Miércoles 7 de Mayo de 2025 - 9:47:15 am

Pablo Alabarces: “No le podemos pedir sofisticación a Macri que consume Freddie Mercury”

Política julio 19, 2019

El sociólogo visitó "Vamos por las Sobras" para hablar sobre la cultura de masas y el fútbol. 

El escritor y sociólogo argentino habló sobre la relación entre el fenómeno de la cultura de masas, la cultura popular y el fútbol en Argentina. “El fútbol me parece el lugar perfecto para pensar las dos cosas, tanto la cultura popular como la cultura de masas. En los años noventa la diferencia entre los conceptos era bastante clara, con una salvedad: la tradición anglosajona no distingue entre cultura popular y cultura de masas porque para ellos es todo popular culture, que significa simplemente cultura de masas.  La tradición latinoamericana es distinta porque la cultura de masas era una cosa, muy visible, reconocible, dentro y fuera de ella había algo que era la cultura popular. Se podía hablar de dos cosas distintas. Hoy no sé si se puede sostener mucho esa cuestión, es difícil pensar si hay algo fuera de la cultura de masas. La cultura de masas es el racero en torno de lo cual se discute todo y se dictamina todo. No es que ha desaparecido la cultura popular, sino que hay formas populares de meterse en la cultura de masas, de pensar la cultura de masas. La vieja cultura culta o cultura ilustrada también está esfumada. Los popurológos no discutimos con los letrados de La Nación y el Teatro Colón. Eso ha desaparecido. Estamos en frente desde hace mucho tiempo con un cambio muy grande en las dinámicas culturales globales y eso nos obliga a andar con más cuidado que hace 30 años, que todo parecía más sencillo entre comillas. Se reconocían los límites. Hoy es más difícil reconocerlos”.

En ese marco, el sociólogo dijo que “se inventa la categoría de cultura popular hacia el siglo 17, siglo 18. Existía la palabra cultura y de golpe apareció un adjetivo que era para decir `esto no es tan cultura´. Eso era privación, ausencia, negación, falta, carencia. Era jerárquica la diferencia. Y por supuesto, tenía una clara relación con cuestión de clases. ¿Qué era la cultura popular en el siglo 18 para los románticos? El campesinado, el vulgo de las ciudades. La palabra parecía pegada a este tipo de términos muy jerárquicos”. Ademas, Pablo Alabarces destacó la importancia de la masificación de la educación como una de las claves en el proceso. “Lo que ocurre con la masificación de la educación es un proceso lento que arranca a mediados de los siglos 19 en los países centrales. Argentina llega muy temprano a ese proceso y llega mucho antes que los países latinoamericanos. En Brasil la idea de alfabetización obligatoria es un invento de muy entrado el siglo 20. La masificación de la enseñanza tiene mucho más que ver en cuanto a su transformación junto a la aparición de la cultura de masas que es un fenómeno del siglo 20. No se puede hablar de cultura de masas hasta que no llega la prensa, el cine, la radio, la televisión. La cultura de masas para los intelectuales letrados de los años 50 y 60 era degradación de la cultura culta. Había antes una cultura popular con mucha autonomía que la cultura de masas capturó y deformó”.

El sociólogo detallo que “son fenómenos que tienen que ver con la aparición de la sociedad de masas. Las masas existían pero no se veían. Se empiezan a ver cuando ocupan las ciudades y comienzan a ser actores políticos. Entonces las elites ilustradas y las clases dominantes inventan un concepto paralelo que es el de clases peligrosas. Estaban rodeados de masas y era un problema para ellos. Para colmo esas masas hacen revueltas y pasa a ser un fenómeno político y cultural. ¿Quién inventa la cultura de masas? Tiene que ver con la tecnología por un lado, la radio, etc. pero la prensa de masas se puede hacer cuando hay una imprenta moderna pero si o si cuando hay alfabetización de masas. Es un juego contradictorio porque son las élites las que deciden alfabetizar a las masas y a la vez las masas alfabetizadas empiezan a consumir literatura de masas. Las masas van ganando espacio democrático. La sociedad de masas nace porque nace la democracia de masas, que implica la concesión de derecho al voto. Estaba la idea de que ellos solo podían ser recipientes. Si la única cultura es la cultura de la clase dominante por lo tanto lo que consumen las masas solo puede ser degradación de la cultura legítima. Investigaciones más recientes descubren que en realidad la cultura de masas no le afanaba a Shakespeare, le afanaba al teatro popular. Lo que hacían era capturar la cultura popular y transformarla”.

En ese contexto, Pablo Alabarces habló de las diferencias entre Argentina y los países de la región en cuanto a la construcción de una cultura popular diversa. “En Argentina se hablaba de la cultura obrera, que se corta en los años 30 y 40 donde aparece la idea de lo popular y no lo obrero. Lo popular no es lo obrero, lo obrero forma parte de lo popular pero no lo agota. Tiene que ver con el tipo de modelo económico. En el país hay menor peso del campesinado de lo que hay en el resto de Latinoamérica. Cuando llega el peronismo es mucho más claro: el peronismo habla de pueblo, lo usa como sustantivo, como un aglutinante. Tiene que ver con estructuras sociales distintas. Argentina es un país divertidísimo en el cual un 35% de la población está por debajo de la línea de pobreza, en el cual los niveles de educación relativa son cada vez peores y sin embargo, el 80% de la población se cree clase media. La clase media aparece como una cosa aspiracional y no se desarrolló un orgullo de pertenencia por pertenecer a las masas populares. Del peronismo para acá quedo en claro la idea del ascenso, la idea de la movilidad social, de tratar de llegar a la clase media. El criterio este no despliega una pertenencia de clase autónoma, orgullosa. La impronta inmigratoria cambia la estructura de clase, la estructura demográfica. El peronismo es el que vuelve a poner en el centro de la escena de una manera fantástica el problema de las masas. Genera una identidad. Esto es el pueblo con esa cosa muy plebeya, atorrante, provocadora. Gatica es el ejemplo más claro: el plebeyo provocador que reclama una igualdad democrática, que es ilusoria pero que la reclama igual.”

