Lunes 8 de Septiembre de 2025 - 7:12:04 pm

Ulises Apostolo: “Al tercer día te das cuenta que extrañas mucho más a un vínculo que a un celular”

Espectáculos septiembre 4, 2025

El finalista de Gran Hermano 2025 contó cómo surgió ir y vivir en la casa más importante de la Argentina.

 ¿Qué está pasando con vos en este tiempo? ¿Quién está siendo Ulises en este momento?

Bueno, Ulises sigue siendo aquel que busca todos los días una aventura. Yo de chico tuve la lógica de romper con el status quo. Ya digo de mi familia o de la sociedad en la que viví.

Todos saben que vengo del interior del interior. Del interior. Le he hecho mi frase de cabecera. Y ese interior del interior tiene la lógica de ser un pueblo de 9.000 habitantes. En donde son todos muy trabajadores. En donde se labra y se forja una tierra para que después la producción haga lo que es Córdoba.

Que es una de las tierras más productivas de la Argentina. Y en donde yo tuve la virtud o la suerte de que mis padres me dieron a estudio. Porque yo no tuve que trabajar, no me tuve que forzar tanto. Como si se forzó mamá o como si se forzó papá para una vida de mucho trabajo.

Yo empecé ingeniería. Empecé ingeniería civil pensando que como mi hermano iba a ser un poco más fácil la carrera, que iba a ser los números, que iba a sumar y restar.

Y después la verdad es que me di cuenta de que no me hacía feliz sumar y restar. Y que tenía que meterme en una carrera que fuera con lo mío, que es las humanidades. Y entonces estudié ciencia política, que es una carrera hermosa de las disciplinas sociales.

Y que nada tiene que ver ser politólogo con ser político. Lo he aclarado muchas veces. Yo no soy candidato. Ni lo fui, ni por lo pronto lo soy. Y mucha gente me juzgó en un show.

 

¿Cómo ves el escenario de tu vida? Si vamos un poquito para atrás. Vamos a ir un poquito para atrás. Cuando eras chico, ¿no? Vamos a Ulises chico. Ulises, vamos a llevarte con la memoria emotiva a cuando eras un niño. Y estabas en tu pueblo con tus hermanos, tu mamá y todo. ¿Qué imagen te trae ese niño al que fuiste?

Sí, bueno, a mí mucha felicidad. Yo creo que después de los 17, 18 años uno empieza a tomar decisiones propias. Porque hasta entonces tomas las decisiones que te imponen. Quizás o que la sociedad más o menos supone que uno toma. Tengo un buen recuerdo sobre la infancia. Una infancia en un pueblo en donde se duerme con las puertas abiertas y sin llave. Una infancia en donde salgo a andar en bicicleta y no corro peligros. Una infancia en donde no tenemos un shopping al alcance de la mano.

Pero si tenemos un pueblo seguro. Si tenemos el río. Y tenemos una plaza en donde nos juntamos con amigos y amigas. No se tiene una universidad. No se tiene un shopping. No se tiene grandes conglomerados de industria. Pero se tiene una infancia sana en los pueblos.

 

¿Qué le dirías a ese niño que fuiste en ese momento?

Bueno, que siga para adelante. Que los desafíos que la vida planteaba para un niño como Ulises, que veo ahí, pronto se van a desandar. Pronto se van a desatar.

Pronto van a volverse parte de los recuerdos. Mirá, yo tengo la lógica de no mirar tanto para atrás, San, porque miro siempre para adelante. Pero, digo, tenemos la lógica de mirar para adelante, ¿viste? Como caballos y darle para adelante y no mirar tanto para atrás. No suelo ser nostálgico. Así que todo lo que ha pasado ha sido parte de la construcción que me llevó hasta el hoy.

 

¿Qué enseñanza te dejó GH a vos?

¿Qué enseñanza me dejó? Yo que considero que es tan importante las redes sociales y el celu, que considero que es tan importante la computadora y la comunicación directa y que no puedo vivir sin el WhatsApp, lo que menos se extraña cuando uno está aislado y cuando uno está encerrado es la tecnología, lo que menos se extraña. Y no se extraña la información ni la tecnología. Lo que se extraña son los vínculos.

