Miércoles 5 de Febrero de 2025 - 1:09 am

MARTÍN SLIPAK: “Siento muy adentro al público en la escena”.

Teatro enero 22, 2025

El actor Martín Slipak, pasó por "Mirada de Espectador" (Sábados 18 hs por la RZ) y habló sobre la obra "La Madre" en el Teatro El Picadero.

 

“En esta profesión pasa mucho que te encontrás 10 o 15 años después. Lo loco es que no se pierde algo de la familiaridad, de la confianza que te genera el otro. Es interesante lo que pasa esta vuelta con Cecilia (Roth) porque nos encontramos desde otro lugar; yo estoy mucho más grande, tengo una hija casi adolescente. En esa epoca el adolescente, casi que era yo. Entonces es un momento de conectar desde un lugar de pares, de poder charlar más libremente. En Tratame Bien yo estaba más apichonado y además había actores consagrados, más allá que puse lo que había que poner y lo disfruté, con escenas bárbaras, yo era chico. En ese momento Natalia, la madre de mi hija estaba embarazada. Esta vuelta es desde otro lugar. Yo ya había hecho varias cosas con Sebastián Blutrach. Trabajé bastante en el teatro El Picadero. Calculo que debe haber sido Seba el que propuso mi nombre y todos estuvieron de acuerdo. Fue interesante porque yo tenía muchas ganas de trabajar con Andrea (Garrote), había visto sus trabajos, la había visto actuar, pero nunca habíamos compartido nada, nos conocíamos así por arriba. Y estuvo bueno, y me pasa que a esta altura de mi vida soy de opinar un poco sobre el trabajo”, describe Martín Slipak, uno de los integrantes de la obra teatral La Madre, que protagonizan Cecilia Roth y Gustavo Garzón.

Sobre la obra, que tiene lugar en el Teatro El Picadero, apunta: “Me gusta que se abra el diálogo, respetando la figura del director o la directora, que por algo es quien guía el trabajo. Me parece que hay que saber muy bien cuando y qué decir, pero me gusta esa construcción de los signos y los sentidos a partir del diálogo entre todos. Y la verdad es que Andrea es muy abierta en ese sentido. Abrió mucho el juego para que opinemos, para que aportemos al lenguaje de la obra, que es un lenguaje de una obra que no es tan clara. Hay que descubrirle el lenguaje. Hay materiales que uno lee y ya lo capta. Esto se trataba más de un descubrimiento, y tambien es una obra que da batalla en cada función. Qué se yo, Art; te subis al escenario y te lleva sola, se dá un poco algo similar a lo que fueron los ensayos de La Madre. Fue lindo el pasaje a dos lenguajes. Es una obra particular, especial donde le vamos encontrando el tono además hay mucha confianza sobre los actores que estamos arriba del escenario. Así que la estamos disfrutando mucho”.

“Es una obra frágil, que se destaca por personas que están atravesadas por algo, rotas por algo. Entonces está bueno no tener que forzar esa fragilidad, salir al escenario de verdad con un sentir frágil. En ese sentido tener al público cerca ayuda. Yo siento mucho al público, pero no sé si es por sensitivo o porque todavía tengo buena visión. Hay actores que cierran más. A mí me gusta sentir. Lo que pasa es que lo siento muy adentro al público en la escena. No solo en esta obra ni en el Picadero. Es como que me gusta mucho trabajar y que esas sensaciones se construyan a partir de la tensión y del diálogo con el público. Incluso me gusta hacerme cargo demás, de la fuerzas que se da entre nosotros. Yo, que soy extremadamente ansioso, es escenario es el espacio donde puedo anclarme en un presente. Creo que está bueno que eso ocurra y el público también agradece un poco, no sé si agradecer es la palabra, pero empieza a darse algo más fuerte cuando el actor de verdad está anclado en ese presente y se deja atravesar por los estímulos”, cerró el director de escena.

Cecilia Roth y Gustavo Garzón estrenan “La madre” en El Picadero

“El teatro es un lugar de resistencia y contención”

Son intérpretes experimentados, pero señalan al texto de Florian Zeller como un desafío que revigoriza su vínculo con el hecho vivo del teatro. La obra va más allá del tópico de “familia disfuncional”: “¿Cómo son los vínculos que construimos con los más cercanos, los hijos, los compañeros de la vida, con uno mismo?”, se preguntan.
Cecilia Roth y Gustavo Garzón son dos almas inquietas. Tanto por la vitalidad de las ideas que rondan por sus cabezas, siempre movedizas y cuestionadoras del deber ser, como por cierta pulsión de hacer que comparten. Acaban de terminar una suerte de ensayo general de La madre, la obra que con funciones de jueves a domingos estrenarán el 31 de octubre en El Picadero, y sin embargo lejos están de parecer agotados. Al contrario: antes de sentarse a charlar, ambos no dejan de resolver cuestiones personales y atender a quienes se acercan a saludarlos. Son dos actores de larga trayectoria, que parecen asimilar con naturalidad la cercanía del estreno. Aunque solo se trate de una simple aparencia. “La inquietud previa a un estreno no se termina nunca”, coinciden.

