Lola Cordero y Gerardo Baamonde: “Casi ofensivo que uno hable mal de su propia patria”
Espectáculos febrero 5, 2022La periodista y el actor conversaron con "La Luciérnaga Curiosa" sobre su actualidad y realizaron un recorrido breve por sus primeros pasos en el arte.
Lola Cordero es una periodista y actriz española que forma parte de El Nueve, Radio Continental y Metro 95.1. Gerardo Baamonde es actor de teatro y televisión argentino así mismo es acróbata, clown, escritor, director y cantante.
Respecto a sus primeros pasos en el mundo de los medios, la periodista afirmó: Lola: Como periodista, de casualidad. Recién llegada a Argentina, mi ex marido conocía a Beto, quien estaba por empezar un programa de radio. Fuimos a tomar un café, nos conocimos y Beto inmediatamente me dijo “Me parece que estaría buenísimo que participes en el programa que estoy por arrancar, sos española, la voz gallega siempre es ratonera para el argentino, me parece que puede funcionar. Además sos actriz y sabemos un montón de televisión argentina”. La charla se dio y fuimos arreglando todo. Así arrancó esa historia radial que recién tuvo su punto y final en diciembre del 2021, fueron 16 años con un broche de oro, ha sido una decisión mutua de un ciclo cumplido, la necesidad de Beto de volver a la M, de armar otro programa, formar otras cosas. Mi necesidad de quedarme en Radio Continental, donde la verdad es que me tratan como una reina, tengo muchísimas oportunidades dentro de la radio y no veía el momento de irme de ahí. No me sentía capacitada como para volver a cambiar y volver a arrancar en otro lugar, con un proyecto que ya estaba, para mi gusto y para Beto, cumplido. A veces uno, cuando tiene amor, lo mejor que puede hacer es cerrar las cosas con amor, porque lo siguiente que viene es feo, se pone turbio, la energía no es la misma. Los dos estábamos pasando por la misma sensación. Fue una manera muy bonita de cerrar ese ciclo.
En cuanto a sus inicios en el arte, Cordero dijo: Mi mamá era actriz, pero como pasa siempre con las generaciones de la gente de 90 años, que es la edad que tienen mis padres, una vez que te casabas, renunciabas a todo y te dedicabas a la familia. Se convirtió en ama de casa y abandonó su proyecto, pero siempre recuerdo la historia que mamá contaba del teatro en burro por los pueblos, con lo que había. Ellos vienen de un pueblo de 2000 habitantes, donde los pueblos más cercanos estaban a 40 o 50 km, había que hacer esa cantidad de kilómetros en burro, con la carreta, para ir a hacer teatro por amor al arte. Eran gente de campo, esa era su forma de vida normal y corriente, lo demás surgía de la necesidad de expresarse, de alguien que es autodidacta. Mi madre a los 13 años estaba juntando aceitunas en el campo, pero sin embargo siempre le gustó leer. De ahí nace la inquietud, siempre fue el teatro y no el colegio, luego la secundaria con el teatro. Cuando pasé a la universidad empecé a estudiar para Trabajo Social, Asistente Social, estaba muy vinculada con muchos grupos sociales, nosotros colaboramos en asentamientos chabolistas, lo que ustedes llaman villas. Estaba muy relacionada con el mundo gitano, porque los asentamientos chabolistas a los que iba eran de población gitana. Ahí surgió la necesidad de montar un grupo de teatro, convencí a 6 compañeros y empezamos a realizar ese grupo que nos dió muchísimas satisfacciones. Ganamos muchos premios de teatro universitario, nos fue muy bien, se llamaba “El Aparador” porque era el único mueble de la universidad que nos daba permiso para llevar de un lado a otro, estaba en todas las obras. Luego empecé a estudiar arte dramático, porque el trabajo social no es para todo el mundo, y más en la sección en la que yo me dedicaba, porque trabajaba con chicos, y después de unos años me estaba haciendo mal a nivel mental. Entonces dije “O mis salud mental, o arranco para otro lado”, y como en paralelo siempre había hecho teatro decidí que tenía que hacerlo de manera profesional. Ingresé en la Escuela de Arte Dramático en Sevilla, en el medio hacia radio,, doblaje, una vez que entras en ese mundillo entras a hacer de todo, todo te parece maravilloso.
Gerardo y su actualidad profesional. En teatro dos cosas: este miércoles 9 hago “Hombre en fuga” que es un unipersonal de teatro físico. El teatro físico involucra todo por lo que he transitado, desde la acrobacia, la danza, el mimo, todo lo que técnica de lecocq de lo que soy docente. Para mí el arte suma, veía el espectáculo de danza y decía “quiero ser bailarín”, y así con todo. Fui sumando y realmente me causa satisfacción subir al escenario. Es como una paleta de colores, no quiero usar el azul porque es el único color que tengo, quiero usar el azul porque es el que elijo entre 2000 más que tengo.
