
MIRTA PÉREZ: “Yo lo vi morir a mi hijo, murió delante mío. Nadie me vino a decir que lo habían matado”.
Interes General octubre 15, 2025La ex diputada nacional de la Provincia de Buenos Aires, Mirta Pérez conversó con Maxi Lequi sobre su historia de vida.
“Hasta el último día de mi vida voy a vivir con pasión todo, siempre tratando de buscar lo que haga falta para estar mejor. Cuando veo en la tele que hay una víctima, a quien matan, o matan una criatura, a mí se me remueve todo, todo lo pasado, todo lo vivido. Y vivo con eso, es como tener un dolor que vos sabes que no se te va ir y convivís con ese dolor. Desde el momento en que matan a Santi yo no me quedé quieta, no está en mí tirarme en una cama a llorar, a tomar pastillas. En ese momento vos tenés tres opciones; o te dejas estar con la imagen de mis hijos volviendo del colegio y me vieran en camisón, tomando pastillas o lo que sea no es para mí. La otra es terminar con todo, que tampoco. Y la otra era pelearla, primero buscar justicia por Santi. Cuando me involucré yo, una mujer que estaba en su casa con sus tres hijos y su marido, salir a recorrer comisarías, juzgados, hablar con un juez, hablar con el otro. Algo que nunca había hecho en mi vida. Una Susanita era yo, era mi decisión de vida. Yo era feliz de esa manera. En un segundo cambió todo y me empecé a involucrar. El juicio del asesinato de Santi duró cuatro años, durante ese lapso fui amenazada constantemente. Nos tuvimos que mudar, nuestra casa tenía poco tiempo, con un jardín, una piletita para los chicos”, relata Mirta Pérez, quien en 1997 perdió a su hijo Santiago en el contexto de un asalto.
La ex diputada revela: “Tuvimos que desterrar de nuestra vida muchas cosas, mudarnos a un lugar cerrado por los chicos. A mí no me daba miedo nada, obviamente. Los medios tuvieron mucho que ver, entre ellos Mauro Viale con quien nos adorábamos. Mauro tenía terror de que le pasara algo así y a su familia. Los medios son muy importantes en un hecho así, la presión, que no debería ser necesaria, y sin embargo el estar constantemente en el candelero fue clave. Porque todo el mundo se olvida de a quien mataron ayer o anteayer pero de Santi no se van a olvidar. Alguien dijo una vez que cuchillada en panza ajena no duele pero duele también, no de la misma manera pero duelo. Duele lo que podría pasarle a alguien de la familia. Pasaron 7 años de la muerte de Santi cuando yo fui diputada pero ya me habían propuesto muchas cosas pero no era el tiempo, no lo sentía. Cuando me involucré yo tenía 6 comisiones y todas tenían que ver con la calidad de vida. Legislación penal, seguridad interior, PyMES, discapacidad, obras públicas. Todas que tuviesen que ver con la vida de todos los días. Lo que piensa un ser humano que llega a un lugar y transformarlo en una ley. Yo pienso que la PyME es el primer eslabón de la cadena de trabajo. La línea entre que sos una víctima y no, es una línea que nadie piensa cruzar porque muchos me decían que me veían a mí y luego les pasaba a ellos”.
“La gente se acuerda de todo pero no piensa que le va a pasar pero cuando le pasa. Conozco mucha gente, pero a muchos sólo lo conozco por hablar por wathsapp, por el facebook. Muchos años me ha pasado eso, y hace poco murió de un tumor en el cerebro la mamá de un muchacho al que habían matado, y que nunca encontrar a quien había consumado el crimen. Todo ese tiempo yo la contuve, pero era tanto el dolor que tenía que no podía hacer nada con su vida que al final falleció. Eso son los efectos laterales. Yo lo ví morir a mi hijo, murió delante mío, nadie me vino a decir que lo habían matado. Tengo que agradecer que no sufrió, mirá que locura. La ley más importante fue la sumatoria de penas. Para graficarlo un poco, alguien entra a una casa, roba, viola a alguien y mata a otra persona. A ese hecho se le suman todas las condenas por todos lo delitos. Es la mal denominada ley Blumberg, porque fue en esa época. Yo asumo en diciembre y la presento el primero de marzo para que tenga dos años de vigencia. Imaginate que era la primera vez que iba al Congreso, y lo logré. Me tuve que bancar la burocracia, tener paciencia. Yo entraba a una comisión y lo hacía con todo”, recuerda Pérez.
