Santiago del Moro: “Cocinar me relaja. Aprendes que todo tiene su tiempo”.
Espectáculos agosto 4, 2023Desde su irrupción en los medios de comunicación hasta llegar a una solidez que le abrió paso a un brillante presente. Santiago del Moro repasó su recorrido en una charla con “Cinco de Copas”.
Ha pasado tan raudamente la trayectoria en la vida de Santiago del Moro que viajar a sus comienzos resulta un ejercicio de largo aliento. Sin embargo, para él representa un hecho rejuvenecedor: “He trabajado toda mi vida pero esto no me vuela la cabeza porque este es un medio muy complicado donde he visto pasar mucha gente. Trato de vivir una vida muy tranquila y en el momento de trabajar se trata de poner toda la carne al asador, pero fuera de eso no es que me siga creyendo el personaje. Sé dividir lo que es mi vida de lo que es mi trabajo, que me apasiona, me encanta pero sé que es mi trabajo y queda ahí, sino se confunden las cosas y te vuela la cabeza. La clave es reconocerse a uno mismo, escucharse, la familia, seguir siendo una persona simple que responde a la vida cotidiana. Por eso tenes gente alrededor que si se te vuelan los patos, te los ubica rápidamente. Trato de rodearme de esa gente. Entendiendo que los 20 o 30 puntos de rating no te los llevas a tu casa, quedan ahí y el día siguiente es un día nuevo en el que está todo por hacer. Trabajando siempre desde ahí. Pensá que acabo de hacer el programa más visto de la tele y estoy en el programa número 1 de la radio. Si yo me creyera eso se me volaría la cabeza, sería un idiota. Por eso pienso en salir todos los días a la cancha y dejar todo mientras se pueda. Y el día que no se pueda más no se podrá pero disfrutándolo”.
“Desde que tengo 11 años supe que quería conducir. El día en que me enteré que iban a poner una FM en mi pueblo me descompuse porque la iban hacer unos pibes más grandes, pero se aburrieron en el verano y medio que la largaron entonces a cualquiera le daban un programa. Recuerdo que con mi primo nos íbamos de la pileta a hacer radio. Desde ahí empecé y nunca más paré. El tema es cómo yo llegaba a la Ciudad para decir que quería ser conductor de televisión. Era demasiado zarpado. Un día me instalé afuera de Muchmusic, como hicimos todos. Dos años estuve haciendo notas como freelance, que era algo que nadie quería hacer y después tuve mi programa propio cuando alguien se ausentó. Cuando estaba en Much ya estaba en decadencia el presentador musical porque aparecía el MP3. Yo sabía que la industria iba a cambiar así que empecé a hacer cosas medio zarpadas para irme de ahí, porque si me quedaba presentando videos iba a pasar como pasaron tantos. Yo quería dar el salto a la televisión de aire y luego fui encontrando mi lugar.
Cuando los pibes jóvenes me preguntan un consejo, pese a que no me gusta dar consejos porque la experiencia de cada uno es distinta, les digo que la suerte te tiene que encontrar laburando. A mi la palabra que me gusta mucho es acción, trabajar, que se respeten todos los trabajos, de hecho yo he pasado por todos lados. No hay trabajo chico o grande, está en uno cómo lo hace. Ya sea que tengas un programa de radio que le hables a dos personas o dos millones, no importa, tu compromiso es el mismo. Es la dedicación y el respeto al trabajo”, evoca el conductor de El Club del Moro en La Cien.
En esa línea, se permitió su propia receta: “Admirar mucho a alguien termina siendo como un problema porque la imitación es un suicidio, porque alguien te termina fagocitando. Mejor es trabajar sobre vos para construir un estilo. Los grandes conductores tienen un estilo propio que te pueden gustar o no. Obvio que todos hemos sido influidos por los conductores geniales que pasaron y acá tenemos gente muy importante. Yo el otro día le dediqué el Martin Fierro a Silvio Soldán que luego me mandó un mensaje hermoso para agradecerme. Lo pensé cuando iba a conducir la ceremonia por la gente tan importante que pasó por ahí, con grandes conductores que pasaron por ahí: Cacho Fontana, Silvio, Larrea y unos cuantos más. Y algunos todavía están vigentes y siguen trabajando. Y yo les debo la gratitud porque me marcaron el camino. Creo que uno nunca se recibe de conductor, cada año te va dando más aplomo en cada programa. Y trato de imprimirle lo mío a cada programa y cuando es el momento indicado lo suelto porque ya no puedo aportar más nada. Cada uno se va descubriendo y tal vez te das cuenta que tenes cosas de muchos”.
“Yo al Martin Fierro no lo iba hacer pero por cosas que pasaron lo terminé haciendo. El canal me lo ofrece sólo. La realidad es que me cuesta mucho co conducir porque imaginate que vas conduciendo a 200 km por hora y uno con cada mano en el volante. Es muy difícil porque es una ceremonia que dura 4 horas y media, la tenes que ir llevando. Y uno cuando es conductor va manejando los climas, sabe cuando apurar y cuando no. Así trabajé toda la vida. Al final, en este Martin Fierro salió todo bien. En un momento antes de salir al aire, el productor me dice que hay una posibilidad de empate. Entonces quedé desorientado. El productor me dijo que no me preocupara y que si se daba eso que lo llame a (Luis) Ventura. Lo que pasa es que los que empataron fueron de la ficción, que fue uno de los últimos premios. Y a medida que iba pasando la hora, la gente se iba poniendo más borracha, y yo no sabia eso porque estaba sobrio. En una fiesta donde todos toman cuando pasan 2,3,4 horas la gente está más arriba, más feliz. Y cuando empatan las ficciones yo veo que vienen 14 de un lado y 34 del otro, ahí me pregunté cómo hago para que hablen rápido todos ellos cuando eran la 1 y pico de la mañana. Pero al final salió todo bien. Tal vez debió haber empezado una hora antes la transmisión, terminó muy tarde”, revela Del Moro.