El escritor habló sobre la importancia de la formación de los clubes barriales como asociaciones de contención. “Julio Frydenberg habla muy bien del tema. Él cuenta bien ese pliegue, lo que él llamaba el impulso asociacionista, por el cual las clases populares buscaban agruparse, formaban sociedades de fomento, clubes sociales, mutuales, cooperativas, etc. En el caso porteño simultáneamente se da la invención de los barrios y en torno de cada uno se iban formando pequeñas comunidades. En el interior se forman los pueblos a la vera de las vías del tren. El futbol aparece en ese momento, se juega desde las últimas dos décadas del siglo 19 y ahí comienza un lento proceso de apropiación popular, que quiere decir una apropiación de clase. En su momento era un deporte de élite. Lo jugaban la colectividad británica, sus hijos o los patricios que eran invitados por la colectividad británica. En las escuelas públicas no se jugaba al futbol porque la escuela argentina era profundamente letrada. Cuando la escuela pública inventa la educación física, se inventa mirando a Alemania y a los países nórdicos, con la gimnasia, la educación del cuerpo. Las élites hacían deportes británicos y decidieron que la educación física de los niños fuera más gimnastica, mas militarizada, en torno del disciplinamiento del cuerpo y no del juego”.

En ese marco, Pablo Alabarces dijo que “hay un momento en el que la élite abandona el juego por una cuestión de distinción, porque no quieren hacer lo mismo que hacen los negros. Quieren ser distintos a las clases populares. Si las clases populares te toman una plaza, lo que las elites hacen es abandonar la práctica. Las elites abandonan, la oligarquía desaparece de la AFA. En principio la oligarquía eran dueños de la AFA, Martínez de Hoz fue presidente de la AFA. La oligarquía abandona y queda en manos de esas clases medias que limitan con las populares de una manera más armoniosa y cercana. Los presidentes de clubes eran de clase  alfabetizada. Eran el abogado, el dueño de la sastrería, al médico de la cuadra. Eran tipos cercanos a las clases populares por vecindad geográfica pero al mismo tiempo con un mayor capital intelectual y económico. La oligarquía después volvió al futbol. Volvió al juego y volvió también a ocupar las dirigencias de los clubes. Macri es un ejemplo claro. Eran la burguesía mercantil que se había formado en esos años. Durante los noventa se produjo un proceso de plebejizacion cultural. Los sectores altos comienzan a tomar prácticas plebeyas. Cuando Ricky Maravilla comienza a tocar en los boliches de clase alta al mismo tiempo la élite empieza a tomar de nuevo el poder en los clubes”.

 El sociólogo comparó a la oligarquía de comienzos de siglo con la actual. “No defiendo el modelo oligárquico del siglo 19 pero me tiento a decir que al lado de esto, Sarmiento era trotskista. Había una noción muy elitista de que había un único capital cultural legítimo, la gran literatura y las grandes artes. Convencidos de eso los tipos hacían las escuelas públicas, alfabetización de masas y cierta distribución. Hoy tenes a un Macri con un modelo de país espantoso. Siempre muy regresivo con esta idea de estos 70 años de decadencia, con la afirmación falsa de que Argentina era la sexta economía del mundo en 1914 cuando muchos economistas han demostrado hasta que punto era falso. Eso tiene que ver con cierto analfabetismo y al mismo tiempo interés político. Machacás sobre la consigna y puede prender o no. Argentina no puede tener un Bolsonaro. Que se prueben las pilchas de él, por supuesto. Pero no hay un Bolsonaro. Hay una bolsonarizacion vía Patricia Bullrich y Pichetto pero lo de Bolsonaro es mucho más grave. Porque la Argentina vive y vivió una serie de experiencias políticas, entre ellas el peronismo, que le revolvieron mucho todo eso. Esta cuestión de la experiencia plebeya, de la ganancia de respeto, del orgullo subalterno. Escuchas el fenómeno de la cumbia villera, el trap y te das cuenta que ahí no hay bolsonarismo. Al contrario, hay mucha irreverencia contra el poder”.

Al finalizar, el sociólogo hablo sobre la importancia de los clubes. “Surgió un movimiento muy interesante que es la Coordinadora de Hinchas. Fue un reclamo mío. Yo entiendo que el futbol solamente puede ir en una dirección más positiva si los hinchas se organizan como una asociación civil y pasan a peticionar, a rebelarse. Acompaño siempre todas las actividades que puedan hacer. Por un lado, acúsame de tradicionalista o arcaico, fui formado en un barrio que era hincha de un club de barrio mientras hacía deporte en otro club de barrio y mis hijos se formaron en otro club de barrio. Creo en ese modelo de la sociedad civil. Lo cual no implica que no sepa que este mundo híper profesionalizado en el cual las cifras que se mueven son astronómicas y que necesitan la mano de un management profesional. Las dos cosas son compatibles. Sigo creyendo que ese modelo es posible aunque debe ser acompañado con management profesional. Parece muy romántico pero es así, de algo hay que agarrarse”.

Podés escuchar “Vamos por las Sobras” los jueves de 18:00 a 20:00 horas por La RZ.

$data['img_url']

La RZ en donde quieras

Descarga la app disponible en tus plataformas favoritas

La Radio

La RZ nació hace 10 años. Junto a Radio Zonica y Zonica+ forma parte del #GrupoZonica; líderes y precursores de los medios digitales en Argentina.

Conocé más
Micrófono