Yo extrañaba mucho a mamá, extrañaba mucho a mi familia, extrañaba mucho a mis sobrinos. Me extrañaba yo trabajando, levantándome a las nueve a laburar y no por ahí a pelear. Se extrañan los vínculos. Cuando a uno le sacan el celular lo extrañas un día, dos días, tres días. Y al tercer día te das cuenta que extrañas mucho más a un vínculo que a un celular.

 

¿Cómo fue que dijiste, a ver, voy al casting, voy a Gran Hermano? ¿Vos ya lo tenías pensado?

Fue surgiendo. Empezaron a hacerse los castings. Y yo, a ver, chiqui, ¿lo que podemos hacer? A ver, no decimos que me encuentre en Buenos Aires, por allá. Y fue un casting en donde, al ser federal este programa y a convocar a todas las provincias, había un carro que entonces iba por las provincias.

 Y te subías ahí arriba y así estuvo. Bueno, un minuto tenías, 59 segundos. Y me subí al carro que fue a Córdoba. A dar una vuelta, porque en realidad yo salí de la oficina y me subí al carro ese a dar una vuelta. Y resulta que pasé una etapa. Y ya pasé la segunda, y ya pasé la tercera, y ya cuando pasé la cuarta ya se tornó un poco más serio. 

Pero realmente inconsciente, inconsciente porque quizás no estaba yo preparado, lógica, anímica, emocionalmente no hubiera tenido el trabajo. Ahora, si vos esperás estar tan preparado, San, la vida se te pasa.

 

Y creo que a vos te pasa eso. En la magia, en las cosas que tienen que ser. Indudablemente esto tenía que ser, y tenía que ser para vos. Porque, a ver, haber pasado los castings que pasaste, haber llegado a Buenos Aires, y haber entrado a Gran Hermano, me parece, y ser finalista, me parece que es una experiencia, no sé, única, no sé cuál es tu mirada hoy, ¿no? Pero una experiencia muy importante de vida…

Totalmente, totalmente. Por eso te digo, no sé si fue una decisión, fue lo que fue pasando. Y así las cosas en mi vida fueron surgiendo. Ósea, me voy subiendo a Bondi y después hay otro escalón, y bueno y dale. Y no miro para atrás, San. Yo no miro para atrás.

Yo me pongo las ojeras y voy para adelante. No miro a los costados tampoco. No suelo compararme. Yo tengo mi propio camino. Ninguno de mis amigos es licenciado en ciencia política como yo. Ninguno en mi pueblo de 9,000 habitantes es licenciado en ciencia política como yo.

Hay muchos contadores, hay muchos doctores, hay bastantes abogados. Nadie es politólogo. Y en mi vida, y en mi familia, y en el entorno cercano, nadie entra a Gran Hermano. Y nadie se ha puesto pupera. Y nadie se ha puesto un pantalón de colores. Yo estoy dispuesto a innovar y a seguir siendo el único dentro de mi contexto de romper las estructuras.

 

Volvamos a Gran Hermano, ¿no? Bueno, tuviste una exposición de siete meses, mucho tiempo. Tu familia te acompañó porque hubo momentos que vino tu mami a estar con vos. Todo es, si vos tenés que hacer un recuento de todo eso, ¿no? Las emociones fluctúan permanentemente. Te tenés que reencontrar todos los días. ¿Qué les podías decir a los oyentes?

Bueno, que es bastante congruente la mirada que yo tenía dentro de la casa con lo que sucedió fuera, ¿no? Yo creo que tuve una primera instancia en donde fue un poco un personaje, si se quiere, o en la forma personal mía un poco más agresiva, que es lo que se necesita para destacarse. Nosotros entramos 24 personas, entre las cuales, San, había personas que eran actrices, otras fueron bailarines, otras eran ex, otras venían de esta vuelta, otras de otra.

Yo venía de mi pueblo, con una mano de adelante y otra de atrás, dos remeras, me acuerdo patente, una blanca y una negra, una malla que estaba rota en el entrevero, o sea, un desastre.  Digo, ¿qué es lo que hay que hacer acá para destacarse? Porque una vez que uno se destaca ya puede consolidarse, ya ver, otra cuestión. Pero como cada domingo nosotros teníamos una votación y cada domingo te pueden sacar.

