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Silvia Pérez: “El pilar de mi actuación me lo dio Olmedo”

Personalidad Destacada junio 3, 2018

En "Entre Bambalinas", la actriz recordó al humorista rosarino, hizo hincapié en sus experiencias de vida y habló de los trabajos actuales.  

Por Johan Talarico

 

    “El pilar de mi actuación me lo dio Olmedo”. Silvia Pérez, en “Entre Bambalinas”, fue protagonista de una extensa y enriquecedora charla, que incluyó anécdotas, reflexión y actualidad.

     Mediante una excelente y placentera hora, habló de sus viajes a la India, recordó a Alberto Olmedo y contó particularidades de la obra en la cual es protagonista: “El Ocaso de un Estafador”, versión libre de la pieza de “Juan Gabriel Borkman”, de Henrik Ibsen. De la producción se encarga Juan Iacoponi, mientras que la dirección está en manos de Marcelo Velázquez.

     Además, se refirió a su último producto bibliográfico, que se titula “Autogestionar la felicidad”, que lo presentará en la Feria del Libro, el próximo 15 de junio, y dio detalles sobre algunas de sus experiencias de vida. En su currículum, cuenta con otros tres libros: “El camino del medio”; “El arte de encontrar a Dios” y “Nunca digas nunca”.

     En el trabajo teatral, la actriz desempeña su labor junto a Edgardo Moreira, Mónica Salvador, Denise Gómez Rivero y Alejo de Santis. La historia se ubica en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. El 9 de abril de 1940, los comandos nazis se meten en Noruega, y allí, se quedan con el hierro. En consecuencia, rompen la neutralidad de la nación escandinava en el gran conflicto bélico.

     Quien explota el mencionado mineral es la empresa que mueve a Borkman, un hombre dedicado a los negocios bancarios, a que soñara con una inversión de dividendos exorbitantes y que estafara a todos aquellos que le dieron su plata. Así las cosas, un estafador que luego fue estafado por un factor más grande: el nazismo.  

       En televisión, la entrevistada desempeñó su rol en “Frac, humor para la noche (1976)”, “Los hijos de López (1979)”, “Los hermanos Torterolo (1980)”, “Operación Ja Ja (1981 y 1982)”, “No toca botón (de 1983 a 1987)”, “Amo y señor (1984)”, “Zapping” y “Shopping Center (1988)”, “Su comedia favorita” e “Hiperhumor (1989)”.

       Entre otras labores, también estuvo en “Socorro, sobrinos (1991)”, “Son de diez” y “Zona de riesgo 2 (1992)”, “Nano (1994)”, “Como pan caliente (1996)”, “La niñera (2004)”, “Saludarnos (2005)”. En 2006, estuvo presente en “Cuentos clásicos de terror”, “Soy tu fan”, “Amo de casa”, “Hermanos y detectives”, “Un cortado”, “Acompañantes” y “Casados con hijos”.

       Con el transcurso de los años, aportó sus conocimientos en “Aquí no hay quien viva” y “Socias (2008)”, “Mitos, crónicas del amor descartable” y “Los exitosos Pells (2009)”, “Botineras (2009/2010)”, “Los únicos” y “23 pares (2012) y “Dulce amor (2012/2013)”.

       En la pantalla grande, tuvo fabulosos desenvolvimientos “Las muñecas hacen pum (1979)”, “La discoteca del amor (1980)”, “Cosa de locos” y “Abierto día y noche (1981)”, “El telo y la tele” y “Sucedió en el internado (1985)”, “Las minas de Salomón Rey (1986)”, “El Manosanta está cargado (1987)”, “Atracción peculiar” y “El profesor punk (1988)”, “Cara de queso (2006)”, “Tetro (2009)” y “Onda su onda (2016)”.

       Ya en los escenarios, hizo su aparición en “Intrusos (1985)”, y luego, se afianzó en “El bicho tuvo la culpa” y “El negro no puede (1986)”.

      Después, trabajó en “Éramos tan pobres” y “Los días felices (1987)”, “El último pasaje (2006)”, “Secreto entre mujeres (2008)”, “El último pasaje (2009)”, “Monólogos de la vagina”, “Cuentos de la India” y “8 mujeres (2011)”, “¿Te acordás de los 80? (2012)”, “Las cosas por su nombre” y “Nunca digas nunca (2014)”, “Big bang show (2015)” y “La restauración (2016)”.

      Si de grandes actores se trata, coincidió con artistas de la talla de Rodolfo Bebán, Susana Traverso, Javier Portales, Mónica Gonzaga, Beatríz Salomón, Gianni Lunadei, Divina Gloria, Norma Pons, el recordado Gogó Andreu, César Bertrand y Ricardo Darín.

     Durante el primer tramo de la nota, Silvia se acordó de las vivencias junto al prestigioso humorista rosarino y dijo: “lo que hacíamos era espontáneo, no te dabas cuenta”. En los instantes siguientes, recalcó que, una vez, bajaron del escenario y todos lloraban de la risa. “Él se dio vuelta y nos preguntó: ‘¿Por qué se ríen tanto?’”, agregó.

      En cuanto a la obra de la que es parte, hizo hincapié en las virtudes y destacó la importancia del mensaje que da. “Es un gran drama. Me llamó la atención el comportamiento humano, que se repite a lo largo de la historia y la vida”, aseveró, y en ese sentido, remarcó que se habla “de las mismas cosas que sucedían antes” y que hoy en día son actuales y están “a flor de piel”.

