
Mauricio Dayub: “El teatro es un espejo de la realidad”
Teatro agosto 31, 2019El actor visitó "Mirada de Espectador" para hablar sobre la obra "El equilibrista".
Mauricio Dayub es un actor y director de teatro argentino. Debutó como actor en Buenos Aires en “El primero”, de Ismael Horowitz y ganó el Premio ACE al actor revelación por su participación en las obras “Compañero del alma” y “A lo loco”. Este año participó de la grabación de “Sueño Bendito”, la serie de Amazon sobre Diego Maradona donde interpreta a Roque Villafañe, el padre de Claudia Villafañe. Es autor de diversas obras teatrales.
Actualmente se encuentra presentando el unipersonal “El equilibrista”, los lunes, martes y viernes en el Teatro Chacarerean, escrita por Patricio Abadi, Mariano Saba y el propio Mauricio Dayub.
El actor habló sobre las expectativas que tenía al momento de encarar el proceso de escritura de la obra y sus sensaciones. “Es muy lindo cuando el resultado del espectáculo se parece a lo soñado en los ensayos. La verdad que uno siempre trabaja como intentando arrojar un dardo para que dé en el centro pero en los ensayos uno nunca sabe cómo va dirigido. Recién cuando llega al público, se enciende la luz y uno ve a donde cayó el dardo. Uno ensaya soñando, imaginando situaciones en las que piensa que el público va a sentir tal cosa, que le va a pasar otra cosa, va dejando señuelos para ir produciendo la emoción, el humor. Pero hasta que la gente llega no se sabe. Uno puede advertir que hay un gag que funciona o un momento que es muy poético pero la unión de todo eso es la que tiene que darle al público la sensación de salir del espectáculo con ganas de recomendarlo a sus amigos o familia. Esas son las cosas que nunca se saben, que tienen que ver con el éxito”.
En ese marco, el actor agregó que “estuvimos un año antes de estrenar trabajando los textos, uniéndolos. Con la ayuda de dos autores extraordinarios como Patricio y Mariano, que con ellos trabajamos tratando de que no pareciéramos 3 autores sino que intentamos fijar una sola mirada. Yo me encargue de unir los monólogos, de armar el hilo conductor que llevara a esa conmoción final que tiene el espectador. Mientras lo escribía no sabía si iba a poder mantener el equilibrio arriba de la cinta porque lo estaba practicando pero no era fácil. Creo que la gente con la mirada me sostiene un poco porque me doy cuenta que cuando estoy haciendo esa escena todos mueven el cuerpo un poco, miran hacia arriba como ayudando. La gente piensa que va a ser como una metáfora o una foto. Hay una doble cosa, uno quisiera ver como es la caída pero al mismo tiempo no querrían que me caiga”.
Por otro lado, el actor dijo que “lo que más me gusta de la obra es que me digan que es una obra en vez de un unipersonal. Más en este caso en el que me propuse trabajar de una manera que imaginaba mucho en mis comienzos en el teatro. Era parte de lo que me ilusionaba cuando era chico. Cuando yo veía una obra en mis inicios, en la época de mi formación, veía una obra y me duraba 2 semanas en la cabeza. Siempre salía pensando a dónde me llevaba lo que había visto. Entonces trate de hacer una obra en la que no se lo contara directamente a la gente, sino que se lo hiciera imaginar en su cabeza, para producirles eso que me producía a mí el teatro”.
Mauricio Dayub recordó su infancia en Paraná, Entre Ríos, y su búsqueda para convertirse en un actor. “Desde muy chico arranque en Paraná, Entre Ríos. Vivía en una ciudad en la que el teatro casi no existía, había muy poco teatro y en una familia que vivía muy lejos de ese mundo. Me encerraba a la siesta en un garaje que había en mi casa y me imaginaba contando historias, jugaba un poco con eso. No sé de dónde sacaba los diarios y miraba las carteleras de los diarios, me imaginaba las obras en la calle Corrientes. Pero el problema era que salía, abría la puerta de mi casa a la calle y nada me ayudaba a ser actor”. El actor agregó que “vengo de abajo, viví momentos difíciles, pase pobreza y hambre. Vine a Buenos Aires, los primeros años son difíciles, duros pero muy felices también porque estaba intentando hacer lo que quería, lo que sentía. Muchas veces lo cuento porque es distinto luchar por un objetivo aunque uno esté mal y no tenga donde dormir ni dónde comer pero saber que uno está haciendo algo para que la vocación no sea una frustración, que sea algo desarrollado. Yo sentía eso, no me molestaba ni vender cosas en los colectivos ni pintar departamentos ni tener un domicilio fijo e ir durmiendo donde podía, porque sabía que estaba haciendo algo para mi vocación.”