A la hora de volver el tiempo atrás, el conductor detalla: “Mi primer programa propio en Much lo tuve en el 2001 con toda la crisis, con lo cual el contenido de lo que hacíamos era una sátira de ese contexto. Nosotros hacíamos Escalera a la nada cuando en ese momento existía Escalera a la fama. Todo era la contracultura y el enojo de lo que era ser joven en un país donde todo explotaba y todo el mundo se iba. Recuerdo que cuando entré a trabajar, la primera temporada que hicimos nos llevamos monedas distintas a la Costa. Parabamos en los peajes y no sabíamos si pagar con lecops, con patacones o con lo que sea. Todo era un caos. Fruto de ese caos salió el canal. Fue una escuela de televisión porque hacía cuatro horas de vivo, entonces me dio un training de entrada que fue muy bueno”.
“El conductor tiene que saber las líneas del programa, nunca te puede ganar el programa. Y lo que busco mucho cuando conduzco es que se luzca mucho la gente que tengo al lado. Me interesa que la gente que tengo al lado tenga su momento donde se pueda desarrollar. A algunos le salen más otros menos. Lógico que cada programa tiene su tono y lo encuentro desde la música que elijo para entrar, desde la ropa que me voy a poner. Es decir, voy buscando diferentes cosas que me ayuden a trabajar. Hay otros conductores a los que no les importa nada. Pasa que yo trabajo de la manera en que me ayuda”, sostuvo.
Pero Del Moro también se hace lugar para abrir secretos de la profesión: ”Me gusta tener en el panel gente que proponga, recuerdo cuando tenía a Brancatelli en Intratables y era un fenómeno como disparador. Después hay gente que le puede gustar y gente que no, pero vos cuando tenes gente que trabaja en el panel que son compañeros porque la palabra panelista puede sonar despectiva. O sea, gente que cuando vos abrís el juego, que proponga cosas, se ponga a jugar”.
A propósito de su experiencia en Masterchef, Del Moro señaló: “Me encanta la cocina porque yo soy muy ansioso, la cocina me conecta con el aquí y ahora. Cocinar me relaja. Aprendes que todo tiene su tiempo. Yo iba hacer otro programa y justo me propusieron ese porque era lo único que se podía hacer en la pandemia, porque era un programa que no era del canal, que era una coproducción externa. En su momento fue divino. Cuando los productores me vinieron a preguntar que me parecía Wanda (Nara), les dije que tenía todo para hacerlo. Como era un programa grabado tenes mucha red, no es en vivo, entonces para dar tus primeros pasos está bueno porque podes probar distintas cosas que si salen mal te van a contener”.
En relación al boom de Gran Hermano, precisó: Era un programa que había sido muy popular que primero le fue muy bien pero después no, por eso se fue de Telefé. Es un programa que ante el mercado quedó muy lastimado. Es decir, los auspiciantes y la gente que ponía plata, hace un gran esfuerzo. Es un programa caro de hacer porque es un programa que tiene dos estudios y uno de ellos no para nunca de trabajar. Necesitas armar tres equipos para funcionar las 24 horas durante los 5 o 6 meses que dura el programa. Tenes horas extra, tenes fines de semana, tenes feriados, todo de corrido hasta que termina. Y antes de iniciar, como los auspiciantes no querían invertir, no daban los números. Entonces nos reunimos y fui a unas convenciones de agencias de publicidad en un evento que se hizo en las Cataratas el año pasado a decirle a los clientes que confiaran. Pasa que ellos no querían quilombos arengados desde afuera. No querían gente trepando por los tapiales o escapando. Les dije que íbamos hacer un programa respetando las reglas, que se iba a relanzar. Luego empezaron a sumarse a tal punto que terminamos con lista de espera. Mucha gente me decía porque no la picaba más, y si bien en dos minutos la hubiera hecho picarse, la verdad que no era lo que queríamos transmitir. O sea, todo lo que pasara dentro de la casa era válido, pero desde afuera quería proteger a la casa. Yo traté a la casa como me hubiera gustado que me trataran a mi. Traté de contenerlos, de ser lo más justo que pude ser. Pensa que adentro había una mamá con tres chiquitas y se quedó todo el certamen. Lógico que el que no quería estar se podía ir. Pero yo opté por no destruir desde el afuera porque ellos ya tienen mucho desde el adentro para sobrevivir en el juego. Están completamente aislados. Yo estuve un ratito, dos veces, y perdes la noción de tiempo y espacio”.
Por último, para Del Moro “Marcos no es que ganó, robó en la final, de los 8 millones y pico de votos que hubo para los 3, él tuvo cerca de 5 millones. Contra eso no se discute nunca. Para mí lo que tuvo Marcos es que la gente premió sus valores porque nadie puede fingir o actuar mucho tiempo ahí. Las cámaras te desnudan, es muy difícil. Es un ganador nato, absoluto”.