     “La mentira, el engaño, la estafa, la ambición y la codicia”, enumeró. “Lo que muestra la pieza, para mí, es muy importante por el sufrimiento que trae todo esto”, conjeturó. A continuación, Pérez dejó en claro la función esencial del teatro y apeló a las emociones. “Es un lugar maravilloso, donde pensás y reflexionás. A cada uno le pasará algo, pero nos tocará de cerca ya que es lo que vivimos”, señaló, y nombró a “la conducta humana”

      Acerca de los días y horarios en los que se desarrolla la trama, la actriz anunció: “estamos los martes y miércoles a las 20:30 en el Cultural San Martín. Es una oportunidad increíble esto de que me llamaran para que trabajara”.

      Sin embargo, y con la sinceridad que la caracteriza, reveló sus objetivos y deseos. “Lo que más quiero es disfrutar del laburo. A esta altura de la vida no hay que mostrarle nada a nadie”, enfatizó.

      Respecto a la etapa que en estos tiempos atraviesa,  Silvia especificó las actividades que realiza y expresó sus horizontes. “Hago un programa en Radio Nacional. Este es el segundo año y se llama Corazón Valiente”, resaltó, y acto seguido, añadió que, en el espacio radial, promueve a que se enlacen “los valores humanos” con los acontecimientos actuales y que se incentive a la gente “para que se tome conciencia del respecto y su práctica”. 

       Como si fuera poco, también ocupa un lugar en Radio U.B.A. “Estoy desde hace tres años en ‘Tesoros Escondidos’. Ahí, jugamos a la búsqueda del tesoro, los valores que están dentro nuestro”, advirtió.

      Por otra parte, y en relación a sus aventuras en territorio hindú, hizo referencia a su encuentro con Sai Baba y puso énfasis en las situaciones insólitas de las que fue testigo. “Mi primer viaje, en 1993, en las habitaciones no había nada y salíamos al pueblo”, explicó, y al mismo tiempo, asumió que alquilaban “colchones”, y si “había posibilidades”, una cama.

      No conforme con ello, aclaró: “Comprábamos los artículos de limpieza y limpiábamos todo. Me tocaron experiencias más que duras”. En el acto, asimiló que fue “un punto de inflexión fundamental” dado que perdió un poco la presión de las obligaciones. “Me quedé con el ser. Con mi hija somos unidas”, sentenció.

      En lo referente a sus extraordinarias reliquias literarias, se detuvo por unos minutos en una de ellas: “El camino del medio”, al que analizó y con el que apeló a los sentimientos. “Lo relaciono con la necesidad de que se lleven a cabo cosas y que no nos vayamos a los extremos”, puntualizó.

        A su vez, y en continuidad con sus argumentos, exclamó: “que se escuche el ritmo de la vida, aquello que propone, que nos conciliemos con ello y no ir en contra de lo que viene”.

       Según sus fundamentos, consideró que el medio es lo que se desea, que es el equilibrio. “Hay que balancear el goce, el disfrute, la aceptación de lo que no nos gusta, el aprendizaje”, formuló. “No pensemos en el éxito y que nos quieran todos. Cuando uno se saca esa carga y está más liviano, disfruta más”, estableció.

       Sin lugar a las especulaciones y con convicción, sintetizó que el fin es el gusto por lo que se hace, aunque se necesita una “recompensa económica” para la subsistencia. “A veces hacemos las cosas mejor, otras peor y oímos las críticas de aquellos que nos quieren”, enunció.

      Más adelante, cuando se le consultó por los horizontes que persigue, la prestigiosa artista respondió: “los programas que hago son de educación, que es lo que nos salvará a los seres humanos de los que nos ocurre en los ámbitos político, económico y social”.

       A través de la cálida y jugosa  ida y vuelta, Pérez se tomó una corta cantidad de minutos y marcó las virtudes sobresalientes de quienes habitan la India. “Allí te miran a los ojos siempre. Tienen el concepto, desde que nacen, de que todos somos parte de la creación y no importa el aspecto que tenemos”, citó.

      “Para ellos, somos todos lindos. Aceptan y luchan contra la situación de extrema pobreza”, replicó. Para más datos, la invitada esbozó que los hindúes reconocen “las condiciones en las que están”, tienen una maravillosa actitud de vida y solidarios.

       En el final, Silvia no se olvidó del día que la solicitaron para que participara en el drama en el que se encuentra y concluyó con aspectos peculiares y complejos de su vida. En primer lugar, respondió: “un día de diciembre me llamó Juan Iacoponi y me relató el proyecto entero. Le dije que me enviara el libro pues me encantaba la propuesta”.

       “Después supe que Marcelo Velázquez me había nombrado. Así llegué y formo parte de este grupo espléndido”, asintió. Sin vueltas, esgrimió que, en el momento que le propusieron el Centro Cultural San Martín, se calificó como una afortunada.

      “Por sobre todas las cosas, estoy agradecida de que me convocaran. Mi personaje es demasiado sufrido y muy manipulador”, reconoció, y enseguida, contestó que hay “un círculo de estafas y engaños” del que todos son cómplices.

       En segundo término, y en lo que atañe a los sucesos relevantes de su vida, confesó: “cuando quedé embarazada, sabía que me separaría. Entonces fui al médico y le dije que a mi hija la tendría. Nunca pensé en el aborto. En mi primer vuelo a la India, no tenía ganas de vivir”. Con algo de nostalgia, estableció que cargaba con un sentimiento que no se lo deseaba a “nadie”.

       “Con el Negro veníamos de una vorágine importante, y de repente, se paró. Tuvo que ver con un punto de encuentro”, reiteró. “Tenía trabajo y crié a mi hija sola. Jamás elegí un programa y siempre agradecí que me llamaran”, cerró.  

 

*Podés escuchar “Entre Bambalinas” los sábados, a las 13 horas, por Radio Zónica. 

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