
MIGUEL ANGEL PESCE: “Es como si ese impuesto que va a cobrar el tesoro norteamericano lo estuvieran pagando los países de políticas proteccionistas”.
Economía abril 10, 2025El ex presidente del Banco Central de la República Argentina, Miguel Pesce, desentrañó el trasfondo económico mundial en la actualidad.
“Estamos viviendo un cambio muy fuerte, antes los cambios eran más lentos. Vos pensá que el Patrón Oro duró miles de años y se abandonó definitivamente en el año 70, y ese fue un cambio fuertísimo para la economía mundial. Veníamos del año 1945 donde todos los países se pusieron se acuerdo, se creó el FMI, en el 70 EE UU abandona el Patrón Oro y después con Reagan a findes de los 70, Reagan produce un cambio muy fuerte que representó abrir al comercio internacional, es decir, se internacionaliza el comercio. Empezamos con la globalización, entonces los cambios son cada vez más rápidos. China se incorpora a la Organización Mundial del Comercio sobre fines de la década del 90. Y ahora tenemos otro cambio. EE UU tiene una visión pragmática de la economía. Los políticos norteamericanos son pragmáticos y se miran hacia adentro, en esto hay una razón y es que cada dos años votan. Entonces tienen que legitimar su poder hacia la población, y van cambiando sus lógicas. Por eso estos cambios que mencioné, que siempre lo han tenido como el país protagonista”, explica el ex titular del BCRA, Miguel Pesce. Su análisis se posa sobre las medidas arancelarias a las exportaciones que implementó Estados Unidos, hace unos días.
El economista añade: “Y lo que ocurrió, en ese momento con Reagan es que dice ‘Che, estoy teniendo un problema de inflación que no puedo controlar, y este problema lo tengo porque tengo una economía cerrada, tengo un problema de oferta de trabajo, tengo una problema con el petróleo, que es la fuente de energía fundamental que nosotros tenemos, y tengo que resolver esta restricción. Y la resolvió internacionalizando el comercio y el sistema financiero. Esto tuvo su efecto porque la inflación en EE UU se estabilizó, ya no tuvieron más inflación, empezaron a importar mano de obra barata de todos los países del mundo. Y ahí hubo una secuencia; primero fue Japón, luego fue Corea, y después fue China, que es el último gran oferente de mano de obra barata. Ultimamente estan siendo Bangladesh, Vietnam y los países asiáticos. Los tigres de Asia eran Corea y Japón, ahora son los de la península asiática. A partir de la moderación de la inflación hubo una sensación de bienestar pero esto trajo aparejado un costo de mano de obra. Las empresas norteamericanas cerraron y se mudaron a China”.
“Y cuando pasó esto, el centro de EE UU, hablamos del centro industrial, perdió mano de obra y se deprimió. Hasta ahora no le ha encontrado la vuelta para solucionar este problema que lo generó la propia globalización. Ellos dicen dos cosas, y hay algo que hay que respetarle a los norteamericanos y es que ellos escriben las cosas antes de hacerlas, y plantean el contenido técnico ideológico de lo que van hacer. Y ellos dicen que hay una competencia desleal con los EE UU que se origina a partir de un dólar muy caro, con respecto a las otras monedas. Entonces se han propuesto bajar el precio del dólar, y consideran que la causa es que todos los países meten políticas proteccionistas que impiden que salgan exportaciones norteamericanas. Y lo otro que sucede es que el dólar es moneda de reserva internacional, entonces ahí toman la medida de aplicar aranceles para compensar las políticas comerciales que aplican los otros países y nosotros ganar competitividad. Los otros países van a tener que devaluar su moneda, nosotros vamos a tener más recursos fiscales, ellos van a tener pérdida de bienestar… Es como si ese impuesto que va a cobrar el tesoro norteamericano lo estuvieran pagando los países que llevan adelante esas políticas proteccionistas”, sentenció Pesce.