Y entonces ese primer mes, que fue un poco más gracioso, y después ya se tornó un poco más gracioso, cuando yo me encontré un poco más cómodo, en la comodidad de la casa, que la gente me abalaba, y entonces empezó ya la gracia del cordobés, porque tiene eso de defenderse con los dientes, pero también de ser gracioso.

 

Así que qué bueno este paso tuyo, en Gran Hermano, y cómo saliste esto de ser finalista. Y viviendo en Córdoba y viviendo en Buenos Aires, o sea desde las dos puntas, desde el interior del interior hasta hoy que estás viviendo en Buenos Aires, ¿qué es lo que sentís que te está pasando durante todo este periodo?

Bueno yo creo que es un descubrimiento continuo, el descubrimiento de decir, ¿qué tiene esta ciudad para darme? ¿qué tiene esta ciudad para yo darle? ¿qué encuentra diferente Buenos Aires en uno más que viene del interior? Porque todos los del interior venimos a descubrir la vida de Buenos Aires, esto es así. Y entonces yo me descubro pensando qué puedo dar, en qué puedo destacarme, qué cosa hago yo que no hacen los demás, porque esto es así. O haces algo peculiar, o una ciudad como es la ciudad de la furia, tiende a correrte.

Lo que digo es que, dentro de los medios de comunicación, si uno quiere ser farandulero es una cosa, si quiere ser actor es otra, si quiere bailar es otra, y para entonces hay que prepararse, que es lo que estoy dispuesto a hacer. Prepararse, estudiar, aprender, yo estoy en una streaming en DirectTV en donde estoy aprendiendo como que en cucaracha te digan algo y vos tenés que seguir transmitiendo con la lengua.

La podés frenar para que te hable el otro. Y eso es todo un aprendizaje que quizás no es en apunte, como yo aprendí toda mi vida, pero si es en la práctica. Así que estoy dispuesto a eso, yo estoy abierto al aprendizaje.

 

 Pero, ¿has tenido conversaciones internas con vos mismo en el cual te has peleado con algunas cosas en todo ese tiempo? Porque por ahí decías, bueno, por acá, no, por allá. Viste que uno tiene conversaciones con uno mismo.

Sí, particularmente yo tenía conversaciones propias cuando me notaba medio cebado. Cuando me notaba muy arriba, me sentaba o me ponía frente al espejo y me decía, baja. Me hablaba a mí mismo, fíjate vos. Y yo me estaba volviendo loco, pareciera. Pero no, es ponerse frente al espejo, mirarse a uno mismo y decir, baja. Y me agarraba la mano, me acuerdo, contra las mesas.

Ósea, sentir los cinco sentidos actuales. La mirada, la voz, la mano, todo para poder conectarme y decir, baja, baja. Y lograba bajar. Y a través de lograr bajar pude consolidarme a través del tiempo. Porque no se trata de estar siempre arriba.

 

¿Tenés algún proyecto para futuro, así de visualizarte con un proyecto de familia o con un proyecto de consolidar algo, o por ahora estás con el proyecto laboral?

Lo cierto es que yo estoy muy concentrado en el trabajo, pero uno no puede verse, no me imagino una vida solo. Por ahí la vida me sorprende. ¿Quién te dice, San? Y me invitan a vivir a Londres, y yo amanezco en Londres con alguien al lado mío.

 

¿Qué cosas tejerías hoy y qué cosas no tejerías hoy?

Yo tejería mucho la solidaridad. Yo creo que en la Argentina no hace falta solidaridad. Y destejaría el odio. En la pregunta que me hacés, yo tejería la solidaridad que siempre el argentino tuvo, y mucho más en instancias de crisis. Y destejería el odio, el rencor, la discusión, lo elevado de tono. 

Yo he tenido muchas discusiones y he convocado discusiones siempre en este tono. yo nunca he llegado a la violencia, nunca he llegado a la discriminación. Yo destejería la discriminación, el odio y los segmentarios. Y tejería nuevamente la solidaridad. A ver que en el otro hay alguien que quizás piense distinto a mí, pero es un otro. No es un enemigo, es un otro.

 

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