Silvia Barrera: “En Malvinas dejamos el amor por las islas”
Sociedad noviembre 25, 2025La instrumentadora quirúrgica y veterana de Malvinas contó sus vivencias en la guerra contra Inglaterra y cómo llegó a ser parte del ejército.
¿Cómo empezaste como enfermera, después fuiste instrumentadora, ¿cómo arrancaste los inicios?
En realidad, yo me recibí de instrumentadora quirúrgica en el año 80, en el hospital de Agudos Ramos Mejía, acá en la capital, y entré a trabajar en el hospital militar central, perdón, yo me recibí en el 79 y en el 80 entré en el hospital. Así que me acabo de jubilar, cumplí 45 años trabajando en el hospital, y en 1982 me ofrecí para ir como voluntaria a la guerra de Malvinas junto a cinco compañeras más. Nosotras somos seis, todas instrumentadoras quirúrgicas, somos personal civil del ejército, trabajábamos todas en el hospital, y en 1982, primero que no dejaban estudiar instrumentación a los hombres, así que todas las instrumentadoras del país éramos mujeres, y en el ejército no se dejaba ingresar a la mujer todavía, así que no había mujeres dentro del ejército, por eso a la superioridad no le quedó otro remedio que pedir quién quería ir de voluntaria, y ahí nos ofrecimos nosotras, nosotras elegimos ir a la guerra de Malvinas, así que nos ofrecimos, y cuando, después de mucho batallar, la superioridad decidió mandarnos, era el 7 de junio.
Vos estuviste ahí en el Irizar, ¿verdad?
Claro, nosotras íbamos al hospital de Puerto Argentino, que en realidad se llama CIM (Centro de Interfuerzas Médicos Malvinas), nosotros le decimos Hospital de Puerto Argentino, íbamos destinadas ahí, nosotras salimos de acá de Buenos Aires a Río Gallegos, en Río Gallegos nos encontramos con que no nos habían dado las cosas básicas, por ejemplo, la ropa, la ropa de invierno, llegamos con 4 grados bajo cero con ropa de verano.
Todo diseñado para el hombre.
Claro, todo diseñado para el hombre, con ropa de hombre, porque al no haber mujeres no había ropa de mujer, así que medias disfrazadas, con lo que pudieron conseguirnos en el comando logístico, y así partimos rumbo hacia Malvinas, los primeros momentos ahí en Río Gallegos fueron complicados, porque no nos habían dado documentación que diga que íbamos a Malvinas, así que nos encontramos un poco solas, así que las primeras horas fueron un poco complicadas para nosotras, porque los hombres básicamente no nos dirigían la palabra, no nos hablaban, también hay que comprender un shock de ver las primeras mujeres vestidas de verde.
¿Qué te decidió en ese momento? ¿Qué fue una decisión tuya sola, con la familia, o te tiraron un zapato cuando dijiste me voy a Malvinas?
No, no, nosotras nos dieron, cuando vino el mensaje militar, nos dieron tres horas para pensar quién quería ir a Malvinas, éramos unas treinta y dos más o menos, y solamente nosotras seis nos ofrecimos como voluntaria. Y tomamos la decisión en esas tres horas, ahí nos dieron tres horas más para ir a avisar a casa, comprar las cosas que necesitábamos y volver al hospital para salir a Malvinas, así que la decisión fue totalmente nuestra.
Y allá, bueno, obviamente, a ver, es otro tiempo, es otro contexto, no podemos comparar con la actualidad, había pocas cosas, yo me acuerdo que había, todavía estaba creo que en tele, en ese momento no estaba ni privatizado, bueno, no hablamos de internet, la NASA en ese momento. ¿Cómo fue el llamado a tu casa? ¿O fuiste personalmente y dijiste me voy a Malvinas?
Bueno, es que el hombre se va con sus pocas cosas, nosotras las mujeres, y sobre todo nosotras que éramos tan jovencitas, necesitábamos toda una parafernalia de cosas de perfumería, porque no sabíamos dónde íbamos a ir, en qué lugar íbamos a estar, así que nos dieron tres horas para ir a aprovisionarnos de cosas de, básicamente de sanidad, ¿no? Y avisarle a la familia y volver al hospital.
Allá en Malvinas ya instalada, digamos la guerra en curso, una pregunta doble va a ser, ¿no? ¿Qué dejaste allá y qué te trajiste de allá en Malvinas?
En Malvinas, no dije nada en Malvinas, porque nosotras, por esas improvisaciones que hubo, dentro de lo que es la estrategia de Malvinas, se olvidaron de que nosotras somos personal civil, entonces nos tendrían que haber dado grado militar, y como no quisieron darnos el grado militar a las primeras mujeres del ejército, tampoco nos pudieron dejar bajar, porque en una zona de guerra el personal civil no puede estar, en realidad era un problema de género, porque había civiles dentro de lo que eran las islas. Estaba el personal de Entel, el personal de Correos, el personal de Vialidad, el personal de YPF, así que había un montón de personal civil que estaba sin grado. Lo que pasa es que nosotras, al ser mujeres, llegamos y el hospital no estaba preparado para nosotras, para recibirnos a nosotras.