En ese contexto, el actor recordó que “estudiaba en su momento una carrera universitaria porque mis padres querían un buen futuro para mí. Estudiaba Ciencias económicas. Cuando dejé la carrera sentí una libertad enorme, sentí que estaba donde quería aunque no tenía nada, no había podido empezar todavía. Me costó como 10 años empezar a sentir que había dado un paso acertado. Al principio todos me decían porqué había terminado, a dónde iba a ir, de qué iba a vivir, porque no lo terminaba y después empezaba con mi hobby. Yo decía que me iba a transformar en un contador que hacia teatro. Yo quería hacer teatro todo el día, yo quería ser actor y que esa fuera mi profesión. Aunque nunca se sabe a dónde va ni cómo va a terminar, cuando uno se propone algo así creo que estar cerca de lo que uno siente, de lo que uno desea, es más saludable aunque pase lo que pase después. Si después las cosas no se dan, uno se habrá dedicado a lo que le gustaba y uno se va a sentir bien e importante para sentirse satisfecho”.
El actor habló sobre la historia de su familia, inspiración para la creación de parte de los textos de la obra. “Empecé a re elaborar los monólogos que me entregaron los autores para acercarlos a mí y a los personajes de mi familia, para poder contar la historia de mi familia. Tenía que re linkear los textos de otras personas con mis textos y contar una historia real, algo que viví hace mas de 25 años que es la historia del pueblo donde nació mi abuela, donde logre descubrir muchas cosas. Es un homenaje a mis abuelos. Mi abuela sin que supiéramos había quedado embarazada de mi abuelo. Él, de la vergüenza, se tuvo que subir a un barco. Llegado a Argentina le empezó a mandar cartas todos los meses a mi abuela pero ella no recibió ninguna porque la mamá y la hermana se las escondían para que se lo olvidara. Pero como ella había quedado embarazada, esperaba. Espero 5 años hasta que un día un primo hermano de mi abuelo le acercó un sobre con dos pasajes en barco para que se viniera a Argentina. Ahí mi abuela se entero de que no es que no le había mandado noticias sino que no se las habían dejado recibir. Enojada y ofendida se subió a un barco y se vino a Argentina. Nunca más hablo con su mamá ni con su hermana”.
Por otro lado, Mauricio Dayub contó que “vamos a estar en Teatro por la Identidad, en el Cervantes. Mariano Saba, uno de los autores de “El equilibrista”, escribió un monologo que voy a estar presentando que se llama Señales. Es un personaje muy querible, un señalero al que su mujer después de haberle pedido muchas veces que defina la relación, le da un ultimátum mientras está ubicando un avión en el aeropuerto y no le queda más remedio que decidirlo ahí. El Cervantes es precioso, esa fachada que durante tantos años no pudimos ver. Vengo de hace muchos años participando. Este año son 10 actores, hay que arreglárselas sobre el escenario. Los monólogos son elegidos por Mauricio Kartun, todos los elegidos son buenísimos, Daniel Veronese hace la coordinación general del espectáculo. Fundamentalmente recomiendo el monologo final que es el que siempre hace un nieto recuperado que cuenta su historia. Ese monologo siempre nos pone un poco blanco sobre negro sobre lo que es la vida, la realidad”.
El actor dijo que “la verdad es que los argentinos estamos atravesados por eso, no lo podemos negar. Cuando uno va al Espacio de la Memoria en la costanera y uno ve los paredones con los nombres de cada uno de los 30.000 desaparecidos, uno va por abecedario y ve las letras y uno piensa “no estoy acá de casualidad”. Podríamos estar. Soy Mauricio Dayub y puedo decirlo porque sé quién soy. Es fundamental que todos sepamos quiénes somos y que se termine esto, que se encuentre a todos porque eso pacificaría a Argentina.”
Por otro lado, el actor hablo sobre la posibilidad de una decima temporada del gran éxito, una de las obras más vistas en Argentina, Toc-Toc. “Hay una promesa de festejar los 10 años en el 2020. Bajamos de cartel la sala llena. Creo que hay que encontrarle el momento. Rotenberg lo quiere. Tenemos 1.800.000 espectadores en 9 años. En abril de 2018 pasamos ese número. Yo hice 2752 funciones de Toc toc en 9 años. Creo que es una obra increíble que fue mutando con el paso del tiempo, a medida que iban cambiando los compañeros uno tiene que adaptar su rol a lo que plantea el compañero nuevo. Sino uno haría algo rígido, una pieza de museo, no se puede. También no hay quien sepa cómo se hace un espectáculo durante nueve años. Por eso es la obra más vista. No hay nadie que pueda decirte como debería ser”.
Al finalizar, el actor dijo que “el teatro es un espejo a veces de la realidad, a veces de nosotros mismos. El teatro nos puede llevar a tomar una decisión importante en nuestras vidas. El teatro bien hecho nos deja una sensación con la cual salimos distintos a la calle, es una especie de sensibilidad que nos permite ver otras cosas, observar, estar más lucidos. Es esa magia”.
Podés escuchar “Mirada de Espectador” los sábados de 18:00 a 19:00 horas por La RZ.