“Mis padres siempre se dedicaron a la actividad teatral y artística. Mi padre como maestro, autor y director. Mi madre como maquilladora, caracterizadora y una artista plástica impresionante. Todo lo que tenía que ver con crear, lo escénico y aportar hacia lo escénico, lo mamé desde chiquita. Es parte de mi ADN. Disfruto mucho el hecho artístico y creo que el teatro es muy transformador, con lo cual estamos en esta misión, en este momento y en este presente que se trata de divertir a la gente, hacerla reír y reflexionar juntos. Porque en estos nuevos momentos de cambiar el paradigma, de cuestionarnos varias cositas, es tarea de todes invitarnos a pensar y a recapitular, desde un lugar amoroso. La propuesta de Tita y Rodhesia (Teatro Caras y Caretas) tiene que ver con eso”, apunta Laura Azcurra, acerca de la obra que escribió junto con Valeria Stilman.

Además, agrega, en torno a sus primeros pasos: “Empecé a tomar clases desde muy chiquita porque siempre andaba disfrazada en mi casa. Además estaba sobreestimulada porque en mi casa había bailarinas, actores, directores, que también me incentivaron. Así vivíamos mi hermana y yo. Mi hermana es bailarina, coreógrafa, y también es actriz y comediante. Ana Azcurra. En ese momento mientras yo le ponía los discos ella bailaba. Estábamos muy cómplices de todo el hecho artístico que nos rodeaba. Seguimos siendo cómplices porque cada puesta nueva, sea una función o el estreno de un ciclo, ahí estamos para apoyarnos la una a la otra”.

“Yo jugaba mucho con un vestido que en realidad era un vestido de brocado hermoso que mi mamá usó la única vez que se casó, que no fue con mi padre sino con su primer marido. Ese hermoso vestido nos quedó a nosotras para jugar. Era de un color verde agua con unas cositas plateadas, muy de la década del 60. Me tocó hacer varias audiciones para Despabilate Amor, la película dirigida por Eliseo Subiela, y en última instancia me pidieron que vaya caracterizada con un look de los 60”, evoca la bailarina de flamenco, Laura Azcurra.

“Así que imaginate, me agarró mi vieja, me hizo un batido increíble, unas pestañas postizas, y aggiornamos ese vestido que ya estaba viejito y algo descosido. Después pensé en todo lo que sucedió en torno a ese vestido con el que jugué tantos años,y que de repente fue tan decisivo en ese trabajo”, concluyó.

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