Entonces decidieron que nos quedemos a trabajar a bordo del Irizar, que en ese momento estaba armado como buque hospital. Así que nosotras allá lo que dejamos fue creo que el amor por las islas, y nos trajimos todo el amor de nuestros pacientes, de nuestros camaradas que nos acompañan todavía hoy.
¿Llegaste a encontrarte después de tantos años que han finalizado el conflicto con alguno de esos pacientes?
Sí, yo me jubilé hace un mes y hasta ahora los sigo viendo porque siguen siendo mis pacientes. Es el lugar del buque para trabajar. Así que cada una de nosotras tiene sus pacientes preferidos, con los que entablamos nuestra amistad. Fuimos a sus casamientos, conocemos a sus esposas, a sus hijos, y ahora son hijos.
Ahora, hubo una injusticia muy grande, yo lo vi de adentro de esto, un 9 de julio, cuando se fue el desfile militar, que no pudieron desfilar las veteranas. ¿A ustedes les dejaron?
Soy la única veterana de guerra que tiene derecho a desfilar. Las mujeres que no pudieron desfilar son las que vivieron en el continente, no son consideradas veteranas de guerra, por eso no las dejaron desfilar. Solamente los desfiles son para los veteranos de guerra reconocidos y los que estuvimos en las islas.
Y de tus compañeras que estuvieron en el Irizar, ¿también están consideradas veteranas?
Sí, consideradas veteranas somos 16. Tres señoras que no son operativas, que fueron los primeros días durante las tratativas diplomáticas. Seis chicas que, bueno, yo digo chicas, pero son señoras.
Seis chicas que son de la Marina Mercante. Hoy es el día de la Marina Mercante, así que hoy es su día. Ellas son radioperadoras, no son personal de sanidad.
Una sola enfermera de la Fuerza Aérea que cruzó con un Hércules, estuvo media hora en Malvinas y por eso es considerada la única mujer que pisó Malvinas porque es la única que estuvo media hora, se bajó del Hércules, recogió los heridos y volvió al continente. Y nosotras seis que somos las que estuvimos más tiempo, somos las que estuvimos, somos las únicas que estuvimos bajo bombardeo continuo en las islas.
Cuando estuviste allá seguramente viste cosas que no vamos a hablar, que son los heridos. El primer herido que vos dijiste, este es mi primer paciente que atendiste. ¿Tenés recuerdo de ese soldado, de ese veterano hoy?
Sí, el primer soldado, por supuesto, los que ya venían operados desde el hospital de Puerto Argentino, los operaban en el hospital y los trasladaban una vez que estaban en condiciones de ser evacuados al Irizar. Así que la primera tanda fue una tanda grande de soldados que estaban ya operados, así que son los que primero atendimos. Con el correr de los días, nosotras estuvimos allá los días de los peores combates, que fueron el 11, el 12 y el 13 de junio.
Entonces el hospital de Puerto Argentino colapsó y ahí nos empezaron a traer ya los heridos directamente a nosotros. O sea, nosotros los recibíamos, había que bañarlos, cortarles la ropa, que tenían las heridas y prepararlos para la cirugía. Así que los primeros heridos fueron digamos los más fáciles porque eran los que ya venían con su tratamiento, solamente les hacíamos las curaciones posoperatorias.
Los complicados fueron los días 11, 12 y 13 en que nos tocó bañarlos y prepararlos para hacer las cirugías y después las posteriores curaciones.
Ahí cuando tenés, yo dije en el inicio, que la enfermera aparte de curar o ayudar en la curación, tenía esa posibilidad de darle la mano al paciente en algún momento de su estadía o en la cama o en el quirófano donde sea. ¿Qué se te dice en ese momento en 1982, en el conflicto? ¿Qué sentiste en ese momento cuando le agarraste la mano a un paciente X?
Para nosotras la instrumentadora forma parte del equipo quirúrgico. Nosotras estamos básicamente encerradas en el quirófano y tenemos poca charla con nuestro paciente. Los pacientes nunca saben quién fue su instrumentadora y cuando llega, se hace la cirugía y el paciente se vuelve a la habitación.
La que contiene, la que da de comer, la que hace la cama, la que ayuda a ir al baño y la que escucha al paciente es la enfermera. Entonces allá nosotras lo que más nos costó fue cambiar nuestra cabeza de rol y básicamente nos dicen enfermeras de Malvinas, pero en realidad nosotras somos instrumentadoras, pero allá nos tocó más hacer esa contención de esos soldados y escucharlos. Al principio el soldado viene muy golpeado por todo lo que vivió.
El clima de Malvinas realmente y soldados, hombres muy jóvenes que se encontraron con que sus compañeros habían muerto o habían visto heridas a los que nosotras estamos acostumbradas, pero ellos no. Entonces venían muy encerrados en sí mismos entonces nos tocó escucharlos en lo que ellos nos querían contar.
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