Enemigo de China y Elon Musk: quién es Peter Navarro, el cerebro detrás de los aranceles de Donald Trump
El economista que diseñó la política arancelaria más polémica de Estados Unidos regresó a la Casa Blanca con más influencia que nunca. Fiel a Donald Trump hasta la cárcel, Peter Navarro volvió a escena como uno de los principales arquitectos del giro proteccionista.
Peter Navarro no es un asesor más en el entorno de Donald Trump. Es su hombre de confianza en materia comercial, el autor intelectual de los aranceles que desataron la guerra económica con China en su primer mandato y el ideólogo de la política de “reciprocidad” que ahora, con Trump nuevamente en la presidencia, regresa con más fuerza que nunca.
Con un estilo confrontativo, Navarro se volvió célebre por su postura intransigente frente al gigante asiático, al que acusa de “matar” a Estados Unidos con prácticas desleales. Su influencia se percibe en la reciente aplicación de aranceles de hasta el 125% a productos importados desde China, una medida que sacudió los mercados globales y tensionó aún más la relación bilateral.
La obsesión con China y su cruzada arancelaria
Autor de libros como Death by China y Las próximas guerras chinas, Navarro sostiene desde hace décadas que el déficit comercial estadounidense con Beijing es la raíz de muchos de los males económicos del país. Considera que China manipula su moneda, subsidia industrias estratégicas y permite condiciones laborales que serían inaceptables en EEUU, generando así una competencia desleal que destruye empleos industriales.
Durante el primer gobierno de Trump, entre 2017 y 2021, Navarro dirigió la Oficina de Política Comercial y Manufacturera de la Casa Blanca, un organismo creado especialmente para él. Desde allí impulsó una batería de aranceles que incluyó productos tecnológicos, textiles y maquinaria industrial. Ahora, en el segundo mandato de Trump, esa política se profundiza con medidas aún más agresivas.
Según Bloomberg, Navarro había propuesto aranceles generales del 25% para todos los países con los que EE.UU. mantiene déficits comerciales. Finalmente, Trump anunció un arancel universal del 10% —excepto para China, que enfrenta un castigo mucho mayor por adoptar medidas retaliatorias— y una moratoria de 90 días antes de aplicar nuevas tarifas.
La feroz crítica de Elon Musk
En medio del nuevo paquete de medidas comerciales, uno de los choques más resonantes se dio con Elon Musk, CEO de Tesla y titular del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), el organismo que busca reducir el tamaño del Estado. Musk calificó a Navarro como “un idiota más tonto que un saco de ladrillos”, en alusión a su insistencia en una política arancelaria extrema. Luego, se disculpó… con los ladrillos.
El cruce expuso una grieta en el núcleo duro del trumpismo. Musk acusa a Navarro de poner en riesgo la industria automotriz y de castigar a empresas estadounidenses que importan componentes para fabricar productos en el país. Navarro retrucó que Tesla es solo un “ensamblador de autos” que defiende sus propios intereses y no los de la industria nacional.
La tensión entre ambos es un síntoma de las disputas internas dentro del equipo económico de Trump. Mientras Musk representa una visión más pragmática y orientada al libre mercado, Navarro encarna el ala proteccionista y nacionalista, que ganó terreno con la vuelta del expresidente al poder.
De académico demócrata a mártir trumpista
Peter Navarro tiene 75 años, es doctor en Economía por Harvard y profesor emérito de la Universidad de California, Irvine. En sus inicios, fue un defensor del libre comercio e incluso se presentó como candidato demócrata en elecciones locales en California, sin éxito. Pero su visión cambió con la globalización y el ascenso industrial de China.
Su vínculo con Trump comenzó en 2016, cuando Jared Kushner, yerno del entonces candidato, leyó el libro Death by China y lo contactó. Desde entonces, se convirtió en uno de sus asesores más cercanos. Esa lealtad tuvo un precio: en 2024, Navarro fue condenado a cuatro meses de prisión por desacato, al negarse a colaborar con la investigación del Congreso sobre el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021.
Lejos de apartarse de la vida pública, Navarro salió de la cárcel para participar en la Convención Republicana, poco después del intento de asesinato contra Trump. Allí, bromeó con que se había tatuado el lema MAGA (Make America Great Again) y se presentó como un mártir de la causa. “Querían que traicionara a Donald J. Trump para salvar mi pellejo, y me negué”, dijo ante una multitud.