“En el año 2007 yo presento el proyecto para que se casen personas del mismo sexo. Recuerdo que se hablaba de la unión civil, y eso es discriminatorio. Acá hay que cambiar dos o tres artículos del código civil y listo, pensé. Que todos tengamos los mismos derechos y obligaciones. Eso pasó en el 2007, imaginate las cosas que me decían. En torno al debate de la tenencia de armas, lo que importa es que el delincuente esté preso, eso suma. Que después tengan que hacer lo que tengan que hacer en la cárcel, poder rehabilitar a alguno, a algunos no porque tendrían que estar ahí siempre. Pero todo el que tiene un arma en la casa y la tiene registrada la puede usar tranquilamente, vos no vas a buscar a los delincuentes, ellos te vienen a buscar a vos. Vos sos una persona que trabaja, estudia, tiene hijos, los cría. Ni se me ocurre matar a alguien pero que no me toquen lo que yo más quiero, que no entren a mi casa a hacer un desastre porque voy a salir con uñas y dientes. Y eso es legítima defensa, que no me digan que es justicia por mano propia porque no la es. Vos tenes el derecho animal de defender lo tuyo. Yo no pude hacer nada en ese momento, fue todo un desbarajuste, pero si vos la tenes registrada no hay ningún problema. Vos estás en tu casa y si alguien te viene a joder, actuas”, cerró la referente social.
Diez balazos en la noche, la muerte de “Santi” y la lucha de la madre que llegó hasta el Congreso
El caso de Santiago Pérez conmocionó a los argentinos en los 90. Un robo “al voleo” terminó en una tragedia. Y su mamá convirtió eso en una búsqueda incansable de justicia que llevó a que se endurecieran las penas de los delincuentes.
“Estás muy lindo con ese saquito nuevo”, le dijo esa noche Mirta de Luca a su pequeño hijo de ocho años, Santiago. Lo que nunca imaginó es que un rato antes de la medianoche de ese 29 de julio de 1997, la ropa que el niño estrenaba iba a terminar manchada de sangre. Y la vida de la familia Pérez nunca volvería a ser la misma.
Todo había comenzado un rato antes en ese martes de invierno, cuando Gustavo Lescano y Juan Francisco Correa realizaban un violento raid delictivo por las calles de la localidad bonaerense de Quilmes. Cometían robos “al voleo” y una de esas víctimas fue la familia que vivía en la calle Olivieri al 1200.
Eran las 23.20 cuando los Pérez llegaron a su casa. Pese a que venían tomando medidas por miedo a los asaltos, como pagar a una empresa de seguridad privada, tener alarma o un portón con control remoto, el destino hizo que los delincuentes pasaran en ese momento por allí.
El padre de Santiago, Daniel Pérez, maniobraba para meter su Peugeot 405 en el garaje cuando de pronto aparecieron cuatro hombres. Apenas los vio, dio marcha atrás sin pensarlo para tratar de escapar. Pero diez cobardes disparos retumbaron en la noche del Gran Buenos Aires. Uno de los tiros pegó en la cabeza de “Santi”, que estaba sentado en el asiento del acompañante y murió prácticamente en el momento. Su mamá y su hermanita, que tenía seis años, iban atrás.
Los proyectiles dieron contra las puertas y el parabrisas del Peugeot, y uno de ellos, calibre 9 milímetros, causó la muerte del niño. Mientras los asaltantes homicidas huyeron en un Renault 11, Pérez llevó a su hijo a la Clínica del Niño, en Bernal, pero ya no había nada que hacer, el pequeño había fallecido.
Las detenciones
Dos semanas después del crimen, dos de los sospechosos fueron detenidos. Fue cuando efectivos de Quilmes se tirotearon con Lescano, Correa y un tercer desconocido, todos moradores de las villas El Monte y Los Alamos. Tras una persecución de unas veinte cuadras, fueron atrapados y uno de ellos resultó herido. El tercero huyó.
Lo cierto es que, según dijo la Justicia en ese momento, confesaron la participación en el crimen de Santiago. Además, se estableció que el arma que les secuestraron era la misma que se había usado aquella trágica noche. Ambos tenían un pesado prontuario que incluía otro homicidio.
En octubre de 2001, los sospechosos fueron llevados a juicio, que se extendió a lo largo de una semana. Allí uno de los testigos clave fue Jorge Bucín, al que habían asaltado antes de ir a la casa de la familia Pérez. Otro relato importante fue el de Mirta, la mamá del pequeño, que gracias a la iluminación que había en la zona reconoció la cara de uno de los asesinos. Tanto ella como otras víctimas identificaron una gorra con un escudo del club Independiente que usaba uno de los imputados y fue encontrada en el Renault 11 abandonado tras el crimen. También hallaron dentro del vehículo la cápsula de una bala disparada por el arma que mató al chico.