Roth y Garzón regresan a las tablas luego de haber compartido escenario en Días contados, la obra de Oscar Martínez que comandaron en 2006 en el Paseo La Plaza. Ahora, bajo la dirección de Andrea Garrote, protagonizarán La madre, la obra que forma parte de la trilogía (junto con El padre y El hijo) escrita por el francés Florian Zeller. La pieza, en la que Martín Slipak y Victoria Baldomir conforman el elenco, hace foco en una madre a la que la partida de su hogar de su hijo le provoca una perturbación mental y una soledad que la atrapa en un estado en el que le es imposible distinguir entre lo real y lo fantasioso. ¿Acaso hay límite para el amor?

“Florian Zeller es un maestro de las estructuras, logra que podamos ver con distancia a un personaje y casi sin darnos cuenta estamos sumergidos en lo más profundo de su mente”, reflexiona Garrote, la directora de la puesta local. “Aquí, La Madre. La madre como arquetipo de la familia burguesa, que es el centro de la casa hasta que todos empiezan a orbitar cada vez más lejos y entonces… un remolino nos arrastra a sentir, junto a ella, el tiempo todo entero”.

“La madre es una obra muy interesante, que aborda un tramo de la vida de una mujer que tiene una enorme fantasía, una capacidad de imaginación increíble”, detalla Roth. “Tiene que ver con la soledad, con el miedo a la soledad y con la compañía también. ¿Cómo son los vínculos que construimos con los más cercanos, los hijos, los compañeros de la vida, incluso con uno mismo? ¿Qué cosas perdonamos, qué cosas no? ¿Qué mostramos de uno?¿Qué mostramos que ni siquiera uno conocía? ¿Qué vemos del otro? De tantas las maneras posibles, porque a veces uno es una persona más sometida y otras veces es una persona más desapegada. La obra no inventa nuevas cosas, cuenta las cosas esenciales: la vida, la muerte, el amor, los hijos, la descendencia, el futuro, la soledad, el pasado…. Todo eso aparece. Lo interesante es que aparecen de distintas maneras.

-¿No es un dramón donde la madre se está hundiendo en sí misma?

Cecilia Roth: -No, no, sería un dramón si fuera así, sería aburrido. No es la anatomía de una historia. La obra muestra las posibilidades que una historia da para poder verla de millones de maneras distintas.

Gustavo Garzón: -Esta es una familia un poco disfuncional, en la que la madre no ha construido un mundo que no sea el de ama de casa. Entonces, cuando el marido ya no le presta atención, cuando el hijo se fue, se encuentra vacía, y culpa a los demás de ese abandono, como si los demás fueran quienes tienen que darle la vida…

C. R.: -Los crea a los demás, los inventa, los va tiñendo del color que ella quiere.

G. G.: -Claro, es su propia fantasía, pero la realidad es que es una mujer infeliz. Le pasa lo que le sucede a tantas amas de casa, que cuando se le van los hijos o el marido ya no la mira con agrado… Un marido que es un cobarde porque no se anima a irse, pese a que es infeliz. Todos los que están en este mundo son infelices, o supuestamente, porque todo está un poco en la cabeza de ella. Supuestamente, el marido la engaña, después de 35 años de matrimonio, pero el marido lo niega, pero aparentemente es verdad, pero él tampoco se va y se queda con ella. Es un círculo que alimenta infelicidad.

C. R.: -Y el hijo vuelve por una situación también confusa… Todo es y puede no ser en la obra. Ella ama al hijo pero no sabe cómo acercarse de una mejor manera, está enamorada, se le mezcla en la cabeza quién es ella frente al hijo… Como en la vida. Uno es todo el tiempo distintas cosas a la vez. No es que sos en un momento una cosa y pasás a ser otra: todo el tiempo sos una diferente persona.

G. G.: -La Madre expone la dificultad de decir lo que se siente de verdad, porque los personajes no terminan de decir lo que les pasa. Ahí reside su inteligencia. Los buenos autores nunca escriben lo que pasa de manera directa; hablan de otras cosas, por debajo de la trama principal, con personajes que van evolucionando, para que el rompecabezas se vaya armando. Los personajes empiezan a transformarse sin que te des cuenta, a mutar en otra cosa… pasan cosas muy densas, pero en el medio de cosas cotidianas. Es una familia enferma.

C. R.: -Es una familia disfuncional, que es la familia actual: todas las familias son disfuncionales, a mi entender. Las familias están construidas sobre un relato, que ya no es real… Es un relato cultural, que en un momento funcionó dadas las circunstancias y el contexto, pero que ya no se sostiene.
-La familia como tema complejo fue abordado una y otra vez por el arte. ¿Qué diferencia a cómo lo hace La madre del resto?

G. G.: -La obra es muy original, porque está planteada con una estructura muy rara, muy atrapante. Nunca leí ni vi una obra que se le parezca a esta. Tiene mucha personalidad, difícil de hacer, pero gustosa de hacer, porque plantea una estructura muy atípica. Si bien no estamos inventando nada en términos de temática, la manera que asume la obra es de una teatralidad muy impactante, de un juego teatral muy interesante.

-Me imagino que para ustedes, con largas trayectorias, deben celebrar que nuevos desafíos se presenten.

C. R.: -¿Qué te parece? ¡Siempre! Pero cuando estás en la mitad del desafío decís, “¿por qué me metí aquí? Si yo estaba tranquilaaaa…” (risas) Nunca en mi vida me ha costado estudiar una letra tan buena como esta.

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