El compartir laboral con Anibal Silveyra y el teatro independiente. Gerardo: Trabajé mucho con él, inclusive un mes antes de que empiece la pandemia viajé a Nueva York y me llamó desde Los Ángeles desesperado porque se le había ido un maestro. Fui de urgencia, trabajamos juntos y montamos tres musicales con sus alumnos. Son esos lujos que uno se da, pero no me voy a ir a montar una escuela de, mi lugar es este, acá yo aprendí a crear. Me gusta ir con mis cosas afuera, tuve mucha suerte en ese sentido, pero también tenemos que desmitificar que los curadores internacionales no van a la calle Corrientes a buscar los espectáculos que se llevan a los grandes festivales, van a los teatros independientes, a lugares que muchos no conocen. Lo que ocurre en el teatro independiente es que la miseria nos empuja a ser el “teatro sin nada”. Estamos muy acostumbrados a autoabastecernos. Lo que más le maravillaba al público cuando llevaba “Cuentos de Invierno” a Berlín, era que se preguntaban cómo lo hacíamos sin nada, y para nosotros no es una lección hacer “teatro minimalista”, no tenemos con qué hacerlo más que con esto.
Una de las críticas que suele recibir Lola Cordero, usualmente, es sobre su decisión de vivir en Argentina. Lola: Tengo serios problemas y lleva a dos calentones importantes por año: toparme con gente que habla muy mal de la Argentina, lo llevo mal yo. El último calentón fue en un supermercado ayer, donde me dijeron “Ah vos sos española, y ¿qué haces acá?”, “Porque elegí vivir en Argentina”, “Pero siendo española por qué viniste?”. Ahí respondí “Mirá, no me hables mal de tu país porque en mí no vas a encontrar recepción de esa crítica, a mi me ha ido muy bien, Buenos Aires es mi lugar en el mundo, y me ofende que me hables mal de Argentina. Creo que realmente estamos tan acostumbrados a decir porquería por la boca, que se nos olvidan las cosas lindas que tenemos, el país en el que vivimos y la gente que nos rodea”. Últimamente dos veces por año me ofenden esos comentarios, hay gente a la que solo le contesto “Me casé con un Argentino”, y ya está, pero cuando ese día no estás con la política encima, me pongo un poco más seria y contesto, porque realmente es casi ofensivo que uno hable mal de su propia patria. Mi mamá tenía un dicho sobre los sucesivos presidentes que iban pasando, donde decía que ese no era el partido pero era el que estaba, el que votamos. Y si alguien que venía de afuera les preguntaba, ella respondía “Yo no hablo mal de mi presidente, no lo elegí, pero yo no hablo mal de él”. Para mí tiene que ver con este respeto a la democracia, con el respeto de no saber la suerte que tenemos de vivir en democracias, y con valorar lo que somos en cuanto a la patria. Hay una cosa de asociar la patria con lo feo, y para mí no es así. La patria es el que se levanta a laburar y hacer que esto funcione, el niño que va al colegio, la madre que cocina, el padre que ayuda a la madre y cómo hacemos todos para llegar a fin de mes. Hay algo de la patria que es ofensivo al momento de hablar mal de ella, es un concepto para mi muy heteroe pero muy real, porque la familia es el valor más importante que tengo, la familia es patria. Hablar mal de tu propio país es hablar mal de vos.
Gerardo: Lo que pasa es que de alguna manera los argentinos algunas veces se transforman en extranjeros de sí mismos, buscamos la tierra prometida y estamos caminando sobre ella.
Baamonde y la docencia. Gerardo: En este momento no porque lo paré con todo lo que pasa con la pandemia. Daba los cursos en mi casa, tengo un lugar en específico donde entreno, pero en este momento no estoy dando clases. Tuve escuelas de teatro, de circo teatro, de técnica lecoq, pasé por todas las instancias. Me gusta mucho la docencia, es algo natural. Si me tuviera que clasificar como maestro diría que soy Prometeo, porque le da el fuego sagrado a los mortales, y de alguna manera es lo que me interesa como docente, dar el fuego mortal, no me gusta entretener al alumno, me gusta que se exige, que sepa plantarse en un escenario, que conozca su voz.
Para finalizar, ambos artistas comentaron cómo es trabajar con Beto Casella. Gerardo: Es un placer, primero porque tuve la suerte de ser elegido por él. Es muy fácil comunicarse con él, es normal todo. Es una persona muy culta, y además es muy fácil la comunicación con él. Lola: Es muy cercano con el otro, no pone distancia. Uno quizás dice “Es conductor de radio, de televisión”, y siente esa distancia, pero eso no pasa con Beto. Es una persona muy cercana, muy afectuosa. Para mí tiene una cosa maravillosa, y es su generosidad, da, da y da. Y si decimos algún defecto es que es calentón, tiene sangre tana, no lo agarren en caliente. Eso no es tener mal carácter, ser calentón es otra cosa, es ver que si hay algo que está mal o injusto, que no está bien hecho o dicho, le salta la térmica, la indignación y te pone los puntos.
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