Finalmente, la Cámara de Apelaciones de Quilmes condenó a Lescano y Correa por el crimen de “Santi” y por otros tres robos que cometieron esa misma noche. En medio de gritos, llantos y desmayos, la sala escuchó la máxima condena posible: reclusión perpetua más la accesoria por tiempo indeterminado. Es decir, como mínimo 25 años tras las rejas. “Fueron diez tiros que pudieron matar a todos”, justificaron en su fallo los jueces, a quienes no les “preocupó” determinar quién fue el que realizó los diez disparos. Los dos condenados eran asesinos.
Lucha incansable
Desde ese día Mirta Pérez ingresó en la actividad pública. Primero a través de la fundación de la Asociación de Víctimas de la Delincuencia. Luego con su llegada al Congreso. En 2003 fue diputada nacional por la lista del Frente Popular Bonaerense (Frepobo), gracias al acuerdo de su jefe, el ex diputado justicialista Alberto Pierri, y el líder del Modín, Aldo Rico.
Más allá que se anotó como vicegobernadora de Pierri en una fórmula que nunca llegó al cuarto oscuro y después se alejó de ese espacio político, lo cierto es que siempre mantuvo su alto perfil político y mediático. De hecho, el Congreso convirtió en ley varios proyectos de su autoría, como el de la sumatoria automática de penas para distintos delitos y la norma que establece mayor castigo para los funcionarios que reciben sobornos.
La mujer, que en 2021 fue precandidata a diputada nacional por “Principios y Valores”, la fuerza de Guillermo Moreno, nunca abandonó la lucha no sólo por el caso de su hijo sino del resto de las víctimas de la inseguridad. Como tampoco abandonó la memoria de “Santi”. Y eso lo reflejó en el mensaje que escribió en Instagram al cumplirse 26 años del crimen: “Llegará el día que ya no publique tu foto, porque ese día será el que me reúna con vos y te abrace tanto. Mientras seguiré recordándote y compartiendo con todos los que saben porque ya no estás, porque te mataron y a nosotros también Santi”. (DIB) FD
Mirta Pérez: “Para Fayt, Kitu es sagrado y Santiaguito no”
Así lo señaló la ex diputada en relación a las declaraciones del juez de la Corte Suprema de Justicia en contra de la baja de edad de imputabilidad. “No se dan cuenta pero sus fallos decretan la vida y la muerte de la gente”.
La ex candidata a la vicegobernación por la provincia de Buenos Aires, Mirta Pérez, manifestó su enojo por las últimas declaraciones de los jueces Carlos Fayt y Carmen Argibay Molina en contra de la baja de imputabilidad de menores.
“Estos jueces, que tendrían que garantizar mis derechos, no tienen idea de los fallos que hacen. No se dan cuenta que decretan la vida y la muerte de la gente. Tienen en sus manos la vida y la muerte de personas inocentes”, afirmó la madre del pequeño Santiaguito, asesinado de un tiro en la cabeza a los 8 años en un intento de robo.
La ex diputada, quien siempre propuso modificaciones a leyes penales y encabezó marchas en nombre de víctimas de la delincuencia, afirmó que “estos jueces” tienen más cuidado “con los delincuentes que con las víctimas”. “Ellos intentan justificar a los delincuentes diciendo que estos chicos (que caen en la delincuencia) se van a convertir en psicópatas. Pero ¿a nosotros quién nos protege?”.
Con respecto a los dichos de Argiaby Molina, quien aseguró que la argentina es “una sociedad esquizofrénica” en relación al pedido de una baja en la edad de imputabilidad, Pérez afirmó que “es una falta de respeto a la sociedad en general”.
Asimismo, cuestionó el trato a Cristian “Kitu” Molina y otros menores autores de crímenes aberrantes y destacó que en muchos casos “se protege más al delincuente que a la víctima”. “Ellos justifican a gente como Kitu. Por ejemplo, para Fayt, Kitu es sagrado, Santiaguito no. Quiero saber por qué no le importa mi hijo”.
Con respecto a la legislación vigente, Mirta Pérez afirmó que todavía duerme en un cajón? un proyecto por el cual se pedía someter a jueces, fiscales y representantes de la Justicia a un examen psicológico para una mejor obtención de resultados?.
¿En las comisiones claves, el Poder Ejecutivo tiene quórum propio, pueden sacar dictamen cuando quieren como para reasignar partidas en estos institutos y que sean seguros para todos nosotros, pero todavía no se tomó ninguna decisión concreta?
Escuchá el programa “El Arranque” de lunes a viernes a las 10:30 horas por www.radiozonica.com.ar