Martín Salinas: “La película Gaby me permitió despegar profesionalmente”
Espectáculos diciembre 28, 2024El guionista Martín Salinas, pasó por El Gato en la Ventana (Sábados 15 hs por Radio Zonica) e hizo un repaso de su trayectoria.
Martín Salinas: El punto de partida de esto que estamos estrenando es algo que escribí después de la crisis del 2001 sobre una persona desesperada por algo que le acababa de suceder, un personaje de la clase media argentina; seguramente había votado a los mismos que lo habían verdugueado, los mismos que finalmente habían causado su debacle y no la entendía. Estaba escrita en clave de humor negro, era algo trágico y al mismo tiempo resultaba cómica, al unísono.
¿Qué busca transmitir como autor de estas historias?
M.S.: Buscaba transmitir ambas cosas, lo trágico y lo cómico. Hay antecedentes en la manera de narrar. Por ejemplo en Mateo, de Discépolo, donde conviven escenas dramáticas con la comicidad. Todo giraba en el tema del dinero, el cambio de los tiempos, no entender lo que pasaba. En un momento pensé: esto es “la biblia y el calefón”. Una especie de cambalache que después se empieza a repetir en otra escala mundial en el 2007, 2008, con la gran crisis que se acercaba a la del 30.
No hay figuras ni líderes en la historia sin que haya personas comunes que los hayan construido. La idea era ver, construir algo con características panamericanas, pero a partir de los personajes de la vida cotidiana que son entrañables y que, a su vez, tienen ese germen de su propia destrucción o la ajena, si las condiciones del capitalismo mundial los empujan para ese lado.
El resultado de todo eso es una especie de cambalache, porque hay algo que se repite desde el inicio del mundo en todos los países y en la historia mundial. Entonces me aboqué a buscar otras historias que sintonizan con esta donde el dinero y su escasez o su pérdida, fuera el tema central, el desamor, los conflictos familiares, la corrupción; todo aquello lo metí en este cambalache que venía trabajando junto con las otras historias.
¿Dónde transcurren estas historias?
M.S.: Transcurre en Buenos Aires, en la ciudad de México, y en Montevideo que es un centro financiero internacional. Así nació y nos embarcamos en hacerla, apareció Liliana Mazure como productora, estrella del proyecto. Apareció también un presidente norteamericano que puse como personaje que empezó a twitear de manera muy similar a un mandatario real de aquel país. Así fue mi punto de partida cómico y dramático para terminar de armar esta historia.
¿Cómo elegió a los actores?
M.S.: El primer paso fue el casting con el elenco, que no fue un casting propiamente dicho sino una selección que yo realicé yendo a buscar uno por uno, habiendo visto a cada uno. Con algunos había trabajado, con otros teníamos algún vínculo por otro lado. Fui a México y me entrevisté con Casandra Ciangherotti, Alfonso Dosal, Julieta Egurrola. Les pasé el guión y nos encontramos, fue importante que se entusiasmaron porque estaban fuera de mi presupuesto, son figuras que tienen mucha trayectoria en México. Ellos vinieron a Buenos Aires, llegaron cuatro días antes del rodaje, habíamos hablado bastante pero no habíamos trabajado sobre el guión hasta que estuvieron acá y fue maravilloso. Yo sabía los registros que tenían, la idea era que todo el elenco manejara un registro donde todo es real y que nunca se viera un tono de farsa. Lo que hay de farsa son situaciones, pero la idea no es sobreactuar ni subrayar esas escenas.
Cuando los actores son del nivel de ellos y el elenco acompaña perfectamente, empieza a tomar cuerpo lo que uno tenía en la cabeza por escrito, en todos los casos lo enriquecían y le daban vida, para mí esa fue la parte más sabrosa de la dirección.
Cuando yo dirijo busco una verdad. Cabe aclarar que la película fue partida al medio; los dos primeros tercios se hicieron, después vino la pandemia y tuvimos que interrumpir la filmación que trascurría en Montevideo, tuve que renunciar a un par de actores uruguayos que no podían cruzar del otro lado. Por suerte Daniel Hendler estaba acá, tuvimos que ensayar online con el elenco de Montevideo mientras estaba en cuarentena. Se hizo en un estudio con Cromas, se grabaron exteriores desde el coche y después se integró todo en pos producción. El aporte de los actores es fundamental y se logra cuando son personas que les encanta explorar y ver qué es lo que los entusiasma: sus defectos, sus momentos. Los personajes de la historia de Argentina pudimos ensayarla durante cuatro sesiones, esto fue mucho más ágil. Los actores que tuvieran los roles menos importantes debían entender el tono y el punto con el que trabajábamos con el resto del elenco, me parece que lo logramos. Eso lo deberán juzgar aquellos que vean la película.
¿Cómo fue esa experiencia de trabajar durante la pandemia?
M.S.: Ensayar durante la pandemia era hacer todo en forma online aunque estuvieras a pocas cuadras de los actores, eso creó una dinámica muy original con respecto a lo que uno está acostumbrado. Julián Kartun estaba en la costa, Daniel Hendler estaba acá muy cerca, Verónica Llinás estaba como a 30 kilómetros y así con todos, con Pablo Pintos tuvimos que hacerlo online y combinar horarios.
En una entrevista usted sostuvo que el proyecto tuvo dificultades para contar con apoyo del INCAA durante el gobierno de Mauricio Macri ¿Qué fue lo que sucedió?
M.S.. Con respecto al Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales, el INCAA, si no existiera dicho ente esta película tampoco hubiera podido ser posible.
Es una institución que hay que defender y alimentar para que al cine nacional se le provean los elementos y nuestra cinematografía tenga presencia en el mundo. A veces aparecen en el horizonte posibilidades de que los fondos de dicho ente sean administrados desde otro lugar como el Ministerio de Economia, cosa que sería un error imperdonable.
El proyecto en el Instituto estuvo complicado para presentarlo, fue en 2017, estábamos bajo una administración que no era fluida ni sentíamos que pudiéramos avanzar. Lo que sí debemos valorar mucho es la gente que trabaja en el Instituto que siempre tuvieron una actitud de mucho apoyo, no hablo de la conducción política sino los trabajadores. Si hay alguien que supo navegar contra aguas turbulentas fue Liliana Mazure como productora, que siempre estuvo del lado de los que trabajan cuando le tocó estar al frente del Instituto y de nuestro cine nacional.
Es vital que exista ese Instituto con fondos públicos para poder producir en paralelo y más allá de lo que se produce en y para las plataformas, si bien le dan trabajo a gente del quehacer cinematográfico responden a paradigmas, formas y fórmulas que tienen un límite, ni bueno ni malo. No hay un país excepto Hollywood que pueda tener un cine independiente para poder abordar historias y temáticas que tengan que ver con nosotros y nuestra cosmovisión del mundo. Por eso es fundamental que el INCAA siga teniendo autarquía y que siga recibiendo los fondos específicos que en este momento están jaqueadas por la realidad, incluso la asistencia a salas.
Tenemos muchos frentes con respecto a los derechos de autor, hay que dar una gran batalla en ese sentido.
Las plataformas llegaron para quedarse, pero no para nosotros. Al menos de nosotros depende que esto no suceda.