformar el presente. El 26 de julio de 1975 se recibió de Licenciada en Economía en la Universidad Nacional de Buenos Aires. La dictadura la encontrará trabajando en la Junta Nacional de Carnes, en el área de pesca, “la idea era ampliar e incluir a todas las carnes para evitar la concentración del poder en la oligarquía de la carne vacuna”. Luego de rendir un examen para ingresar a la gestión pública llegó el golpe 1976. Fue el capitán de navío designado interventor en el área (y a su vez padre de un compañero suyo de militancia peronista) el que “la avivó” de lo que se venía. Rápidamente junto a Orlando Olmos -marido y padre de sus tres hijos- juntaron algunas cosas y huyeron hacia la provincia de San Juan. “Los milicos llegaron a mi casa cuando ya no estaba. A mis papás les hicieron un simulacro de fusilamiento bajo el grito de Heil Hitler”. Pasaron los años y Kelly pareciera representar en carne propia ese pedazo de historia peronista de persecución infinita que bien sella el verso de aquel canto popular: “A pesar de las bombas, de los fusilamientos, los compañeros muertos y desaparecidos. No nos han vencido”.
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