Una influencia sin contrapesos
A diferencia del primer gobierno de Trump, donde convivían figuras proteccionistas y pro libre mercado, hoy la balanza está claramente inclinada a favor del ala dura que lidera Navarro. Los economistas más ortodoxos lo acusan de sostener teorías sin evidencia empírica, y de poner en riesgo la economía global por una visión ideológica y simplificada del comercio internacional.
Pero su peso en la nueva Casa Blanca es innegable. Navarro no solo volvió a ocupar un rol clave, sino que es el principal referente de la estrategia económica trumpista de cara a los próximos años. Sus ideas ya no son marginales: son política oficial.
Con los aranceles en plena vigencia y las tensiones con China en aumento, el “zar del proteccionismo” volvió al poder, dispuesto a llevar su cruzada comercial hasta las últimas consecuencias. Y esta vez, con menos opositores internos, más respaldo presidencial y una economía global que tiembla ante sus decisiones.
Una tregua en la guerra comercial: Europa pone en pausa sus aranceles a Estados Unidos
Después del anuncio de Donald Trump de que congelará por 90 días la implementación de aranceles generales, la UE respondió en el mismo sentido. El estadounidense mantuvo sus gravámenes a los productos chinos.
Trump aseguró que EE.UU. y China van a terminar negociando “algo muy beneficioso para ambos”.
El presidente estadounidense aseguró que confía que su país y China acabarán negociando “algo muy beneficioso para ambos países” después de que ayer aprobará recrudecer su ofensiva comercial contra el gigante asiático, cuyas importaciones soportarán ahora aranceles del 145 %.
“Veremos qué pasa con China. Nos encantaría llegar a un acuerdo”, explicó Trump al ser preguntado por periodistas tras la conclusión de una reunión de su Gabinete que estuvo abierta a la prensa. “Estamos reestructurando la situación y seguro que nos llevaremos muy bien. Tengo un gran respeto por el presidente (chino) Xi (Jinping). Ha sido, en el fondo, amigo mío desde hace mucho tiempo. Y creo que terminaremos logrando algo muy beneficioso para ambos países”, recalcó.
“Acabaremos en un lugar de gran certidumbre”, dijo el secretario del Tesoro de EE.UU.
El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, le restó importancia a los vaivenes bursátiles provocados por la política arancelaria del país, consideró que no son nada “inusual” y apuntó que las negociaciones en marcha hacen que se avance hacia una “gran certidumbre”. “Dos (días) arriba y uno abajo, o diez arriba y cinco abajo no es una mala proporción. A medida que lleguemos un acuerdo con estos países que nos van a traer sus mejores ofertas, acabaremos en un lugar de gran certidumbre”, dijo en la reunión de gabinete del Ejecutivo.
Ese encuentro tuvo lugar un día después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, decretara una tregua parcial de 90 días en los aranceles anunciados el pasado 2 de abril para todos sus socios comerciales excepto para China, a quien le elevó los gravámenes hasta el 125 %, lo que deja el porcentaje total de ese país en el 145 %.
Trump dice que está “muy cerca” de cerrar un primer acuerdo comercial por los aranceles.
El presidente de Estados Unidos aseguró este jueves que su administración está “muy cerca” de llegar a un primer acuerdo comercial sobre los aranceles, pero advirtió que no aceptarán algo que no los beneficie. “Creo que está muy cerca, pero, bueno, tenemos que llegar a un acuerdo que nos guste. No queremos un acuerdo que sea malo”, indicó Donald Trump en una reunión de su gabinete.
El magnate comentó que en la negociación con los distintos países se plantean recurrir a grandes firmas de abogados. “Creo que vamos a intentar recurrir a estas prestigiosas firmas para que nos ayuden porque tenemos muchos países y queremos cerrar acuerdos que beneficien a Estados Unidos. No podemos solo cerrar acuerdos fácilmente, queremos que sean justos”, remarcó.
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