Pablo Alarcon: “Desde los siete a?os supe que iba a ser actor”

Teatro enero 30, 2021

Pablo Alarcón es un primer actor argentino, dueño de una extensa carrera. En televisión trabajó en Regalo del cielo, Mujercitas y Alta comedia, entre otras. Realizó diferentes cursos con los mejores profesores del país entre los que se encuentran Agustín Alezzo y Carlos Fernández, y en el exterior con el grupo Jean Lecoc y el Living Theatre.

Participó en obras de teatro en Argentina, Italia, Puerto Rico y Estados Unidos. El actor habló sobre su infancia y su idilio con la actuación. “Hice teatro para niños. Recuerdo que ahí se bailaba y se cantaba, no era lo que son hoy los espectáculos para niños que son verdaderos bailarines y cantantes. Nosotros éramos actores que bailábamos y cantábamos, eran muy pocos los actores que bailaban y cantaban en mi época de juventud. Apareció una persona que cambió el panorama de la comedia musical en Argentina que fue Pepe Cibrián. Aquí no podemos hacerlo, eran espectáculos, un movimiento que creó escuelas, creó una conciencia que tenía que ver que el actor tiene que ser un actor completo y yo de hecho estudié canto mucho tiempo, lo digo sin ningún empacho. Soy entonado, no como un gran cantante pero si para teatro puedo cantar perfectamente”.

En ese marco, el actor recordó que “llegué a Buenos Aires en el año 67’ y por esa época creo que lo primero que hice fue teatro para niños. Hice 3, 4 o 6 obras con Liliana Prat, con Allende con muchas travesuras, algunas que salieron bien y otras más o menos, que son olvidables. Pero todo eso me sirvió para romper el hielo y para decir “estoy trabajando en teatro en Buenos Aires”. Yo soy Pellegrini, provincia de Buenos Aires, ahí está mi corazón junto con mis amigos y recuerdos de mi infancia, de un pueblo querido. Después nos mudamos a General Pacheco que quedaba más lejos porque no había rutas y ahora queda cerca por la Panamericana. Son cuarenta minutos, llegas a General Pacheco, cosa que antes eran dos horas y pico, había que hacer 2 o 3 combinaciones. Me vine a Buenos Aires, tenía 21 años, me salvé de la colimba ya que me echaron de la fábrica donde trabajaba desde los trece años. A los veinte estaba sufriendo porque me echaron y me hubiera gustado hacer la colimba, por ahí me mandaban al sur. Un amigo me decía “pedí paracaidismo, aeronáutica pedí algo que te haga aprovechar el tiempo”, y yo decía “si me toca aeronáutica, me voy a anotar para paracaidista o algo”. Era todo para aprender un oficio”.

En ese contexto, el director contó que “me salvé por número bajo. Cuando la cantidad de postulantes a la colimba son muchos, hay un número que se elimina y no teníamos suficientes. La verdad es que yo quería ser actor desde los siete años y hacia teatro en la escuela, en el club y hacia teatro en Pacheco. Era la cultura que debía con respecto al teatro, tenía una mística, que tenía que ver con leer, comedia, radioteatro, con reunirse a ver grandes películas españolas, francesas, italianas y tenía también que ver con la conciencia social, con la política y con la militancia.”

En ese sentido, Pablo Alarcón dijo que “yo viví cuando estaban los militares, no sé cuántos años fueron, creo que 5. Yo me fui durante el último gobierno peronista, me tuve que ir del país porque había hecho una película que estaba Rubén Estela, Mario Luciani y otros actores, hablaba más del miedo que teníamos nosotros que éramos incapaces de empuñar un arma los civiles y el miedo que le teníamos a los militares y a los guerrilleros, a las formaciones armadas del ERP. Nosotros estábamos entre dos fuegos y de eso se trataba la película, de alguien que lo raptaban, lo secuestraban y que no se sabía quién era, si eran militares, Montoneros o del ERP. Lamentablemente fueron a casa a buscarme porque estaban buscando a alguien que estaba haciendo una película, no sabían qué película era pero sí que estaban involucrados en una opinión sobre los militares y sobre ellos no se podía opinar, ninguna fuerza totalitaria admite una crítica ninguna”.

Por otro lado, el actor habló sobre su exilio a Italia. “Me fui a Italia porque había un amigo mío en Italia que vivía en mi casa. Edgardo Lussi era un actor que fue algo conocido, buen actor. Yo tengo una casa muy grande ahí en Moreno y Mateu, que siempre caían actores y gente que no tenía dónde vivir. Yo tenía dos habitaciones y una siempre estaba con algún refugiado del hambre. Uno de ellos fue Lussi que vivió en casa durante un tiempo y que dijo “no aguanto más está situación de porquería de militares, de guerras, guerrillas y muertos, de censura”, y se fue a Italia. Por supuesto, yo no tenía ningún contacto con nadie entonces dije “me voy para Roma”. Cuando llegué allá me dice “hay que irse de este país, son insoportables los italianos hay que irse a Francia” y yo dije “me quedo acá en Italia unos cuantos años”. Así fue que hice teatro, cine, radio y TV, no sabía nada del idioma, empecé y lo primero que hice fue irme al Dante Alighieri. Fuimos con mi esposa al Dante, los dos todas las mañanas y a los dos meses más o menos hablábamos con un acento fuerte pero hablábamos, nos comunicábamos. A los cuatro meses yo te diría que teníamos un leve acento, Mónica tenía una facilidad para los idiomas y no se notaba que era latina”.

Al finalizar, Pablo Alarcón contó que “entré a trabajar en la RAI y luego Mónica, durante toda mi estadía en Roma no pude vivir del teatro porque no tuve suficiente ganancia. Entonces era vendedor callejero, vendía cualquier cosa. Si sos vendedor te salvas, estes dónde sea. Tenía, a plata de hoy, tres mil pesos, era lo último que nos quedaba y fuimos a caminar a una plaza para ver, estar ahí un rato y nos sentamos en un banco. Alguien nos preguntó si éramos argentinos y nos preguntó que hacíamos ahí. Le dijimos que por problemas y nos dijeron que a ellos los habían corrido también. Resulta que uno de ellos era el hijo de Frondizi. Nos invitaron a comer por ahí y a mi amigo Ubaldo Martínez, íbamos a la casa de él. Recuerdo que yo grababa con él antes que me echaran. Él me enseñó a hacer collares con alambres de cobre y salía a venderlos”.

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